Hace una semana en Beijing, el Presidente Alberto Fernández, reunido con su par de la República Popular China, Xi Jinping, expresó la voluntad de profundizar las relaciones de cooperación política, comercial, económica, científica y cultural entre ambos países.
En ese contexto, el mandatario argentino acordó incorporar a nuestro país a la Franja y la Ruta de la Seda, iniciativa del gigante asiático que procura estimular el flujo del comercio y las inversiones a nivel mundial. La magnitud de esta propuesta global se puede medir por el presupuesto que China la ha destinado: 122.000 millones de dólares.
Para conocer las implicancias prácticas de esta decisión y comprender el alcance de su contenido, Ser Industria dialogó con un especialista en las relaciones entre ambas naciones. Se trata del Director Ejecutivo del Consejo Argentino Chino, profesor Ernesto Fernández Taboada.
¿Cuál es el desarrollo de la Ruta de la Seda?
Es algo muy complejo y hay que entender que China tiene muchos equipos de profesionales y técnicos pensando todo esto desde hace tiempo. La Nueva Ruta de la Seda, también es llamada Iniciativa de la Franja y de la Ruta (IFR) y ya cuenta con la adhesión de 140 países. Es bueno hacer un poco de historia. En la antigüedad, los chinos, grandes comerciantes, vendían seda y otros productos a los países árabes y Europa mediante caravanas de camellos y a su vez compraban en esos países. Hace unos años decidieron armar una plataforma para comerciar con más eficiencia y abundantemente con el mundo. Entonces, lo primero que hicieron, fue aprovechar instalaciones ferroviarias que ya existían en China, los países árabes y Europa. Las acondicionaron, mejoraron y construyeron otras, para comenzar a enviar productos desde algunas de sus es ciudades atravesando países de medio oriente hasta llegar a Varsovia, Hamburgo, Frankfurt, Roma, París, Madrid, Londres, con trenes cargados de productos chinos que regresaron con otros comprados a esos países.
¿Luego lo fueron extendiendo?
Sí, analizaron los resultados y decidieron ampliar a otros continentes. Ese dio origen a la Ruta de la Seda Marítima. Empezaron a enviar a África barcos especialmente diseñados para cumplir la conexión. A África del Norte, también llegan con trenes que pasan por España. Les quedaba pendiente América Latina y comenzaron a fomentar la IFR en esta parte del planeta. Ya adhirieron 19 países latinoamericanos y ahora se suma Argentina. Quienes aún no adhirieron son Brasil y México, pero otros vecinos como Chile, Perú, Uruguay, se han incorporado antes que nosotros.
Argentina tiene un intercambio comercial creciente con China. ¿Qué puede cambiar?
China le asigna un valor geopolítico a esta Nueva Ruta de la Seda, que va a aumentar sus vínculos con el mundo. Y los países que adhieren, acceden a una serie de préstamos para hacer obras. Fundamentalmente de transporte y telecomunicaciones, dirigidas a mejorar las condiciones para el egreso e ingreso de productos. Obviamente, van a tratar de vendernos más, pero nosotros tenemos que aprovechar esta oportunidad. El principal desafío es hacer crecer las exportaciones, no sólo de materias primas. Para ello es imprescindible la comprensión y cooperación de nuestros gobiernos.
¿A esas obras se destinarían los anunciados miles de millones de dólares?
Se habla de que puede haber un total aproximado a 23.700 millones de dólares en préstamos para mejorar todos estos sistemas. Antes de la firma de la adhesión, ya hubo un plan con 14.000 millones de dólares, bajo un mecanismo que se llama Diálogo Estratégico para la Colaboración y Coordinación Económica (DECCE). Este financiamiento, estaba sujeto a la adhesión y ahora se sumarían 9.700 millones de dólares, que se van a negociar dentro del grupo ad- hoc.
