Han pasado apenas meses desde que se terminó un ciclo de cuatro años catastróficos para la economía nacional. El gobierno de Macri resultó una gran trampa para los empresarios, que tuvo como saldo al final de su mandato el cierre de 25.000 pequeños y medianos negocios y una descapitalización dramática de sus empresas.
A la hora de analizar los motivos del desastre los economistas hablan de una crisis multicausal: alta inflación, desaparición del crédito, apertura indiscriminada de las importaciones, tarifas energéticas incompatibles con la producción y un mercado interno debilitado por las políticas de ajustes salvajes que cercenaron la actividad económica, llevándola a índices no conocidos en la historia económica del país.
Sin embargo, son muchos los que suman al análisis multicausal de las variables económicas las causas políticas y gremiales. Y el foco en este sentido recae fundamentalmente en la ausencia de una fuerza gremial empresaria que haya sido capaz de defender a las pymes y que haya sido capaz de hacer fuerza en contra de semejante plan antiproductivo que muchos han denominado “industricidio”.
Entre el universo, bastante disperso, de entidades que representan a las Pymes argentinas, la CAME es la entidad con mayor solidez financiera, alcance gremial y articulación regional. Desde el regreso de la democracia en 1983, CAME acompaño a los diversos gobiernos con matices. Con altos y bajos, pero nunca perdiendo de vista lo esencial, la defensa de sus representados: las Pymes y el comercio, razón de su existencia. Sin embargo, el embate de la “tormenta perfecta macrista” se llevó puesto, también cualquier atisbo de oposición o intento de denunciar la destrucción que el gobierno estaba produciendo en el aparato productivo. Dentro de la gremial empresaria, la CAME fue por lejos el mejor ejemplo de dicha actitud claudicante y autoritaria del gobierno.
El macrismo se enemistó con la conducción de CAME cuando ésta, abrumada por el reclamo, el deterioro y la desesperación de sus socios que veían día a día cerrar sus negocios y sus comercios, elevó sus reclamos ante las políticas que no paraban de agredir a las Pymes.
Fue a partir de ese enojo del gobierno, en el año 2016 que en CAME se preparó y se ejecutó un golpe de estado que empezó con la expulsión y apartamiento de importantes e históricos dirigentes de la entidad, y finalizó con el posicionamiento en el poder de los amigos y socios del macrismo.
Solo quedaron al lado de los macristas algunos aplaudidores y algunos dirigentes silenciados por temor a perder financiamiento para las federaciones o cámaras de sus distritos geográficos. La persecusión a las antiguas autoridades fue institucionalmente muy violenta y se asemejó a la nueva metodología conocida como Lawfare.
La avanzada sobre la CAME incluyó la intervención judicial de la obra social OSDEPYM, en donde las mismas autoridades que conducían la CAME pasaron a controlar una caja de miles de millones de pesos mensuales. A partir de pautas publicitarias en medios afines al gobierno y de alfombras rojas para recibir en la lustrada sede de la CAME a los funcionarios macristas, se intentó posicionar a la Confederación como el escenario perfecto para que Mauricio Macri y sus amigos hicieran sus actings mediáticos y elaboraran sus anuncios (en su mayoría fallidos) en “favor” de las Pymes.
Fue en dicha entidad donde una de las reconocidas dirigentes del gobierno cambiemista anuncio la revolución de las Pymes exportadoras. Anunció que solo duró dos días ya que el gobierno decretó inmediatamente retenciones para las exportaciones no solo de las pymes industriales sino de las pymes de servicios de software y tecnología.
Con la llegada del Dr. Alberto Fernández y de la Dra. Cristina Fernández al gobierno llegaron también nuevos aires para la producción y para las Pymes. Sin embargo, en la CAME aún se sostienen, vergonzosamente, los dirigentes socios del macrismo que hasta el último día usaron la entidad y sus cargos para hacer campaña, de manera pública y notoria, por la reelección de Mauricio Macri.
Al día de hoy, es difícil encontrar entre las más altas e importantes figuras del poder de la CAME a algún dirigente que no haya apoyado públicamente las acciones del gobierno de Cambiemos, o que no haya tenido, incluso en algún caso, vínculos personales con los funcionarios de Cambiemos. Sin embargo, tras la derrota, la entidad ha practicado, ridículos y poco creíbles gestos de acercamiento al Gobierno Nacional.
