El año 2020 estuvo marcado por una búsqueda constante de superar los desafíos que acompañó a la pandemia. En el caso de la industria proteica, hemos seguido de cerca las iniciativas de las granjas avícolas para mantener alta la producción ante la necesidad de fortalecer la seguridad de operadores y productos. Después de todo, existe una gran demanda para el mercado interno y para la exportación (pese a que no fue el mejor año).
Según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, el consumo interno de carne de pollo en Argentina alcanzó un récord histórico de 50 kg por persona al año igualando prácticamente al de la carne según datos del sector. Esos 50 kg que se consume hoy eran 18,4 kilos en 2003, 40,4 kilos por habitante/año en 2014 y consolidó la suba hasta el valor actual en los últimos años.
No tenemos ninguna duda, el potencial es grande. Pero los desafíos del momento también lo son: la necesidad de distanciamiento en la operación, el refuerzo de los protocolos de seguridad y el apoyo emocional a los operadores. Todo esto trae una mirada más cuidadosa a los procesos de automatización en la industria, que se está dando cuenta cada vez más de la relevancia de combinar mano de obra con tecnología para lograr una mayor eficiencia operativa.
La automatización no solo hace que la fuerza laboral sea más eficiente, sino que también es fundamental para mejorar las condiciones de trabajo, eliminando tareas repetidas y la posibilidad de contaminación cruzada. Sin duda, es la clave para seguir reduciendo las tasas de incidencia de lesiones y enfermedades en el sector. Vemos que es beneficioso para la fuerza laboral, mejorando la productividad y reduciendo la rotación de empleados. Además, la automatización permite el uso de materiales más finos y, en consecuencia, reduce el consumo de plástico, reduciendo la huella de carbono.
La gestión de la mano de obra es un cuello de botella para la avicultura no sólo en Argentina. En el mercado norteamericano, por ejemplo, los principales actores están considerando expandir el uso de robots en las plantas.
Las industrias están atravesando un proceso disruptivo, que requiere trabajadores más calificados, más fáciles de interpretar, calcular e innovar. De cara al futuro, es hora de buscar soluciones duraderas que ayuden al momento presente y que amplíen las posibilidades para los próximos años. La automatización no solo proporcionará una solución multifacética para el desafío del trabajo, sino que también aumentará la rentabilidad y permitirá que la industria continúe satisfaciendo la creciente demanda de hoy y mañana.
Por Mariano Iocco, director de Marketing de Sealed Air para América Latina.