Uali es una startup argentina orientada a aportar soluciones tecnológicas al sector energético. Con el objetivo de mejorar la forma en que se produce energía en todo el mundo, sus creativos presentaron una innovadora forma de inspeccionar aerogeneradores.

Al respecto, desde Cornwall, Reino Unido, Ian Bogado, CEO de la empresa, explicó en Ser Industria Radio cómo desembarcaron en el mercado europeo y los desafíos que tuvieron que enfrentar para ser aceptados en una industria que los consideraba “forasteros”.

Asimismo, repasó el camino que los llevó a ser proveedores de las multinacionales más importantes del oil & gas. También destacó el crecimiento de las renovables y convocó a que se sumen emprendedores a la industria energética. “Siempre es bueno tener más jugadores en la mesa”, dijo Bogado.

¿Cómo fue la evolución de Uali en los últimos años?

Hay mucha identidad, tanto en la tecnología como en la PyME en Argentina. Mi socio, Diego Montesano y yo fuimos inculcados en la idea de mucho trabajo, reinversión y perseverancia. Aprendimos que, a pesar de las dificultades, lo que uno hace en Argentina es muy valorado en el exterior. Este es el camino que estamos siguiendo en términos de sustentabilidad y energía renovable. Nos dimos cuenta también de que era bueno empezar a probar otras canchas, jugar otros partidos, para volver a aprender. Argentina se caracteriza por ser líder en oil & gas, pero en la industria de energías renovables estamos creciendo. Todo lleva su tiempo, no somos tan cracks como en oil & gas, pero vamos por ahí. Uno cree que en Europa se las saben todas, pero no es así, quedan espacios por ocupar. La facilidad también hace que algunos se achanchen. Nosotros venimos “con el cuchillo entre los dientes”, como dice mi socio, podemos traccionar mucho más rápido. Nuestro enfoque ha sido desarrollar una tecnología muy simple y efectiva para la inspección de aerogeneradores en la región Patagónica. Sabemos que es una zona muy ventosa y con condiciones climáticas similares o superiores a los mejores lugares donde se produce energía eólica en el mundo. Adaptándonos a esta realidad, descubrimos que lo que pensábamos era normal y los desafíos que enfrentábamos no eran los mayores de la industria. De hecho, encontramos un espacio en el que podemos innovar y probar nuevas soluciones para mejorar la industria de energías renovables. Es emocionante saber que podemos hacer una diferencia en la industria y mejorar la forma en que se produce energía en Argentina y en todo el mundo.

¿Cómo es, para una startup argentina, ir a competir en otros países del mundo?

Estamos haciendo una transición entre pensar que éramos una empresa pequeña o una PyME convencional, a entender que nos metimos en el camino para ser internacionales. Cuando comenzamos Uali,y esto siempre lo decimos con Diego, empezamos a pensar qué compañías podían acompañarnos en el desarrollo de proveedores y empezamos con Shell, Total Energy y otras más que entran en esa bolsa y te van llevando hacia un camino. Estamos entendiendo cómo ir a nuestro ritmo sin perder las ganas que tiene la industria de estar en boca de las tecnologías que todos hablan: chat GPT, automatización, etcétera, pero hay que darle un sentido operativo. Después, cuando uno lo baja a la vida real, no era tan fácil como hacer un clic y que te devuelva todo. Hay que tener mucho cuidado. Más operando en diferentes lugares del mundo que, sinceramente, son complicados en el sentido de geografía y clima. Argentina es muy complicada y por eso es tan buena para producir energía. Como argentinos pensamos “voy al primer mundo, a la primera liga”’ y si no va bien, al menos aprendimos. Estamos recorriendo el camino de no ser menos por venir desde el fin del mundo.

¿Cómo se convirtieron en proveedores de empresas en el oil & gas?

Nuestra historia comienza con el objetivo de comprender las dos industrias más interesantes en Argentina que, en nuestra opinión, son la agricultura y la energía. Mucha gente habla sobre el agro, todos conocemos a alguien que trabaja en el campo o que tiene relación directa con él, pero el mundo de la energía se ve como un nicho cerrado y de difícil acceso. En ese momento, tomamos la decisión de enfocarnos en ese sector, aunque no sabíamos que en el futuro iba a haber una pandemia, una crisis energética o una guerra. Entendíamos que la energía y la comida nunca pueden faltar y nosotros estábamos atacando una de ellas.

