Para el 2024 se pronostica que la producción global de cannabis medicinal alcanzaría los 42.700 millones de dólares, multiplicando catorce veces el valor de diez años atrás. En este contexto alentador, se anunció la creación de la empresa de base tecnológica “Cannabis CONICET” que reúne al CONICET, a la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) y al Hospital de Alta Complejidad El Cruce Dr. Néstor Carlos Kirchner.
El objetivo es fortalecer e impulsar la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial en la región en todas las etapas, desde el cultivo, la producción y el uso clínico e industrial a la capacitación y formación de recursos humanos, comprendiendo el valor económico y social de la industria a través de su articulación con el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.
El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, participó del acto en la UNAJ junto a la presidenta del CONICET, Ana Franchi, el secretario de Articulación Científico Tecnológica, Juan Pablo Paz; el rector de la UNAJ, Arnaldo Medina; la investigadora del CONICET, Silvia Kochen y el director Ejecutivo del Hospital, Ariel Saez de Guinoa.
Filmus subrayó“la importancia de que el Estado apoye este tipo de iniciativas, para que democráticamente se pueda acceder al derecho de la salud. El mercado no resuelve este tipo de cuestiones sino el Estado a través de todos los organismos involucrados. Tiene que ver con una lucha de la sociedad civil y de las organizaciones. No hay posibilidad de crecimiento sin soberanía y hoy se constituye en base al desarrollo científico tecnológico. No hay ningún país con desarrollo pujante que no haya apostado a la ciencia y la tecnología. No hay otra forma de construir un país más soberano”.
Agregó que “los que monopolizaron el conocimiento en la pandemia también lo hicieron con la vida y la muerte de la humanidad. Nuestra comunidad científica respondió a la demanda. Por eso, una ley de financiamiento como la que tenemos y un debate respecto al Plan 2030 que nos permita tener un horizonte de país a futuro que genere las condiciones para que sea un país productivo aportando calidad de trabajo y de investigación y su transferencia. Todo esto está resumido en la empresa que se está creando y si no fuera por el Estado no se podría cumplir”.
La presidenta del CONICET, Ana Franchi, celebró el lanzamiento y destacó el trabajo conjunto. “Nos unimos en esta empresa con una universidad pública, joven y creciente, que lleva el nombre de Arturo Jauretche y un hospital público que lleva el nombre de un presidente que cambió la historia de la ciencia y la tecnología en Argentina, Néstor Kirchner. Esto nos compromete a tener un Estado que garantice, no que reprima el uso del cannabis, que garantice e intervenga en la salud pública y en esta línea, también a la producción”.
“Esto no inició hoy, desde CONICET, Universidad y Hospital, sino que, principalmente, con las mujeres que querían usar el cannabis medicinal con sus familias y el Estado las reprimía, pero se organizaron y siguieron adelante”, sostuvo. Añadió que “en el CONICET hemos estado trabajando desde la Red de Cannabis Medicinal (RACME) con un impacto positivo, donde aprendimos entre todos y todas, pudimos avanzar junto a otras instituciones, organizaciones, legisladores y legisladoras, teniendo vigente la reciente ley N° 27.669 que establece el marco regulatorio para el Desarrollo de la Industria del Cannabis Medicinal y el Cáñamo Industrial la cual aborda y contempla la investigación y desarrollo de sus usos”.
Aseguró que este proyecto busca la formación académica y productiva de cultivadores y la formación en conocimiento de los propios usuarios y usuarias. En este sentido, el CONICET aporta positivamente a la calidad de vida de la sociedad: “Para nosotros y nosotras es importantísimo, porque el Estado está interviniendo en la salud pública, en el control de calidad para el bienestar de las y los usuarios, impulsando el avance en los estudios clínicos del cannabis medicinal y el desarrollo del cáñamo industrial, que nos va a permitir tener más fuentes de trabajo, remediar suelos y un desarrollo productivo muy importante”, concluyó, y agradeció a las contrapartes, organizaciones y toda la comunidad científica por el arduo trabajo y compromiso.