De hecho, ha realizado alianzas fallidas con entidades Pymes que le prometieron, frustradamente, un puente con el Gobierno Nacional. La sobreactuación oficialista fue la moneda corriente en la entidad desde el 10 de diciembre de 2019. Y todos los días hay un nuevo intento de operación “maquillaje” que intenta ocultar lo inocultable: la CAME está plagada de macristas.
Hoy, con el COVID19 protagonizando nuestras vidas y en el centro de atención de la sociedad toda, la CAME nuevamente afila sus colmillos y esboza pedidos irracionales e incumplibles al nuevo Gobierno.
La supuesta debilidad de la economía ante la emergencia sanitaria les sacó la careta a los conversos y el macrismo enquistado en CAME mostró de nuevo su verdadero rostro. Campañas de viralización on line con demandas incumplibles para el gobierno y ridículas en un escenario de guerra como el actual fueron una muestra de su vocación partidaria. Todo lo que no le pidieron en 4 años de normalidad al gobierno de Macri, parece que se acordaron de pedirlo en estas semanas de cuarentena forzada y emergencia sanitaria al Gobierno del Dr. Alberto Fernandez.
Advertidos de esta situación y sabiendo de la oportunidad histórica para configurar un espacio político fuerte en la representación gremial de los intereses de las Pymes muchos dirigentes nos hemos reunido, alrededor de la idea de que en la CAME debe haber una nueva conducción comprometida con sus representados.
Es por eso que cientos de dirigentes y socios de CAME nos hemos nucleado en el espacio opositor que hemos denominado CAME UNIDA que intentará recuperar la esencia de la entidad y, sobre todo, intentará emplear esta gran herramienta gremial empresaria en defensa de los pequeños y medianos empresarios de toda la Argentina.
CAME UNIDA está compuesto por dirigentes desplazados de la antigua conducción de CAME, dirigentes disidentes de la conducción actual y nuevos dirigentes del sector Pyme sin historia en CAME, pero con mucha fuerza y ganas de construir a partir de las herramientas que dispone la entidad un verdadero sindicato que defienda a las pymes como principal objetivo. El espacio está conformado por representantes de las economías regionales y de los pequeños y medianos negocios de todo el país, tanto en sus sectores industriales, comerciales como de servicios.
Por otra parte, CAME UNIDA ha forjado excelentes vínculos con dirigentes de la Mesa Nacional de Unidad Pyme y del Consejo Productivo Nacional, que son dos entidades que se conformaron y se fortalecieron en la resistencia al gobierno macrista bajo la consigna “Ni una Pyme menos”.
Y también comparte con los funcionarios del actual gobierno una visión similar respecto del desarrollo con inclusión y con base en las pymes que necesita la Argentina para crecer, y en ese sentido estamos participando de diferentes mesas de trabajo para resolver las inquietudes de las Pymes en este difícil momento.
La Secretaria Pyme, la Secretaria de Industria, el Ministerio de Producción, el Banco Nación, el Banco BICE, el Banco Provincia de Buenos Aires, la AFIP y el Banco Central. Incluso Horacio Alonso, el flamante interventor de OSDEPYM, se encuentra en muy buena sintonía con este nuevo espacio opositor dentro de CAME.
Los empresarios y el interventor no sólo coinciden en el diagnóstico político de la situación, en los objetivos de política económica que debe tener la entidad, sino también con el rol que la nueva CAME debe tener en la política nacional.
Esta es la hora de las Pymes y del desarrollo definitivo de la Argentina, ambos temas estuvieron relegados de la discusión pública y de las políticas de continuidad estatal.
Esa ausencia tiene que acabar, y CAME UNIDA aparece en el escenario político para colaborar con esa misión.
El famoso “péndulo argentino” descripto por Marcelo Diamand debe inclinarse definitivamente para el lado del desarrollo, a partir de la implementación final de políticas económicas adecuadas, pero también a partir de apoyos políticos sólidos, perdurables en el tiempo y que provengan de los genuinos protagonistas del desarrollo nacional: LAS PYMES.
*Por Damián Regalini, Dirigente gremial empresario.