Un fuerte desafió para una startup en un sector tan rígido…

Cuando empezamos a involucrarnos en la industria, nos dimos cuenta de que al ser una startup, éramos vistos como forasteros y tuvimos que pasar por un proceso de validación para que nos aceptaran. Aprendimos mucho de la industria y de cómo ser parte de ella, fue lo más difícil. Pero una vez que ingresamos en esa “sociedad”, fue muy fructífero. Comprendimos otras realidades que tiene nuestro país y cómo podemos ayudar para que la factura de luz sea más eficiente o para crecer sin depender de diferentes tipos de subsidios. Uno de los mayores desafíos fue entender que dentro de la industria energética existen muchas PyMEs, pero muy pocas startups, que son empresas con una identidad tecnológica y necesitan crecer muy rápido. A nivel mundial, es muy complejo ingresar a esta industria porque lleva mucho tiempo asimilar la innovación. Una vez que te aceptan, lo más probable es que no entiendan la diferencia entre alguien que vende bulones y alguien que vende tecnología. Fue un camino largo y estamos trabajando en entender las diferencias y seguir sumando más actores dentro de la Argentina.

¿Hay espacio para más startups?

Creo que hay muchos actores que están fuera de esta industria y podrían aportar mucho valor. Por ejemplo, en la reducción de costos en logística. Desde nuestra experiencia, podemos decir que es posible producir energía de manera más eficiente y con más empleo, es algo que estamos trabajando. Además, estamos sumando a otros colaboradores, sean competidores o no, para crear un ecosistema más fructífero. Siempre es mejor tener más jugadores en la mesa, porque así se cuenta con diferentes opiniones y no depender de un monopolio que tome decisiones por sí solo. Es uno de los desafíos que estamos enfrentando, para darle más facilidades a las corporaciones y abrir un poco más el juego, en lugar de ser los únicos en el mercado.

Son una empresa de robótica, inteligencia artificial, internet de las cosas… ¿Cómo se aplica esto a una industria como la de la energía?

En esta industria lo que juzgan es si podemos hacer las cosas más baratas, más rápidas y ayudar a nuestros clientes a ser más eficientes en la distribución de sus recursos. No importa si presentamos un cohete que va a la luna o una tecnología más simple, sino cómo llevamos a la práctica nuestras ideas. Entendemos que muchos procesos en la industria son repetitivos y funcionan con tecnologías simples o antiguas, pero tratamos de desafiar esos conceptos y hacer las cosas de manera más eficientes. Por ejemplo, si algo tarda 8 horas en detectarse en el campo, nosotros podemos hacerlo en una hora. Así que, para nosotros, la conversación siempre se trata de comparar manzanas con manzanas y demostrar que podemos hacerlo más rápido y más barato.

¿Cómo surge el proyecto de inspeccionar aerogeneradores sin parar las hélices?

Cuando comenzamos el proyecto, nuestro enfoque estaba principalmente en el sector de oil & gas. Pero al expandir nuestras relaciones y tener un contacto más amplio con otras culturas, nos dimos cuenta de que para atraer inversores debíamos ser más sustentables. Aprendimos que no se trata solo de cuidar la basura en la oficina, sino de tomar acciones que impacten positivamente en el medio ambiente. En ese momento, comprendimos que podíamos ser uno de los principales actores, entre muchos otros, en la lucha contra el cambio climático. Si bien la Argentina no tiene una gran emisión de carbono, en otras partes del mundo, el foco está en desarrollar tecnologías para hacer que la energía renovable sea competitiva con el oil & gas, que actualmente recibe muchos subsidios. Pero cuando estos desaparezcan, habrá una verdadera batalla. Por lo tanto, decidimos crear un gran valor a través de la sustentabilidad.

¿En ese camino hubo empresas que se interesaron?

Sí, la primera compañía que nos dio una mano en Argentina fue Genneia. Gracias a ellos nos dimos cuenta de que la energía renovable tenía un valor muy alto. Así que dijimos, “tenemos que hacer un doble clic para encontrar valor, porque hay demasiada competencia”. Nos dimos cuenta que hacer inspecciones en las palas de los aerogeneradores era complicado porque, casi siempre, requerían detenerlas. Si a una compañía petrolera les decíamos que para inspeccionar un pozo había que detenerlo, nos mataban, por lo que teníamos que encontrar una solución que no afectara la producción de energía. Fue un desafío que trabajamos con las empresas, pero finalmente nos dimos cuenta que podíamos cambiar una industria. Este fue nuestro primer desarrollo de I+D desde cero y hasta el momento, estamos teniendo éxito. Siempre tratamos de dar una vuelta de rosca a las cosas, es algo que nos caracteriza. En este caso, logramos encontrar una solución innovadora para hacer inspecciones de palas de generadores de energía