La cerveza es la bebida más consumida en la Argentina con 41 litros por persona por año, lo que representa el 60 % sobre el total del segmento. Tal es así que la fabricación de latas para la categoría artesanal creció en un 1.000% en los últimos dos años y la industria se convirtió en la de mayor nivel de inversión, con $17.950 millones desembolsados por toda la cadena entre 2020 y 2022.
Ante este escenario, reducir los costos de producción resulta fundamental. Uno de los factores a tener en cuenta es el nitrógeno que se utiliza para la purga de los tanques para evitar que el mosto y el puré residual no oxiden ni contaminen el lote siguiente. Al mismo tiempo, ayuda a transferir el producto final de un tanque a otro y a presurizar los barriles antes de su envío. También se emplea en el proceso de envasado, ya sea en lata o en botella, para conservar la consistencia y el sabor del producto.
Si bien la mayoría de las empresas aún depende de la provisión externa de este gas, hay quienes han apostado a generar nitrógeno in situ. En líneas generales, puede decirse que mientras las primeras están sujetas a los costos y tiempos de distribución de proveedores, las segundas han logrado aumentar las ventajas comparativas, a saber: reducir los costos, aumentar la seguridad laboral y contribuir al cuidado del medioambiente.
Un insumo vital en la línea de producción
El nitrógeno posee varias características que lo convierten en un aliado para el productor: no es inflamable, elimina el crecimiento de microbios que degradan el producto, es un gas seco, inerte, sin olor, sabor, color, y tiene menor densidad que el aire.
Generarlo in situ garantiza que los costos operativos no varíen al dejar de depender de terceros y de los ajustes que las gaseras puedan establecer por distintos motivos, como logística y tarifas de electricidad. Además, los generadores demandan espacios pequeños, desde 2 a 12 metros cuadrados, aproximadamente, y son equipos autónomos y de fácil manejo.
Del mismo modo, al utilizar solo la cantidad necesaria, minimiza los residuos de gas derivados de pérdidas por evaporación o la devolución de botellas de alta presión que nunca se pueden vaciar por completo. Además, optimiza la producción al mantener el fluido en movimiento empujando el producto a través de los tanques.
Por otro lado, ofrece mejoras en materia de seguridad laboral ya que elimina los riesgos de movimiento de tubos y recargas de tanques. Es también una buena solución para cooperar con la reducción de la huella de carbono al ahorrar el combustible que se utiliza para su traslado y los gases emitidos en la purga y ventilación de los recipientes antes de retornarlos.
En conclusión, la implementación de nuevas tecnologías y soluciones inteligentes colaboran para conservar los precios de venta, disminuir los costos hasta un 60% -al evitar gastos de alquiler y transporte- y lograr una productividad sustentable y rentable. Las empresas que generan nitrógeno in situ en el proceso de envasado se aseguran un suministro de gas ininterrumpido, rentable y de alta pureza.