“No admito que por cualquier razón económica pueda haber en Argentina gente con hambre, niños que no comen…es una locura”, sostuvo el ingeniero Bruno Capra en diálogo con Ser Industria, al hacer una evaluación sobre la realidad nacional.
El especialista, integrante del Grupo Bolívar y del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz (IESO), expresó además que “Argentina es sustentable si su población, su gobierno y su funcionamiento son coherentes” y agregó que se están girando fuera del país alrededor de US$ 250 mil millones entre “limpios” y “sucios”.
Asimismo, destacó que “quien es dueño de la soberanía monetaria, puede emitir dinero, siempre y cuando cuide que tenga un destino lógico. Si emite y esto no se tiene en cuenta, se produce un efecto inflacionario”.
¿Cómo observa el desarrollo de la economía en el país?
Creo que la pregunta encierra una contradicción. Soy un cultor del desarrollo, pero hago una distinción que está totalmente olvidada. Una cosa es crecimiento y otra, desarrollo. Siempre doy el ejemplo de dos personas con el mismo peso. Una puede ser Schzwarzenegger y la otra un obeso fofo. Si lo trasladamos al tema que tratamos, el vigoroso, es una economía desarrollada, el otro representa a una economía crecida “en grasas”. Cuando hablamos de desarrollo también hablamos de soberanía, posibilidades, defensa y generaciones futuras, de producir las cosas básicas necesarias. Hoy tenemos fábricas que supuestamente son argentinas, como las de motos. Pero la verdad es que viene el kit completo, aquí no se hace ni un tornillo, sólo se ensamblan. Lo mismo sucede con los autos, porque buena cantidad de las partes vienen de Brasil en bruto y se terminan acá, porque hace años que se tomó la decisión de considerar que, si cambia la posición arancelaria, es industria argentina. Muchas piezas vienen del exterior con un 80% del proceso industrial terminado.
¿Este ejemplo demuestra que no hay desarrollo?
Claro, porque no se desarrolla la economía. Son decisiones políticas. Ahora tenemos que dosificar las importaciones, no queda más remedio, pero cuando hay una importación, hay una oportunidad de desarrollo. Además, son procesos dinámicos. Hay muchas piezas que hoy no se pueden hacer en el país, pero que, consiguiendo la licencia, pueden hacerse a partir de obtener el know how. Hay un montón de variantes. Este proceso ya lleva 40 años. En una época el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) tenía un control y daba plata solamente si la licencia de tecnología servía.
En julio de 2020 junto a César Crocitta, advirtieron que había que limitar los dólares a la importación de insumos. ¿Qué siente cuando el gobierno tomó esta postura casi dos años después?
Mucha lástima, porque en el medio, por no seguir las reglas básicas, en la Argentina, por lo menos la mía, la que camino, hay más gente con hambre. Eso me duele profundamente. No admito que por cualquier razón económica en Argentina pueda haber gente con hambre, niños que no comen…es una locura.
Lamentablemente eso se viene profundizando de un gobierno a otro. ¿Se desvirtuó el destino de los fondos públicos?
Este tipo de cosas, vienen de muy lejos porque las bases las generó el proceso militar y luego lo convencieron a Menem, que le dio la estructura legal. Hoy, en nuestro país, es lo mismo ser una empresa nacional que extranjera y empresas argentinas, con todas las libertades que se dieron, se hicieron extranjeras para sacar sus dólares, porque el negocio está en eso. Si tomamos la pampa húmeda, en granos se venden 100 mil millones de dólares reales por año, aunque después se declaren menos. En la cordillera, estimamos lo mismo, serán 80 mil millones de dólares, se genera mucha riqueza. Sólo en oro, serán 60 mil kilos, pero se denuncian muchísimos menos. Tenemos un millar de emprendimientos mineros. Estuve en esas zonas desérticas, todos los meses vienen directivos a visitar sus empresas y viajan en sus aviones particulares con el material fundido. Si una analiza todo, incluyendo la soja, lo que pasa por la hidrovía, la pesca, Argentina está girando fuera del país entre 200 y 250 mil millones de dólares entre “limpios” y “sucios”, pero están todos dibujados los que quedan adentro. Este año, tuvimos un excedente de US$ 30 mil millones que “desapareció”.
