Últimamente escuché argumentaciones de personas que ocuparon o pretenden ocupar cargos importantes o se autoperciben especialistas, diciendo que el Canal Magdalena no sirve o que habría que hacerlo en otro momento, en otra oportunidad.
Quisiera aclarar algunos puntos que son determinantes en torno a este tema, para poner en claro la cuestión. La Argentina, en el año 2016/2017, aprobó un plan de una supuesta modernización del puerto de Buenos Aires, que habría que analizar e investigar porque realmente es absurda. Pero más allá de eso, se tomó como buque de diseño los barcos Neopanamax, de 360/370 metros de eslora por 51 metros de manga.
Lo mismo hizo la autoridad portuaria de la provincia de Buenos Aires en Dock Sud, como lo está pensando para La Plata. Con lo cual, el Gobierno argentino, a través de sus autoridades, definió puertos fluviales con buques de diseño de estas características.
Pero alguien se olvidó que las vías navegables que lo alimentan, están diseñadas para un buque anterior, de 260 metros de eslora por 32 de manga. Hay una incongruencia reglamentaria que coloca a la Argentina en una situación de incumplimiento de compromisos. Porque la incompatibilidad de aprobar un puerto para un buque de un determinado tamaño y mantener un canal que está diseñado para otro tamaño menor, pone a la Argentina en una situación realmente compleja de cara al futuro.
A partir de ello, no es una opción para la Argentina la profundización de las vías navegables que alimentan los puertos fluviales. No es cuestión de si es oportuno no hacer el Canal Magdalena, ni si debe hacerse ahora o más adelante. Argentina debe hacerlo en forma urgente para salir de una situación de severo incumplimiento y de incongruencias en su política marítima.
Entonces, debe estudiar cómo se llega desde el mar a esos puertos para los cuales se aprobaron buques de esos tamaños y por qué canales se va a ingresar. No tiene sentido pretender el ingreso de buques a puertos cuyos canales no los admiten. Tenemos que analizar por dónde y de qué forma la Argentina tiene que hacer esa inversión que es tan obligatoria como inmediata.
No es una cuestión de cara al futuro y ahí aparecen las alternativas Alfa, por Montevideo o Bravo, por el canal Magdalena. Y cuando uno contrasta las inversiones necesarias para que la Argentina cumpla lo que tiene que cumplir, que hoy está incumpliendo, los costos para cumplir lo que tiene que cumplir, son enormemente más bajos por el Canal Magdalena que por el Punta Indio.
Queda claro que no es una cuestión de si hay que hacerlo o no, sino que es una obligación. La aritmética, los números, dan que esa obligación se cumple de una forma más económica y más segura, por la alternativa Bravo. Sería prácticamente imposible hacerlo por la Alfa, porque la extensión del puerto de Montevideo se hizo de tal forma que prácticamente se le hace imposible a la Argentina prolongar su canal, ya que tendría un conflicto de navegación serio con Montevideo.
Es importante que esto se sepa para poner en claro que los que dicen, argumentan u opinan, que el Canal Magdalena es más o menos importante, que sirve o no sirve y que habría que hacerlo de cara al futuro. Hay que aclararles que esto no es una cuestión facultativa o voluntaria, sino obligatoria. Salvo que alguien diga que es mejor hacer un Canal más largo, más peligroso y más caro que nos obliga a ir por Montevideo, en vez de utilizar una alternativa más barata, más económica y más segura, como les es el Canal Magdalena.
Tenemos que hacerlo y ya, porque la Argentina se encuentra en estado de incumplimiento, de una incongruencia de haber aprobado puertos para un determinado buque de diseño y sostener vías navegables que lo alimentan para otro mucho más pequeño.