El ingeniero Eduardo Borrri, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA), insistió con el pedido al Congreso Nacional para que apruebe el proyecto de ley que impactaría de forma positiva en el desarrollo del sector.
En una entrevista con Ser Industria Radio, el empresario dio detalles de la propuesta que en la actualidad se encuentra en la comisión de Industria de la Cámara de Diputados. “Estamos esperando que la política alinee sus intereses con los de la sociedad”, dijo.
Además, repasó cómo la sequía afectó la actividad de las empresas fabricantes de maquinaria agrícola. También explicó de qué manera, en la actualidad, Argentina subsidia al empresario brasileño en vez de a las PyMEs locales. “De cada $100 que van al sector en forma de subsidios para que el productor pueda comprar una máquina, dos terceras partes se terminan yendo del país”.
¿Cómo atraviesa el sector estos duros meses de sequía?
Nos afectó fuertemente. Hubo caídas muy importantes en el ingreso de pedidos, que se empezó a visualizar desde mitad del 2022, pero el impacto no llegó hasta principios de este año. El año pasado estábamos, si se quiere, sobre demandados y lo que se consiguió el año pasado es achicar el stock que teníamos dentro de la fábrica sin producir. El año pasado terminó siendo récord de producción de ventas. El pico anterior había sido en el 2017, en el 2022 se superó, pero fue arrancar el año y pegar una frenada impresionante con caídas desde el 50 al 80% de los nuevos ingresos de venta en forma comparativa. A partir de ahí empezamos a tratar de visualizar cómo pasar el año. Entramos a esta situación por una cuestión climática, no podemos echarle la culpa a nadie más que a la naturaleza y entendemos que de la misma manera vamos a salir. Entendemos que el año próximo va a ser un bueno, pero 2023 está siendo duro para la mayoría de los fabricantes. Ante esta situación, apelamos al gobierno nacional que tiene algunas alternativas para morigerar ese impacto, como poner créditos razonables para que el productor que está más o menos en condiciones, pueda acceder. Sin embargo, hay una cuestión. El Banco Central, con la comunicación 7720, está pegando muy duro porque algún productor que no le fue tan mal, que tiene stock de grano, termina no pudiendo tomar un crédito porque esa resolución se lo prohíbe. De esta forma muchas de las concreciones de venta que vimos en Expoagro y en Agroactiva recientemente, se terminan cayendo porque esa comunicación todavía está vigente.
¿Qué cantidad de gente emplea esta industria?
Nuestras industrias están en el interior del interior, con un entramado social y un arraigo muy importante. En general todo lo que se creció en gente hasta el año pasado se mantuvo y se sigue manteniendo. Se achican horas extra, pero en general no hay despidos. Pasamos de 26 mil que teníamos en el 2019 a unos 40 mil colaboradores en forma directa. Si tuviéramos una ley de Maquinaria Agrícola, que definiera mejor que es nacional y que es importado y a dónde se apuntarán los créditos más eficientemente, podríamos pasar de 40 mil a 70 mil empleos. Todavía estamos esperando que la política alinee sus intereses con los de la sociedad. Esto no está pasando, lo estamos viendo con lo que pasó la semana pasada con conflictos de todo tipo. Entendemos que hay voluntad política pero la agenda es totalmente diferente. No espero que esto ocurra en junio, quizás en julio puedan reunirse y sancionar esta ley que está en la comisión de Industria. Esto pude expresarlo en Agroactiva: de cada $100 que van al sector en forma de subsidios para que el productor pueda comprar una máquina, que están pagadod por todos los argentinos incluyendo obviamente el productor, dos terceras partes se termina yendo del país. O sea, se subsidia el trabajo brasilero principalmente y no el argentino. Es una anomalía que se podría llegar a corregir con esta ansiada ley.
¿Cuándo habla de diferenciar entre lo importado y lo nacional, es porque se importa maquinaria completa o acá se ensambla?
