En un país que desde el año 1960 acumula 14 recesiones y 24 años de caída del PBI, parece casi imposible que alguna empresa logré sobrevivir. Sin embargo, las hay. Una de ellas es Cerámica Ctibor, una compañía familiar fundada en la ciudad de La Plata, en 1905, que se identifica por su búsqueda innovadora y la optimización de sus productos.
Eugenia Ctibor es una de las directoras de la empresa. Cuenta con una destacada actividad en la gremial empresaria. Hasta hace poco tiempo presidió la Cámara Industrial de Cerámica Roja y es vicepresidente en la Unión Industrial del Gran La Plata (UIGLP).
En diálogo con Ser Industria Radio, la también integrante de la junta directiva de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA) habló sobre los desafíos que enfrentó la compañía durante el 2022, entre ellas las dificultades para importar insumos o repuestos. Además se refirió a las posibilidades de exportar a otros mercados, el desarrollo e innovación que se aplica en la fabricación del ladrillo y el papel de la mujer en la industria.
Los indicadores económicos ubican a la construcción como uno de los sectores que más actividad tuvo en el 2022. ¿Lo vivieron así en la empresa?
El ladrillo es termómetro de las economías regionales, del funcionamiento económico de la región y del país porque Argentina tiene un déficit habitacional muy grande, 3 millones de viviendas. Por lo tanto, genera fuentes de trabajo, mueve una amplia cadena de valor. Es un motor de la economía muy importante. En la pandemia estuvimos 60 días con las plantas paradas a nivel nacional, algo histórico e inédito. Cuando nos volvieron a habilitar para poner en marcha los hornos, tuvimos un ritmo constante y estable de funcionamiento, con producciones a su máximo nivel, trabajando con las coyunturas y las dificultades propias de un año que tuvo actividad, pero también ciertas dificultades.
¿Se puede decir que cierran un buen año?
Estamos cerrando un año con trabajo, de funcionamiento estable, con dificultades en cuanto a las importaciones. Tenemos dos plantas industriales con tecnología de última generación. Nuestro diálogo con Europa es constante porque la tecnología que se utiliza para nuestras plantas son italianas, alemanas, española… Los repuestos de las máquinas, necesitamos importarlos y este año, esa ha sido una gran preocupación. Como nuestra materia prima es nacional, la producción puede seguir en funcionamiento. Sé que hay otras industrias que corren riesgo de tener que parar producciones porque llega tarde la materia prima o no los autorizan a traerla. Hoy la industria tiene estas dificultades.
¿Los problemas para importar perjudican la productividad de la empresa a futuro?
Si esto sigue en estas condiciones, sí. Se está hablando de que hay industrias que van a tener que parar líneas de producción o reestructurar. Esto se tiene que resolver, porque uno depende de la tecnología, de un repuesto, porque su línea de producción está armada de esa manera. No estamos eligiendo entre el exterior y lo nacional, eso no es así, porque lo que necesitamos no se fabrica localmente.
¿Cómo planifica el sector privado si las reglas de juego cambian constantemente?
Es complicado, no hay manera de sostener una industria si uno no tiene un plan de perspectiva a mediano y largo plazo. Claramente, a veces uno tiene la sensación de que hoy tomamos una decisión y dentro de dos años sentimos que esa decisión fue mala porque cambiaron las condiciones. Muchas veces pasan esas cosas, pero también la industria nacional tiene esas características de trabajar mucho internamente con su gente tratando de resolver los problemas y ver de qué manera se pueden sortear estas coyunturas, que son bastante cíclicas. Sin una mirada a mediano y largo plazo realmente no se puede sobrevivir. Entonces, en las épocas de mucha actividad uno invierte, cambia las máquinas, las recupera para prepararse para aquellos ciclos que no son tan buenos.
¿Cómo es para una mujer ser parte de una industria históricamente masculina?
En general hay pocas mujeres en la industria. Tuve la suerte que mi padre, de niña, me llevó a jugar a la planta en Camino Centenario, donde todavía está ubicada la chimenea y el horno Hofman que es patrimonio provincial. Ese fue el lugar donde se inició en 1905 nuestra historia y donde se fundó la fábrica. Que mi padre me haya llevado a jugar con los hijos de los operarios, porque en esa planta vivían trabajadores y tenían sus familias, me generó un vínculo afectivo importante. Es un sector que he naturalizado, pero claramente hay pocas mujeres. Cuando estuve como presidenta de la Cámara de la Cerámica Roja, pude constatar que no hay otras mujeres participando activamente en una mesa de decisión, por eso trabajo activamente en redes, en instituciones como la UIGLP o la UIPBA, para que sean lugares donde uno pueda visibilizar que esto es un sector en el que es muy interesante que las mujeres se acerquen para poder tener una mirada más integral, diversa y equilibrada. Es necesario. Desde la UIGLP, estuvimos hace unos días en el colegio industrial Albert Thomas hablando con las chicas que están terminando sexto año. Eran un montón, tienen que ir a la industria porque ya tienen un oficio, están formadas para ingresar. A veces no lo ven como una posible salida laboral precisamente por estos sesgos, estos preconceptos. Pero las empresas ya están trabajando en abrir las puertas y prepararse para la incorporación de mujeres en los sistemas productivos como operarias, mandos medios. Es un camino a recorrer, se está haciendo mucho pero todavía falta.
¿Persisten muchos prejuicios?