El presupuesto de este año indicaba una inflación de 33% y las estimaciones del propio Banco Central, indican 95%. ¿Cómo puede cortarse este fenómeno?
Las estimaciones más ácidas hablan de más de 100%…es catastrófico. Todo esto que nos pasa es para que nos pongamos las pilas, porque Argentina es sustentable si su población, su gobierno y su funcionamiento son coherentes. Toda la riqueza no es propiedad de los que la tienen, es propiedad del pueblo, porque estamos hablando de extracción de recursos naturales. Está claramente definido en nuestra Constitución.
El gobierno cambió varios ministros de Economía. ¿El Grupo Bolívar participa de la discusión de los lineamientos de gestión?
Hemos opinado de distintas formas, como muchos. Hay un sector nacional que sigue existiendo. Fíjate que Mempo Giardinelli, que impulsó con sus artículos semanales en Página/12 el cambio de nombre de la Hidrovía, que no significa nada, a “Río Paraná”, que es su bandera, hace dos semanas presentó un artículo donde dijo “yo no soy más Frente de Todos, me cansé…
Las altas tasas bancarias, el interés de las tarjetas de crédito empobrecen a la gente. ¿Se necesita un arbitraje más fuerte de parte del Estado?
Nosotros, hace dos años, habíamos planteado que se debía aplicar la tasa “0”. Porque quien es dueño de la soberanía monetaria, puede emitir dinero siempre y cuando cuide que tenga un destino lógico. Si se emite y esto no se tiene en cuenta, se produce un efecto inflacionario. También plantemos hacer un millón de viviendas, mediante el modelo de autoconstrucción, materiales locales como ladrillos, artefactos… Además, manuales hechos por la universidad, municipios comprometidos, a cambio del soporte, el apoyo, clases para la gente, respetando toda una lógica de los méritos locales.
¿Eso todavía es posible?
Claro, tenemos una enorme cantidad de gente dedicada al cartoneo, creo que lo hemos conversado alguna vez, de convertirlos en empresarios cooperativos. Algo de eso se está haciendo, pero como si fuese una ayuda, un mendigamiento. Si uno lo hace vinculado a la construcción de su casa, puede formar equipos en cada localidad. Hay que armar todo un complejo programático, con el ministerio de Educación para enseñar oficios, para empezar con la industria del desarrollo. Perón siempre tuvo una visión productiva. Visualizó que la ligazón política era el pueblo sindicalizado, la CGT como columna vertebral. Pero no empezó por los sindicatos sino por la gente y luego armó fábricas, hizo muchas. Algunas desconocidas y otras como la fábrica de locomotoras que la Revolución Libertadora tiró abajo en Mendoza, cuando había 100 carcazas listas para terminar 100 locomotoras. Muchos años después llegó la General Motors con condicionamientos, que luego cerró… Planteó la Comunidad Organizada con las tres banderas: un país económicamente libre, políticamente soberano y socialmente justo. ¿Qué tenemos hoy de socialmente justo cuando hay millones de personas con hambre? Estamos caminando por un sendero equivocado. Políticamente soberano, cada vez lo estamos menos. Tenemos los minerales, pero no sabemos transformar ni siquiera el cobre, hoy no queda nada de todo lo que hacíamos en cobre. Lo importamos todo, cuando teníamos la industria completa. Tenemos minas de cobre y no fabricamos nada.
¿Hay alguna salida?
Sí, Argentina es totalmente viable si toma dominio sobre sus propios recursos y los factores de producción. Es una decisión política, no tiene que ver con los contratos, porque si se hacen contratos leoninos se pueden anular.
