El gobierno del Reino Unido anunció el lunes que el astillero Cammell Laird resultó seleccionado como mejor postor para construir el nuevo buque de investigación polar británico, con un presupuesto de £200 millones (algo más de USD300 millones).
La decisión se adoptó al cabo de un proceso licitatorio de 12 meses de duración, que incluyó ofertas de empresas locales y también de España, Noruega, Singapur y Corea del Sur. El proyecto ganador significa un empujón económico para el condado de Merseyside, que se asegurará fuentes de trabajo y de formación técnica con este emprendimiento.
Está previsto que el astillero corte la primera plancha de acero en otoño de 2016, y que entregue el buque listo para operar en 2019.
La nueva unidad será operada por el Servicio Antártico Británico (BAS) y estará disponible para toda la comunidad científica del país. Permitirá alojar a 60 investigadores y técnicos.
El secretario de Universidades y Ciencia, Jo Johnson destacó la inversión en capital científico, a una escala récord, que permitirá mantener al Reino Unido “en su posición de liderazgo en materia de investigación polar”, al tiempo que proveerá un gran estímulo a la construcción naval en el Noroeste del país.
Por su parte, el CEO de Cammell Laird, John Syvret, dijo que el nuevo contrato garantizaría 400 puestos de trabajo en el astillero y otros 100 en la cadena de abastecimientos local. La empresa tiene un esquema de formación de personal muy exitoso y planearía reclutar 60 nuevos aprendices a lo largo del desarrollo de la obra.
El nuevo buque polar –que operará tanto en la Antártida como en el Ártico-, tendrá una autonomía de hasta 60 días en el hielo marino, para permitir a los científicos aumentar las observaciones y reunir una mayor cantidad de datos.
El buque tendrá capacidades para romper hielos de hasta un metro de espesor, navegando a una velocidad de tres nudos.
Será el primer buque de investigación polar construido en Gran Bretaña con una cubierta de vuelo para helicópteros y se constituirá, según sus impulsores, en uno de los más sofisticados laboratorios de investigación flotantes que operen en regiones polares.
La unidad servirá de núcleo para una amplia gama de instrumentos de obtención remota de datos y de sistemas de monitoreo ambiental instalados a bordo, y tendrá un área para la operación de instrumentos desde una abertura en el casco (“moon pool”), que permite arriarlos y recuperarlos desde el fondo del barco, en lugar de hacerlo desde el costado. También está prevista la utilización de “gliders” y robots submarinos para la obtención de datos oceanográficos físicos y biológicos.
Fuente: www.diariodenautica.com