En mi caso siempre me sentí acompañada, nunca sentí una barrera. Las mujeres a veces no llegan a esos espacios de decisión por distintos factores, hay que acercarlas más a estos ámbitos. El 60% de la matrícula de la Universidad Nacional de La Plata son mujeres y a lo largo del camino laboral no siguen accediendo a niveles de mayor responsabilidad o de toma de decisiones. Hay que seguir trabajando para que sigan apareciendo estas mujeres que están formadas y que puedan ser parte de puestos de trabajo con mayores responsabilidades. Entiendo que es un proceso que se está haciendo entre hombres y mujeres, que vino para quedarse, ya no hay marcha atrás y creo que se han logrado muchas cosas.
¿Hay innovación e inversión en el desarrollo de ladrillos?
En primera instancia el material, por ser arcilla cocida, tiene unas características que son muy óptimas para la habitabilidad del hombre. Esto se descubrió hace 5 mil años. Es un producto no tóxico, aislante, acústico y antitérmico, resistente al fuego, perdurable en el tiempo. Uno se hace una casa de ladrillos porque ya de por sí genera las condiciones de habitabilidad necesiarias, pero el mundo va cambiando, hay que cuidar el planeta y ante las exigencias en cuanto a, por ejemplo, la crisis energética, se deben atender. Por eso es importante la tecnología en nuestras, plantas para mejorar los productos. En cuanto al diseño de las celdas, la transmitancia térmica, el calor o el frío, transita por la parte del ladrillo que llamamos “la masa” y los agujeros son los que van permitiendo que la aislación térmica y acústica funcione mejor. La innovación está en el diseño de la celda. Existen ladrillos termoeficientes que, si uno los ve, tienen un diseño interior de celdas que complejiza justamente la transmitancia térmica, para hacer más eficiente en el ahorro de energía. Eso se logra con tecnología dentro de las plantas.
¿Cómo están trabajando en la utilización de energías renovables?
Este año viajamos a Europa, estuvimos en Italia, estamos investigando profundamente todo lo que tenga que ver con el ahorro energético. Somos grandes consumidores de gas y Europa, con la guerra, se encontró en una situación muy crítica respecto al suministro de ese recurso. España cerró todas las fábricas de ladrillos por ese tema. Todo lo que sucede en Europa, 10 años después llega a Argentina. Por eso tenemos esta mirada de ver qué pasa y qué soluciones están encontrando. Esto es muy dinámico, por eso hablaba de la mirada a mediano y largo plazo, para ir resolviendo dificultades que van apareciendo. Ya trabajamos con este concepto de ahorro energético dentro de las plantas, hicimos las inversiones para recuperar el calor que emite el horno y trasladarlo al secadero. Son acciones para que recircule el calor dentro del proceso productivo y lo podamos aprovechar. Todo el tiempo estamos atentos a estas cosas y de eso se tratan los planes de inversión y las innovaciones.
Exportan a Uruguay. ¿Pueden expandirse a otros mercados?
Sí, estamos estudiando la región. La construcción es cultural en cada uno de los países y también depende mucho de las reglas y condiciones para que se pueda ingresar, por eso estamos en pleno proceso de estudio.
Como parte de la gremial empresaria, ¿cómo ves a la ciudad de La Plata en cuanto a la actividad industrial?
Me parece que hay que trabajar mucho en redes. Desde las gremiales empresarias debe brindarse apoyo, buscar soluciones en conjunto. Me parece que la UIGLP funciona para esto y es importante el vínculo entre las industrias y las instituciones. La ciudad tiene un gran potencial, hay que seguir desarrollando y trabajando el tema del puerto para generar actividades. También está el tema del turismo. La Plata es tan bella, tiene cosas tan lindas para trabajar y se pueda desarrollar mejor, no quedar como un apéndice de Buenos Aires. Hay que entender que las industrias platenses son motores de las economías regionales. Nos pasó claramente en la pandemia. En La Plata, junto a Fanelli, somos las dos fábricas más importantes de ladrillos del país y la verdad que el ladrillo tuvo esta propiedad de funcionar en las actividades de la autoconstrucción, cuando todo estaba prohibido, las obras estaban cerradas y las personas no podían salir de sus casas. La gente pudo activar laautoconstrucción y eso movió la economía regional, empezó a haber actividad y los corralones pudieron estar en funcionamiento. Cuando pusimos en marcha las plantas estuvimos con una demanda absoluta porque se había vaciado el mercado del ladrillo. La matriz productiva es importante para salir de las crisis y darle movimiento a la economía. La Plata tiene potencial, tenemos que trabajar con más diálogo con las escuelas técnicas e industriales y las universidades para tener los profesionales y trabajadores de oficios que la industria está requiriendo. Sé que hay consejos consultivos, pero hay que trabajar en los recursos humanos de la región.
¿Cómo ves el 2023?
Esperemos que el año próximo se puedan resolver estas cuestiones coyunturales. Argentina necesita una perspectiva de mediano y largo plazo y estabilidad en las condiciones macro para que podamos ser un país más confiable y apostar al país con más tranquilidad. Las industrias y las empresas familiares siguen apostando al país, eso es muy importante, pero a veces las cuestiones macro golpean fuerte y surgen preocupaciones, decepciones y dificultades. Espero que 2023 sea más claro.
¿Falta que se escuche más a la gente que produce?
Sí, realmente es trabajo genuino con una visión a largo plazo. Si se cuidara eso, si se entendiera que eso es lo que va dar estabilidad a las economías, estaríamos funcionando mejor.