Las dos cosas. Viene máquina terminada y también semi terminada. Es como lo que pasa en la industria automotriz donde hay fabricantes muy integrados localmente, como los de pickups. Se ha generado un hub argentino para este tipo de vehículos. Tenés otros vehículos a los que solamente se le agrega un 5% local, el 95% viene de afuera. Los incentivos tienen que estar para los que integran mucho más, esto pasa en esa industria y nosotros pedimos algo similar, que es un espejo de lo que Brasil hace con nosotros. Si un fabricante argentino socio de CAFMA con su producto quiere venderlo en Brasil, si no tiene un nivel de integración local, no lo puede hacer, no puede acceder al crédito de la banca pública. Eso en Argentina no pasa. Nosotros regalamos el dinero que no tenemos. No estamos en contra de una marca o de la importación, pero el efecto que tendría una ley de este tipo es que las marcas que los productores desean tener, las van a tener más cerca, porque estas transnacionales de alguna manera se terminan radicando en la Argentina. Incluso algunas se han radicado, han prometido integrar y finalmente después cuando no se los controla dejan de hacerlo. Hoy dos tercios de los créditos se los terminan llevando estas empresas, en cambio las nuestras, que en general son más chicas, no acceden al crédito, porque los cupos son pequeños. El Banco Nación hizo un esfuerzo muy importante de $60 mil millones para Agroactiva, pero tenemos asociados que no lograron el crédito para sus productos.
¿Tienen problemas para importar insumos?
Sí, justamente se está dando esta situación que es alocada. Mientras ingresan productos terminados, muchos de nosotros no conseguimos insumos. No es solamente pedir permiso para importar o no tener crédito, del otro lado una PyME no siempre tiene 90 o 120 días de plazo de su proveedor. En cambio, las empresas más importantes realizan una operación inter company, en donde la filial de Brasil le da crédito a la filial argentina. Ese crédito queda dentro de la compañía, tiene posibilidad de hacerlo, hasta esa situación estamos viendo. Nosotros tenemos conflicto para conseguir neumáticos y viene una tolva terminada con neumáticos puestos, mientras hay unos treinta fabricantes de tolvas en la Argentina, por citar un ejemplo muy sencillo.
Un concepto que usted comparte es el de convertir a la Argentina en un “Agro Valley”. ¿La ley de Maquinaria Agrícola contempla esta idea?
Uno de los capítulos del proyecto de la ley de Maquinaria Agrícola está relacionado con la tecnología de agricultura de precisión. Pero ese concepto es un poco más amplio, más general y más de visión. Porque hay que trabajar mucho para alinear a todos los actores que se requieren. Están las universidades, el INTA, el INTI, los productores, la cadena industrial y los contratistas que son los grandes genios que especifican que requieren. Hay mucho para trabajar. Con algunos países se está intercambiando tecnología y un diálogo argentino alemán que está propiciando esto de tener trazabilidad con blockchain para el 2030 para Europa, para ver de qué manera se produce. Eso se está logrando y es tecnología de primer mundo, pero entendamos que en Argentina es muy hostil para desarrollarse. Así como tenemos un montón de ventajas, hay un montón de contradicciones internas que impiden que estas cosas se hagan. Igualmente, tenemos la visión y la vamos a mantener.
Los agregados comerciales extranjeros expresan su interés en comprar maquinarias agrícolas argentinas. ¿Pueden crecer las exportaciones o la falta de insumos los complica?
Nosotros venimos creciendo en exportaciones, tendríamos que tener todavía más. Hemos largado junto al gobierno nacional, la marca sectorial de maquinaria agrícola. Así como existe el vino de Argentina y otras marcas sectoriales que permite identificar a la región como un polo de suministro con la maquinaria. Se lanzó en 2022 y se está terminando de ejecutar este año. Es una marca sectorial que de alguna manera va a permitir hasta triplicar el nivel de exportaciones. Hoy estamos exportando alrededor de US$ 125 millones, más o menos un 10% de las ventas, pero tiene que crecer mucho. El insumo principal que falta en Argentina es el dólar, ahí es donde debemos poner el foco, tenemos condiciones. Estamos un poco atrasados con el tipo de cambio, el desdoblamiento cambiario no colabora. Estamos exportando a dólar oficial y comprando algunos insumos a dólar blue. Ese tipo de cosas traccionan para atrás en lugar de hacerlo favorablemente.