La sustentabilidad se convirtió en un eje central para la industria alimenticia a nivel global. Según un estudio publicado en la revista Nature, los sistemas alimentarios representan el 35% del total mundial de emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero (GEI).
Esto evidencia la urgencia por buscar soluciones innovadoras para bajar el impacto de la actividad y poder alimentar a cada vez más personas de forma amigable con el planeta.
En esta misión, la tecnología es un aliado fundamental. En un sector donde los márgenes son cada vez más acotados y aún persisten barreras culturales, poder implementar soluciones innovadoras resulta indispensable para lograr cada vez más eficiencia y a la vez, facilitar la transición en búsqueda de mejores procesos.
Hoy las empresas de foodtech están liderando este cambio, muy impulsadas por la demanda de los nuevos consumidores, cada vez más interesados por productos más saludables y sustentables. Y los números lo demuestran: según datos del estudio Taste Tomorrow, realizado por la empresa de tecnología para alimentos Puratos, los consumidores no sólo prefieren productos de panadería mínimamente procesados y sin aditivos artificiales, sino que el 28% de ellos está dispuesto a pagar más por ellos. De hecho, el 71 % de los consumidores de todo el mundo compraría más en panaderías donde todo se hornease con ingredientes naturales y 3 de cada 4 encuestados se fija en la información del envase de los productos.
Todo esto da cuenta de una tendencia irreversible. “Vemos que tanto en el mundo como en América Latina hay una mayor demanda de alimentos saludables, con etiquetas más limpias y más sostenibles. Este pedido viene muchas veces de parte del propio consumidor, pero también gracias a políticas de estado que identifican y empujan estas prácticas”, dice Gabriel Galarza, Champion de Sustainability para Argentina, Paraguay y Uruguay de Puratos.
![](https://webmdq-websites.nyc3.digitaloceanspaces.com/wp-content/uploads/2025/02/05222431/PURATOS-GALARZA-1024x683.jpg)
El camino sustentable de la industria tiene sus propios desafíos, especialmente en un contexto económico y cultural complejo como el argentino. La disponibilidad de recursos es una de las principales limitantes, ya que las empresas del sector operan con márgenes reducidos y la implementación de proyectos sustentables suele implicar costos elevados y un retorno de inversión a largo plazo. Sin embargo, algunas iniciativas han demostrado que la sostenibilidad no siempre requiere grandes inversiones, aunque sí esfuerzo y compromiso.
Otro obstáculo relevante es la percepción cultural sobre la sostenibilidad. Muchas empresas y sus líderes la conciben como una serie de acciones puntuales, en lugar de una filosofía de gestión integral. El marco legal también juega un papel fundamental. Actualmente, no existe una normativa sólida que impulse a las empresas a adoptar prácticas sostenibles, lo que dificulta la generación de demanda para proveedores que realizan esfuerzos técnicos y económicos para ofrecer soluciones ecológicas. Esta falta de regulación y de incentivos puede desmotivar a los empresarios que, a pesar de las dificultades, intentan innovar en el sector.
Pilares para el cambio
Para lograr un verdadero impacto, la industria alimenticia debe trabajar en tres pilares fundamentales, según aconsejan desde Puratos. Uso eficiente de recursos: esto incluye la gestión responsable del agua, la tierra y la energía, elementos ineludibles en la producción de alimentos. La clave está en optimizar su uso y reducir desperdicios.
Impacto en el planeta: se debe analizar toda la cadena de producción, desde la obtención de materia prima hasta la entrega al cliente, para minimizar la huella ambiental. Por último, Impacto en las personas. La industria tiene un efecto directo en la vida de trabajadores, proveedores y consumidores.
![](https://webmdq-websites.nyc3.digitaloceanspaces.com/wp-content/uploads/2025/02/05222545/PURATOS-1-1024x768.jpg)
Empresas como Puratos implementaron estrategias sostenibles en distintos países, adaptándolas a las condiciones locales. En Argentina, por ejemplo, para cumplir con el objetivo de que el 100% de las fuentes de energía provengan de fuentes renovables, se optó por la compra de bonos mientras se desarrollan proyectos para incorporar paneles solares. En Uruguay, en cambio, los paneles solares están en funcionamiento desde 2021.
Otro ejemplo de adaptación es la eliminación de desperdicios en vertederos, que en el mundo se planteó para 2030. Argentina logró este objetivo en 2022, redirigiendo los residuos hacia plantas de reciclaje y compostaje. Uruguay alcanzó la misma meta en 2023. Para hacerlo posible, fue necesario impulsar la creación de empresas especializadas en la gestión de residuos.
A nivel cultural, se implementaron iniciativas que buscan generar cambios de hábitos en las personas dentro de la empresa, promoviendo el reciclaje y la conciencia ecológica mediante pequeñas modificaciones en la rutina laboral.
Sostenibilidad y competitividad
Cada vez más empresas consideran la sostenibilidad como un criterio clave al evaluar proveedores, al mismo nivel que factores como el precio, la calidad y la logística. Aunque muchos proveedores aún se sorprenden con esta exigencia, comprender su importancia puede ayudarles a ser más competitivos en un mercado globalizado.
La industria argentina tiene la oportunidad de evolucionar y alcanzar estándares internacionales adoptando políticas sostenibles que no solo son éticamente necesarias, sino también beneficiosas desde el punto de vista comercial.
“En este nuevo contexto económico, los proveedores ahora compiten con posibles empresas de todo el mundo y es necesario estar a la altura de esos estándares. Por eso es importante empezar a hacer esas preguntas y generar un interés en toda la cadena para contagiar estas iniciativas más sustentables”, opina Galarza.
Asimismo, explica que en la cadena de valor de Puratos ya están buscando proveedores que puedan cumplir estos estándares en temas, por ejemplo, de sustentabilidad en materias primas como huevos, cacao o aceite de palma.
El futuro de la sostenibilidad en la industria alimenticia depende de la conjunción de varios factores: un cambio de mentalidad en la cultura empresarial, una regulación más clara y favorable y una mayor conciencia sobre la importancia de fomentar una economía circular y responsable. El desafío es grande, pero también es una oportunidad para transformar el sector y alinearlo con las necesidades del planeta y de la sociedad.