“Si definitivamente pasamos a ser un puerto sucio como Venezuela, los forwarders van a desaparecer”

Las normas del BCRA inquietan a los operadores de comercio exterior.

Bruno Andreolli.
Bruno Andreolli.

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29 mayo, 2023

En las últimas jornadas, diversos actores del comercio exterior argentino han manifestado su preocupación por el futuro inmediato de la actividad. Consideran que las misma se encuentra en una delicada situación, en un escenario para nada alentador, por las sucesivas medidas adoptadas desde el Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Si bien entienden que las normas responden a la falta de dólares, evalúan que la complejidad del contexto podría paralizar el ingreso de importaciones en las próximas semanas. Uno de los motivos radica en la dificultad que enfrentan para girar al exterior los pagos de fletes internacionales.

Ante esta situación, Bruno Andreolli, agente de carga con una extensa trayectoria, describió a Ser Industria la situación que atraviesan los agentes de carga. Señaló que los forwarders pueden desaparecer si no se revierten las últimas decisiones del Banco Central.

En ese sentido, señaló que las navieras definieron técnicamente a Argentina como un “puerto sucio”, igual que Venezuela. Por ello, las operaciones comerciales y logísticas relacionadas con el intercambio de bienes y servicios se vuelven problemáticas, complicadas o poco confiables. Esta calificación se relaciona a las “restricciones, regulaciones excesivas, ineficiencias burocráticas, corrupción u otros obstáculos que dificultan el comercio fluido y transparente”.

Para Andreolli, los funcionarios que toman las decisiones en torno al Comercio Exterior no tienen los conocimientos necesarios para desempeñar sus cargos. Además, están generando un problema que incrementa la desconfianza sobre una actividad vital para cualquier país que quiera desarrollarse.

¿Cuál es la actualidad del comercio exterior en Argentina?

En general bajaron un poco las importaciones, mientras las exportaciones están aumentando. Obviamente, a medida que sube el dólar, pasamos a ser un poco más competitivos, eso ayuda un poco a vender al exterior. Lo que está frenando la actividad, son las normas que pone el Estado o no blanquear el dólar real. Se ve en el sector agro, el principal exportador, que está esperando que se sincere el tipo de cambio y le sea más rentable. Todos sabemos que este dólar tiene fecha de vencimiento, no se puede seguir negando la realidad. Cualquier negocio, no solo las importaciones, está tomando la cotización del dólar blue porque es el valor de reposición.

¿Cómo inciden las últimas medidas del BCRA?

Estas últimas tres semanas, las medidas del Banco Central sumadas a los controles de la AFIP, han bloqueado directamente el pago al exterior.  Esto trae aparejado que haya diferentes jugadores. El importador real, quien trae la mercadería. Para que su SIRA sea aprobada, dependiendo de distintos factores, aguarda desde dos semanas hasta tres meses. Después aparecemos los agentes de carga que tenemos que pedir el SIRASe (Sistema de Importaciones de la República Argentina y Pagos de Servicios al Exterior) para el S04, que son los gastos en origen que los separan del flete. Cuando salió la norma, supuestamente por error, habían pedido el SIRASe para el pago de fletes.  Eso duró diez días que fueron muy complicados. Después se dieron cuenta y retrocedieron, quedó solamente para los gastos en origen. Hace unos días pusieron una norma nueva donde efectivamente también el SIRASe aplica para los fletes internacionales.

¿Cómo impacta en las empresas dedicadas a brindar servicios de carga?

Hay dos situaciones. Para las empresas internacionales vinculadas, afecta porque recién dentro de 90 días, supuestamente, obtienen la autorización para girar las divisas. Pero ¿qué garantía se puede dar de que en 90 días podrá realizarse el pago?  Esto es parte de políticas que buscan patear más adelante la deuda. Hoy están esperando llegar a las PASO con algo de dólares para tener un escenario un poco más favorable. Pero, claramente, esta situación no aguanta hasta octubre.

