El mercado comienza a mostrar un marcado retroceso del dólar. Esto se debe a la masiva venta por la necesidad de desahorro de los distintos actores económicos, dada la alta recesión de mercado.
El gobierno logró superávit fiscal por $ 518.408 millones, la contracción del gasto fue inédita. La inflación anual a enero del año 2024 fue del 254,2%, los ingresos fiscales crecieron el 256,7% anual. El gasto corriente aumentó en un año el 114,6% anual (ajuste nunca visto), mientras que, los intereses aumentaron el 346,8% anual.
En lo que respecta al gasto corriente, el gasto corriente primario aumentó un 129,1%, mientras que, el gasto capital cayó el 50,3% anual (chau rutas).
De esto se desprende que, los jubilados, asalariados y los que trabajan con el sector público perdieron poder adquisitivo, lo que genera un efecto pobreza en la economía. Por otro lado, tener superávit fiscal es una señal muy potente para que suban los bonos del Estado, ya que aseguran el repago de la deuda y puede abrir las puertas a nuevo financiamiento, al menos para capitalizar al Banco Central, dinamizar el comercio exterior y que los privados puedan tomar financiamiento a menor tasa de interés.
Los beneficios de tener una economía ordenada son muy importantes. El ajuste es doloroso, la estrategia del gobierno es clara. Apunta a que, en los próximos meses, ceda la inflación, baje la tasa en pesos y logre financiamiento externo.
La tasa de interés de plazo fijo se ubica en el 110% anual, esto implica una tasa efectiva del 186,5% anual, versus una inflación que se proyecta a enero 2025 en el 187,0% anual según nuestras proyecciones.
Para el mes de marzo, el gobierno podría replantearse su política monetaria actual y si observa que la inflación sigue un sendero de baja, podría proponer una menor tasa de interés al ahorrista, que haría posible una baja importante en la tasa de interés activa (tasa de préstamos).
Las tasas activas están muy caras. Por lo tanto, no descartamos que para marzo el gobierno baje la tasa de plazo fijo, y mejore la oferta de financiamiento para las empresas.
En la actualidad resulta mucho más atractivo endeudarse en dólares que en pesos. El dólar mayorista según nuestras proyecciones podría aumentar un 115,0% anual, esto implicaría que para enero del año 2025 se ubicaría en $ 1.776. Como el financiamiento en dólares se ofrece a tasas variadas entre 0,0% y 2,0% anual, consideramos mejor opción tomar deuda en dólares y no en pesos.
Para los enemigos de la deuda en dólares, le decimos que es posible tener cobertura en los mercados de futuros, el dólar futuro, es el dólar hoy más una tasa de interés. El dólar futuro a enero del año 2025 está en $ 1.760, lo que implica una tasa del 110,8% versus el valor hoy, y una tasa anualizada del 116,2%.
Nuestra proyección del dólar a enero del año 2025 es de $ 1.776, y el dólar futuro enero 2025 se ubica en $ 1.760. Veremos que dice el mercado a futuro. La cotización del dólar futuro nos permite visualizar que no estamos fuera del rumbo.
Si hacemos arbitraje de tasas, arribaremos a la conclusión que es más conveniente tomar deuda en dólares y pagar un seguro (mercado de futuro de dólar), que tomar deuda en pesos. Cuando cambia la música hay que cambiar el paso, cambio el gobierno y las finanzas también cambian.
Para ahorristas
En el caso de los ahorristas, si hay una baja de tasas de interés y existen diferencias marcadas entre la inflación esperada a futuro y la tasa actual. Lo que tendremos es una suba en la paridad de los bonos en pesos ajustados por inflación, que dará como resultado una tasa de interés negativa invirtiendo en el título. Sin embargo, al comprar este título, podemos ganar mucho dinero, porque si bien tiene una tasa negativa contra la inflación, es muy positiva contra la tasa de devaluación y mucho más contra la evolución de los dólares alternativos.
Si hubieras comprado el bono TX28 el 16 de enero y lo valuarías en dólares e hicieras la comparación con el valor actual en dólares te asombrarías al ver una ganancia superior al 40% en dólares. En menor proporción sucede algo parecido con los bonos TX26 y DICP.
El AL30 el 16 de enero valía $ 43.860 por lamina, mientras que hoy vale $ 48.400. Parece una pobre ganancia, pero si mido ambas cotizaciones en dólares, veremos que este bono al 16 de enero valía US$ 37,40 y hoy vale US$ 45,11, lo cual implica una suba del 20,6% en dólares.
Conclusiones
El mercado está observando un fuerte ajuste en las cuentas públicas, que se traduce en una recesión importante en el mercado y consecuentemente una mayor oferta de dólares. A esto hay que sumarle que no hay emisión monetaria sin respaldo.
La inflación en pesos es mucho más elevada que la tasa de devaluación. Para el periodo de 12 meses a enero del año 2025 vemos una inflación en dólares mayoristas del 33,5% anual y medida como dólar billete del 83,5% anual.
Los ejemplos que expusimos muestran que las inversiones en instrumentos en pesos ajustados por inflación son mucho más rentables que invertir en bonos en dólares. Lo mismo ocurriría si midiéramos la inversión en Obligaciones Negociables.
Toda cartera de inversión debe tener un equilibrio entre instrumentos en pesos, pesos ajustados por inflación, dólar mayorista, dólar MEP y dólar CCL. Como verás en Argentina tenemos 5 monedas y la mejor diversificación no llevara a un resultado equilibrado. Sin embargo, por ahora y solo por ahora, el peso ajustado por inflación les está ganando a todas.
La oferta de bonos es variada. Tenemos bonos respaldados por la tesorería, el Banco Central y por privados. Hay distintos plazos para tomar riesgos, a menor plazo menor tasa y riesgo, a más plazo, más tasa y riesgo.
La Argentina está en un cambio financiero de dimensiones desconocidas. Si el inversor sigue actuando como lo hacia abajo gobiernos kirchenristas y compra dólares, se esta equivocando. Hay un nuevo gobierno, fija un camino distinto, las decisiones cambian y el que no se adapte perderá dinero.