Por su parte, Medina expresó que “es una satisfacción para nosotros acompañar este emprendimiento. La UNAJ, viene participando junto con la RACME del CONICET, instituciones académicas, científicas y productivas y con miembros de la sociedad civil en este proyecto. Partiendo inicialmente de los marcos regulatorios y de los trabajos de investigación científica y médica enfocados en la utilización de cannabis medicinal así como también de la regulación de la producción industrial y la comercialización tanto en nuestro país como la posibilidad de exportación
Finalmente, Kochen celebró que el anuncio sea en el marco de una universidad y con el apoyo del Ministro y expresó que “hay muchos registros que en diferentes partes del mundo el uso de la planta de cannabis acompaña desde el origen de la humanidad. A mediados del siglo pasado la construcción del conocimiento –encabezado por el profesor Raphael Mechoulam- identifica el primer componente activo de la planta del cannabis (el THC) que tiene algunas propiedades psicoactivas. Esto provocó un interés renovado y fue un poco mi propia historia. Fueron los pacientes con epilepsia y familiares que se acercaron al hospital para ver si los podía acompañar en el uso del cannabis. Hicimos estudios observacionales y ante las coincidencias con profesionales de la salud e investigadores fue que construimos la RACME. Hay numerosas investigaciones que nos dan evidencia científica sobre el uso del cannabis en diferentes patologías y en el mejoramiento en la calidad de vida. Esta eficacia y los pocos efectos adversos es una de las situaciones que aumente el interés científico y el industrial también”.
Cannabis CONICET
La EBT Cannabis CONICET consolida las experiencias del CONICET y sus instituciones asociadas en torno al cannabis medicinal y el cáñamo industrial. Sus coordinadores/as científicos/as son los/as investigadores/as del CONICET, Silvia Kochen, Gregorio Bigatti y Esteban Colman. La empresa funcionará respondiendo a cuatro valores centrales: federalismo, calidad y excelencia, responsabilidad social y agilidad y en este sentido ofrecerá:
- Capacitación recursos humanos especializados
- Estudios Observacionales del uso terapéutico del Cannabis Medicinal para contar con la evidencia sobre la eficacia, efectos adversos, dosis, y otros aspectos que involucran el uso del cannabis en salud.
- Control de calidad estandarizados
- Semillas CONICET, Desarrollo y registro de nuevos cultivares
En la actualidad más de 50 países han avanzado en algún tipo de legalización para el cannabis de uso industrial y/o medicinal. En Argentina, la Ley 27.350 de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados ha establecido un marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo de la planta de cannabis y sus derivados; más recientemente, la ley 27.699 sancionada en 2022 ha establecido el marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial abarcando la cadena de producción y comercialización nacional o con fines de exportación de la planta de cannabis, sus semillas y sus productos derivados afectados al uso medicinal, incluyendo la investigación científica y el uso industrial, promoviendo así el desarrollo nacional de la cadena productiva sectorial. En ambas leyes el CONICET ha tenido un rol central a partir de la conformación de la Red de Cannabis Medicinal (RACME) y el acompañamiento a las actividades de investigación, desarrollo y vinculación tecnológica en la temática.
En el año 2000 la producción global de cannabis medicinal era tan sólo de 1,4 toneladas, mientras que en el 2019 alcanzó las 468 toneladas. Las proyecciones, para el 2024 indican que el valor de la producción global alcanzaría los 42.700 millones de dólares, multiplicando por 14 veces el valor de tan solo diez años atrás.
El cannabis de uso industrial y medicinal, se presenta como una oportunidad para Argentina no sólo por ser un mercado global emergente, sino por ser una actividad intensiva en conocimiento tecnológico y agroindustrial. A modo de ejemplo, la totalidad de las solicitudes de patentes relacionadas a variedades de Cannabis hasta el año 2016 alcanzaron las 320 presentaciones mientras que sólo en el trienio 2017-2019 se presentaron 470 nuevas solicitudes.