Morales finalmente renunció ante la continuación de las manifestaciones en las calles del país, a pesar de que esta mañana convocó a nuevas elecciones tras un informe de la OEA que reveló “irregularidades” en los comicios de octubre.
La decisión fue anunciada después de que el comandante general de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, y el de la Policía Nacional, Vladimir Calderón, le soliciten que dé un paso al costado para desactivar la crisis política y social.
“He decidido, escuchando a mis compañeros (…), a la iglesia católica, renunciar a mi cargo de la presidencia”, declaró Morales. “La lucha no termina acá”, advirtió con la voz entrecortada por momentos, para insistir en su denuncia de un “golpe cívico, político y policial” instigado por “grupos oligárquicos que conspiran contra de democracia”.
Explicó que su decisión fue tomada “para que (Carlos) Mesa y (Fernando) Camacho no sigan persiguiendo a mis hermanos, dirigentes sindicales”, en referencia a ataques sufridos por funcionarios del oficialismo e instó a los líderes opositores a reducir la violencia que azota a gran parte del territorio nacional.
La salida del mandatario se precipitó tras la publicación del informe preliminar del equipo de auditores de la OEA que examinó el proceso el electoral del 20 de octubre, luego de un acuerdo con el gobierno. El documento refleja irregularidades y la OEA pidió repetir el comicio.
Los auditores denunciaron una “manipulación” del sistema informático empleado en la transmisión del recuento de votos de tal calibre que ha exigido una investigación de lo sucedido, y solicitado incluso la disolución de las actuales autoridades electorales del país.