El estudio señala que el futuro de Latinoamérica dependerá de alcanzar “un número mayor de emprendedores transformacionales que en la actualidad”. Latinoamérica necesita “capital humano de alto nivel y de calidad” para mejorar su competitividad e innovación.
Latinoamérica requiere mayor competencia y capital humano de calidad para mejorar en innovación empresarial, según un estudio sobre emprendimiento en esta región, presentado en Honduras por el Banco Mundial.
El estudio, denominado “El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación”, señala que el futuro de Latinoamérica dependerá de alcanzar “un número mayor de emprendedores transformacionales que en la actualidad”.
Latinoamérica necesita “capital humano de alto nivel y de calidad” para mejorar su competitividad e innovación, subrayó el representante del Banco Mundial en Honduras, Giuseppe Zampaglione.
“Se necesita tener una base de recurso humano que sea bien formado. El capital humano es uno de los elementos principales de una producción”, enfatizó.
Zampaglione indicó que la innovación “es clave para el desarrollo de los países, ya que fomenta la productividad y el dinamismo, lo cual, a su vez, promueve el crecimiento económico”.
Según el estudio, Brasil es el único país de Latinoamérica que invierte el 1% de su producto interno bruto (PIB) en investigación y desarrollo, mientras que el resto de países de la región invierten por debajo del 0,5%.
En el caso puntual de Honduras, Zampaglione indicó que existe “un déficit de capital humano propicio para la innovación”.
Honduras tiene “la oportunidad de crear un entorno económico e institucional que fomente la existencia de empresas más innovadoras, para que se generen más fuentes de empleo y oportunidades para todos”, apuntó el representante del Banco Mundial.
El informe estuvo a cargo de Jamele Rigolini, gerente sectorial del Banco Mundial para el desarrollo humano en los países andinos, y de Samuel Pienknagura, economista jefe para América Latina y el Caribe de ese organismo.
Rigolini coincidió con Zampaglione en que Latinoamérica debe crear un capital humano que “responda a las necesidades del sector privado” e instaurar “una relación de confianza” entre los emprendedores y las universidades para que esas instituciones educativas les ayuden a innovar.
Asimismo, destacó que es necesario que las empresas informales sean “más productivas” y que “en el futuro se formalicen para que sean parte del proceso de producción”.
Rigolini indicó que Latinoamérica requiere “mayor competencia” para mejorar la poca innovación empresarial, respecto a su nivel de ingreso y a otros países del mundo.
Según el estudio, uno de cada tres trabajadores en Latinoamérica es autónomo o un pequeño empleador y la proporción de empresas registradas formalmente también es comparativamente grande.
En ese sentido, Pienknagura indicó que la presencia de tantas pequeñas empresas revela que “existen demasiadas firmas con poco potencial de crecimiento y una escasez” de emprendedores “transformacionales”, es decir, aquellos que permiten generar puestos de trabajo de calidad y aumentar la productividad.
Los especialistas coincidieron en que la “débil protección de la propiedad intelectual” es otro de los obstáculos que enfrenta América Latina para la innovación de las empresas.
El documento precisó que “las empresas latinoamericanas introducen productos nuevos a un ritmo menor que las empresas de otras regiones en desarrollo”.
Además, detalló que Ecuador, Jamaica, México y Venezuela introducen y desarrollan productos nuevos a un ritmo menor de la mitad que en países como Tailandia.