La incertidumbre en Argentina tras las elecciones generales del 22 de octubre se aclara con la definición del nuevo presidente este domingo. Aunque el ministro de Economía, candidato de Unión por la Patria, tiene una ventaja inicial, la incorporación del apoyo de Patricia Bullrich a Javier Milei podría cambiar el escenario. Sin embargo, el enfoque en la campaña ha desviado la atención de los desafíos económicos que enfrentará el próximo mandatario desde el 10 de diciembre. El escenario económico, después del Ballotage 2023, aparece complicado.
Un informe de CREA destacó que el tipo de cambio real está en mínimos, la devaluación post-PASO impactó en la inflación, superando el 10% mensual. La subsiguiente fijación del tipo de cambio en 350 ARS/US$ ha erosionado las ganancias de competitividad. Las restricciones cambiarias son notorias, con exportaciones en “dólar exportador” (70% oficial, 30% CCL) y fuertes restricciones en importaciones, afectando productos esenciales.
El BCRA lucha por acumular divisas, con reservas en su punto más bajo desde 2006, y la brecha cambiaria persiste por encima del 100%. Las restricciones de acceso al dólar oficial afectan la apreciación cambiaria en los precios, ya que la economía opera con cotizaciones paralelas. La dinámica monetaria también explica la falta de moderación inflacionaria después de la devaluación. A pesar de la contracción de los pesos, la velocidad de circulación está en máximos desde 2004, común en entornos de alta inflación.
En octubre, la variación del IPC en la Ciudad de Buenos Aires fue del 9,4%, a pesar de ser el segundo mes de fijación cambiaria. La dinámica inflacionaria coexiste con un retraso significativo en los precios regulados por el Gobierno. Desde 2020, los precios regulados aumentaron un 449%, mientras que la inflación núcleo fue del 756%. Aumentar las tarifas y mantener el dólar anclado serán desafíos clave para que la próxima administración pueda llevar a cabo un plan de estabilización.
Ballotage 2023 y la herencia económica del próximo gobierno
La herencia económica para el próximo Gobierno se deterioró durante la campaña, con apreciación cambiaria, mayor déficit fiscal, inflación mensual superior al 10%, y reservas reducidas. El desafío es establecer condiciones iniciales para un plan de estabilización que podría resultar en una mayor inflación en 2024. La posible recuperación del sector agroindustrial y otros sectores exportadores puede ayudar, pero los ingresos récord no son sustitutos de una macroeconomía estable y pueden coexistir con aumentos de la inflación y la pobreza.