¿Y para las no vinculadas?

Para esas empresas, dentro de todo, los giros estaban saliendo en 48, 72 horas. Ahora, con las SIRASe, automáticamente se frenó todo y empezaron a aparecer asteriscos que condicionan la autorización del giro al exterior. El principal es el CEF, que es la Capacidad de Financiera que tenga cada forwarder en base al último cierre. La mayoría estaban pudiendo girar la parte de los fletes, no así la de gastos en origen y desconocemos por qué no se destraba eso si tienen la capacidad financiera. Pero también se paraliza todo si utilizaron alguna refinanciación de impuestos o si tienen alguna demora de pago en carga social. Quedan excluidos hasta actualizar esa situación.

¿Cuánto puede demorar?

Sinceramente no lo sabemos. El tercer jugador son las navieras, directamente anunciaron que los pagos de importaciones deben ser totalmente prepaid, hasta los gastos locales. Ahí se empezó a decir que Argentina se convirtió en un puerto sucio como Venezuela. Para las exportaciones no había ningún tipo de limitaciones, pero las navieras, empezando por MSC y desde la semana pasada la siguieron las demás, avisaron que a partir del 5 de junio las exportaciones pasan a ser collect. Por lo tanto, no recibirán pagos de ningún tipo en Argentina, se aseguran todo el pago afuera.

¿Esto a que trae aparejado?

Haciendo estas políticas no desaparece el costo, sino que cambia de jugador. Creo que el 50% de mercado de forwarder de Argentina hoy está bloqueado por la falta de presentaciones, ya que el cierre 2022 fue la última semana de mayo y siempre se pide una prórroga. El 50% de los forwarders están en ese cierre de año, algunos están con financiación de algún impuesto, otros con alguna demora en cargas sociales. Hay que entender que no los ha acompañado la realidad del país, que está muy difícil y también que hay mucho recambio de empleados.

¿A qué responde el recambio?

Porque la devaluación del peso, del 7% mensual, hace que cada tres meses el empleado venga con una propuesta mayor de la competencia. Antes, uno buscaba una carrera en una empresa internacional, mejores herramientas y mayor comodidad. Actualmente, los jóvenes buscan el efectivo, tener más dinero a fin de mes.

¿Este contexto tendrá consecuencias para las industrias?

Todo lo que está pasando genera el riesgo de quiebre en la cadena de producción. Van a llegar los embarques de abastecimiento de todo tipo de rubro y si la marítima no acepta el pago acá y al forwarder no le dejan sacar el dinero, no podrá pagar. Esto significa que no van a liberarle el contenedor.

¿Qué podría pasar?

Van a colapsar los depósitos, van a estar llenos de contenedores que no podrán liberarse por falta de pago del flete, no por falta de dinero sino porque no podrá girarse las divisas. Como ahora el pago es a 90 días, se está utilizando el dólar futuro a $300 y $350. Es algo totalmente inestable, en un día puede cambiar tres o cuatro veces ese tipo de cambio. Además, las navieras toman el dólar al valor que ellos quieren sin un control. Esto ha sido histórico y ellos tienen el poder. Lo que se viene es peor, porque dentro de 15 días el importador local en vez de comprar en condición FOB o Exworks va a hacerlo por CIF. De ésta forma toda la financiación y los costos pasan a manos de sus proveedores. Pero a la vez, hay que ver si ese proveedor acepta y en este escenario de incertidumbre decide financiarlo. Por eso, esto siempre le pega a las PyMEs que no tienen la espalda para pagar más, para autofinanciarse, porque el proveedor no se lo financia, cubrir todos los gastos impositivos de Aduana y demás.

¿Todos los costos derraman hasta el consumidor final?

Directamente van al consumidor final. Si la importación hay que pagarla dentro de 90 días y van a usar el dólar futuro, siempre termina en el producto final. Le pega a la PyME y al consumidor final, que va a pagar esos costos de importación.

¿También hay consecuencias para las exportaciones?

