Esteban Quintana ya está jubilado, pero todos los días pasa muchas horas trabajando junto a sus hijos, Fernando y Enzo, en el astillero que lleva su apellido y fundó en 1989. Un año marcado por una dura crisis que sacudió, en sus inicios, a la etapa democrática que estamos transitando.
Al dialogar con Ser Industria Radio, refirió que su empresa familiar, emplazada en Romang, al norte de la provincia de Santa Fe, entregó hasta la fecha 28 embarcaciones, manteniéndose firme contra viento y marea en momentos muy difíciles.
Hace pocos días, bajó al río su última creación, el innovador “Perla del Norte”, realizado para la firma “Nóbile hermanos”. Es el primer buque arenero de propulsión y bombas eléctricas y Esteban está asombrado por la repercusión que generó su botadura.
¿Qué nos puede contar de la flamante embarcación?
Es un barco de 47 metros de eslora, 9.50 de manga y tres de puntal, con una capacidad de carga de 320 metros cúbicos de arena. Tiene la propulsión y las bombas eléctricas. Cuenta con un generador diésel, I+D que propulsa tanto al buque como a las bombas de extracción de arena.
¿Cómo se plantearon esta innovación?
Fue el proyecto de Daniel Moreno, técnico, conductor naval que vive en Tigre y Ezequiel Silva, electricista de Baradero. Nosotros contratamos mucho personal especializado, es la modalidad de trabajo que tenemos.
¿Qué tiempo les llevó construir el “Perla del Norte”?
Se empezó prácticamente hace tres años. En el medio atravesamos la pandemia y desde hace ocho meses, ya estaba listo para ser botado. No pudimos hacerlo antes porque lo impedía la histórica bajante del río que afectó toda la zona del Paraná y parte de Brasil.
¿Aprovecharon el aporte de las últimas lluvias?
Exacto, eso hizo que hubiera agua suficiente como para poder entregarlo, tras tantos meses de espera.
¿Cuál es la situación actual?
En nuestra zona el caudal está llegando el pico, pero va a quedar estabilizado en unos días. Esto viene muy bien para la actividad ganadera y lo que se explota acá, en la zona de islas. Hizo que mejore el ánimo de la gente.
¿Cuánto tiempo lleva en la industria naval?
Estoy desde 1989. La primera embarcación que construimos fue para transportar ganado, hicimos varias de ese tipo y luego empezamos con los areneros. Llevamos ya 28 embarcaciones.
¿Cómo han pasado estos 32 años de trabajo?
No es fácil sobrevivir en la zona, pero poniendo un poco de esfuerzo, todo se puede lograr. Es cuestión de poner énfasis en lo que uno hace y se puede llegar a buen puerto. Nosotros tenemos una buena estructura, instalaciones y además de la construcción naval vamos haciendo de todo un poco.
¿También hacen reparaciones?
Claro, porque la mayoría de los barcos salen a seco cada cinco años por una disposición de Prefectura Naval Argentina. Eso nos da regularidad y trabajo a lo largo del año.
Lo cierto es que el “Perla del Norte” está en el río y con buena repercusión…
Sí, realmente no esperábamos que tuviera tanta repercusión. Nosotros somos de perfil bajo, no estamos acostumbrados a los medios. Lo que sí me gustaría destacar es que se trata del cuarto barco que fabricamos para “Nóbile hermanos”, que es una arenera importante del Puerto Reconquista. Estamos agradecidos por su confianza, son gente muy buena, trabajadores incansables.
¿Tienen algún proyecto en marcha?
En este momento hay un barquito que no es propulsado, es un para empujar con otra embarcación. Probablemente esta semana, aprovechando la crecida del agua, ingrese otro barco para reparación.
Estos últimos años, por demás complicados, ¿le han permitido sostener el plantel de trabajadores?
En general sí. Hemos disminuido un poquito, pero si entra trabajo se reactiva de nuevo. Nosotros tenemos mucha gente tercerizada, en gomería, electricidad, los plegados… Igualmente hay buena cantidad de personal a cargo del astillero.
¿Usted en plena actividad?
No, ya estoy jubilado, pero voy todos los días a la fábrica, aprovechamos toda la experiencia. Me gusta estar encima de los trabajos, supervisar… Hay que seguir en carrera para no perder el entrenamiento.
¿Qué siente cuando uno de sus buques sale navegando y abandona el astillero?
Es muy difícil describirlo. Es muy conmovedor ver un barco al que le dedicamos tantas horas, tanta concentración y dedicación, flotar en las aguas por primera vez. Diría que es una experiencia muy emocionante que se renueva con cada botadura.