Interpreto que China va a cuidar celosamente el destino de estos préstamos…
Seguramente el gobierno de China va a analizar y seguir el destino de cada dólar. El DECCE ya lleva cinco reuniones. En ellas se habló de los principales proyectos de inversión en infraestructura que hay en Argentina. Por ejemplo, la Central Hidroeléctrica del río Santa Cruz. Es una obra muy importante, son las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, que están paralizadas porque Argentina no pagó una cuota de 1300 millones. También está pendiente la compra a China de material rodante para los ferrocarriles Roca Cargas, San Martín Cargas y la continuación de los trabajos para la mejora integral del ferrocarril Belgrano Cargas Norte. La idea es que el último de los ramales mencionados pase por todas las provincias del NOA, con tres derivaciones. Una para los puertos de Barranqueras, Chaco, la segunda para los de Santa Fe y Rosario y la tercera para el de Buenos Aires. Es una obra fundamental.
¿Hay otros proyectos sobre la mesa?
Sí, otro se relaciona a la mejora de los sistemas de transmisión de energía eléctrica en toda la región del AMBA y ya se firmó el primer acuerdo para construir la cuarta central nuclear. La harían los chinos y sería Atucha III, en Lima donde están Atucha I y II. Esto implica una inversión de 8.200 millones de dólares con tecnología Hualong. En China hay casi 20 centrales nucleares en funcionamiento con esta tecnología y hasta ahora no tuvieron inconvenientes, es segura y está probada. Además, hay proyectos para nuevos parques fotovoltaicos y de molinos eólicos. También se está analizando un plan de mejora integral de los puertos, todo dentro de la adhesión a la ruta de la Seda.
¿La tecnología 5G está incluida en el acuerdo?
No, porque es propiedad de la empresa Huawei, que no es directamente del estado chino. Como es de dominio público, un acuerdo con esta empresa puede despertar cuestionamientos porque Estados Unidos rechazó de plano a esta compañía ya que sospecha que puede ser utilizada para hacer espionaje, aunque esto no está probado. Lo cierto es que el 5G apunta a mejorar las comunicaciones, hacerlas más rápidas, optimiza sustancialmente todas las telecomunicaciones. Las empresas chinas trabajan diariamente en el desarrollo de esta temática.
¿Cuáles serán los próximos pasos del IFR?
Lo que se hizo ahora fue una adhesión. El próximo eslabón será firmar un Memorando de Entendimiento (MOU), que va a llevar tiempo. El primer país latinoamericano que adhirió a la Nueva Ruta fue Panamá, que es uno de los que más recientemente inició relaciones comerciales con China y se apuró a firmar porque los chinos ya almacenan mercaderías allí. Creen que podrían aumentar el volumen de sus depósitos para luego distribuir los productos, a través de ramales ferroviarios, a otros países de América Latina.
¿Cómo analiza las relaciones comerciales con China?
En 2021 se logró un récord del comercio bilateral entre ambos países, el movimiento fue de 19.818 millones de dólares, pero con un importante déficit para Argentina, en parte debido a los problemas generados con nuestro comercio internacional, particularmente la venta de carnes. Exportamos 6.200 millones e importamos 13.200 millones, En noviembre y diciembre la carne representó el 45% de nuestras ventas a China, porque soja no hay, la nueva cosecha todavía no está disponible. También les vendemos cebada, carne de pollo y muchos otros productos.
¿Tenemos posibilidad de venderles algo más que producción primaria?
Sí. Por ejemplo, está confirmado que les vamos a vender dos reactores nucleares de radioisótopos medicinales, hechos por INVAP, que es propiedad de la provincia de Río Negro y la Comisión Nacional de Energía Atómica. Está empresa está calificada entre las mejores constructoras de centrales nucleares a nivel mundial. Ya les ha comprado tecnología Rusia y a Australia le vendieron un reactor nuclear en 180 millones de dólares. Fue la mayor exportación de tecnología hecha desde Argentina.