Si tenés que vender un producto final, no sabés hasta donde llegan las libertades para exportarlo. También pasa que, al vender al exterior, el pago es al dólar oficial y hasta un poco menos, porque depende si trabajás con entidades financieras privadas o nacionales siempre son unos puntos menos del oficial. Además de los costos del 0,6% del impuesto al cheque o del movimiento bancario y todos los impuestos que aparecen una vez y quedan in eternum en Argentina. Entonces, va a haber un quiebre el mes que viene seguramente de cadenas de producción de todo tipo. Va a haber aumento en las tarifas porque hoy ya no sabés si vas a tener que comprar los dólares y buscar otro método para sacarlo al exterior.

¿Los funcionarios que toman estás medidas conocen las consecuencias?

Claramente los que están tomando decisiones, que ven por dónde se van dólares, no analizan el detrás de escena. Contando las monedas, se le caen los billetes. Los funcionarios desconocen el mercado del comercio exterior, las implicancias, los rubros, las etapas del proceso…

¿Hay una devaluación por sectores y ahora le toca al comercio exterior?

Es tapar el sol con la mano. Con estas medidas, el Gobierno busca que los que tienen dólares en el exterior los usen para pagarle a sus proveedores y no sigan utilizando el beneficio del dólar oficial. Pero los que pueden hacer eso son los menos. Al final, estás políticas terminan afectando a un montón de empresas internacionales o de forwarders de emprendedores locales que sostienen puestos de trabajo, invirtiendo en un país donde ya nadie quiere invertir.

¿Qué siente el empresariado que está desarrollando un negocio?

Desmotiva. Nosotros hicimos una inversión inicial y con todas las normas que salieron, desde la DJAI, la SIMI, la SIRA, no podemos devolver plata por préstamos, ni por inversiones. Los que depositaron plata para sacar una ganancia no lo pueden hacer. Por donde lo mires afecta, uno trata de seguir, de no romper las cadenas de producción. Trabajamos mucho con lo que llamamos segmento uno y dos que son empresas manufactureras, fabricantes, importadores de materia prima y maquinarias autopartistas, aerospace. El sector autopartista le da de comer a un montón de familias, es uno de los más activos de la Argentina para importación y exportación y está situación lo va a afectar. Había muchas empresas que querían invertir porque somos baratos en dólares, pero todas estas trabas alejan y nos dejan fuera del mercado internacional.

¿Las medidas que toma el BCRA son fáciles de desactivar o revertirse?

Si el Banco Central quisiera, mañana larga una nota tirando para atrás las normativas, como fue, en su momento, la corrección del S02. El comercio exterior es la puerta de entrada y salida al mundo. En pandemia, el forwarder estuvo muy golpeado, en muchas cosas éramos supuestamente esenciales, pero parece que ese pasado que permitió que el país se siguiera moviendo hoy ya no vale. Ahora que la naviera directamente maneja todo desde afuera, quedamos atados de pies y manos. Estamos recibiendo pagos de los clientes a un dólar menor al que vamos a pagar el servicio, tratando de poner toda esa plata en fondos de inversión o en un plazo fijo para evitar que se devalúe, haciendo malabares para sobrevivir.

¿Hasta dónde llegan los riesgos de seguir poniendo trabas al comercio exterior?

Creo que en el 2025 puede haber un boom por parte del litio y Vaca Muerta, que sigue creciendo. Eso hay que exportarlo. Pero si se siguen poniendo trabas, vamos a terminar pegándonos un tiro en el pie. Lamentablemente en comercio exterior cada 15 días cambian las reglas de juego. Somos muchísimos agentes de carga los que estamos trabajando. Si esto no cambia y definitivamente pasamos a ser un puerto sucio como Venezuela, los forwarders van a desaparecer, se van a perder puestos de trabajo y todos los servicios que brindamos para hacer más eficiente la cadena de producción. A Venezuela le pasó esto que nos está pasando a nosotros y el comercio exterior claramente queda muy afectado.

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