Mientras se desarrolla la COP28 en Dubai, la organización Germanwatch dio a conocer su tradicional informe sobre los países que mayor compromiso demuestran en la lucha contra el cambio climático.
El ranking refleja una lamentable peculiaridad: las tres primeras posiciones están vacantes ya que ninguna nación hizo suficientes en 2023 méritos para ocuparlas.
El escalafón se basa en los resultados que cada país arroja de acuerdo al Índice de Comportamiento sobre el Cambio Climático (CCPI), articulado por la organización. Se relevaron los progresos que realizan en este campo 63 países y la Unión Europea, responsables conjuntamente de más del 90% de las emisiones mundiales.
Argentina
El trabajo destaca que Dinamarca obtuvo el mejor puesto en el índice de protección climática de este año. Pero al igual que en años anteriores, ninguno de los países evaluados demostró esfuerzos suficientes en la protección climática para lograr una calificación de «muy bueno» en la clasificación general.
Por lo tanto, los primeros tres lugares siguen vacantes. Dinamarca es seguido por Estonia en el quinto lugar y Filipinas en el puesto siguiente, sexto, en el CCPI de 2023.
De acuerdo al ranking publicado, Argentina se mantiene lejos de los lugares de vanguardia. En efecto, descendió cuatro lugares y ahora ocupa el puesto 53 en el CCPI, siendo un rendimiento general no jerarquizado.
En el detalle, Argentina obtuvo una calificación baja en las categorías de Energías Renovables y Política Climática, muy baja en Emisiones de Gases de Efecto Invernadero y mediana en Uso de Energía.
Avances
No obstante, en los últimos años, Argentina experimentó un importante crecimiento en el sector de las energías renovables, marcando un hito en su compromiso con la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles. En este contexto, resulta importante hacer un balance de los avances y desafíos que el país ha enfrentado en su camino hacia un futuro energético más verde.
En este proceso, el país ha establecido metas ambiciosas para aumentar la participación de estas fuentes en su matriz energética y ha avanzado considerablemente en la construcción de parques eólicos y solares principalmente mediante el mercado privado (MATER).
Esto no sólo contribuyó a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también ayudó a la creación empleo, al desarrollo de la industria local, pero por sobre todo en la balanza comercial reduciendo importaciones de combustibles para generar la misma energía.
A pesar de estos pilares que han servido para este desarrollo, Argentina tiene aún grandes desafíos en términos de financiamiento e infraestructura para continuar con la transición energética. La expansión de la infraestructura de transmisión y distribución de energía renovable son cruciales y ya no puede demorarse porque puede condicionar los objetivos para 2030 respecto a la descarbonización de las industrias exportadoras.
Sin el acceso a la energía renovable podrá sufrir de medidas paraarancelarias que varias regiones económicas están adoptando para asegurar el compromiso compartido de reducción de emisiones globales