El inesperado “efecto sequía” impacta en todos los transportistas, pero sus coletazos negativos son más salientes en quiénes dependen directamente de la industria del agro cuyo movimiento está atado exclusivamente a la cosecha local y aledaña. Si bien existen empresas con estructura relevante, flotas de más de ocho camiones, hay otras con capacidades limitadas.
La disminución de carga en este año es relevante, con caídas superiores al 50% en el ingreso de camiones a puerto y 40% en transporte de granos en general, pero no asfixiante si los transportistas cuentan con capacidad de adaptarse. Una de las soluciones puede estar en preparar las unidades y choferes para realizar otro tipo de cargas, salir de la zona de confort y abrir nuevas puertas que contrarresten la merma del volumen habitual. Los cambios pueden producirse si los transportistas adaptan las unidades para la realización de cargas peligrosas; amplían la zona de carga y se enfocan en la cosecha de cultivos menos afectados u otro tipo de carga granel o paletizada. Mientras el agro sufre por la sequía, otras industrias como el oil & gas y minería no encuentran todas las unidades que requieren.
¿Cuán fácil es adaptarse?
En su trabajo habitual la barrera de entrada para prestar servicios de transporte de carga es bastante baja. Los dadores de carga locales, como acopios y distribuidores, a la hora de asignar, no suelen tener muchos más requisitos que los de circulación básicos ni solicitan la documentación correspondiente, lo que no obliga a la flota transportista a cumplir estándares muy estrictos. Una complejidad que marca una barrera muy alta cuando se piensa en interactuar con dadores de carga de otro rubro y con otro nivel de exigencia. El envío de la documentación teniendo que utilizar plataformas de gestión más complejas de compliance son tareas con las cuales el transportista del agro no está tan familiarizado. Trabajar con un dador de carga más exigente ya no implica levantar una carga y entregarla, sino que comienzan a atenderse cuestiones como la puntualidad, el estado de la unidad, el tiempo de tránsito para la entrega, el seguimiento de la carga, el registro de desvíos o demoras y de entrega conformada. La liquidación o facturación del viaje se realiza por medio de órdenes de compras y en algunos casos a través de una plataforma. En esta instancia, herramientas como el WhatsApp o las planillas de Excel dejan se ser una “herramienta eficiente”. Sin embargo, el registro manual sigue siendo una tendencia: tan sólo el 5% de las empresas de transporte de cargas está digitalizado.
La actividad comercial es otra función que ralentiza la adaptación. Realizar ofertas a una licitación, por ejemplo, es algo que requiere de tiempo, capacidad, disponibilidad de unidades y flexibilidad para trabajar sobre casi cualquier ruta, siendo mucho más difícil para los transportes pequeños. La comercialización tiene que ser dinámica no solo para lograr el acceso a nuevos clientes sino también para poder eficientizar las operaciones con viajes de retorno. Al día de hoy, la vacancia del transporte de carga en las rutas de nuestro país asciende a 37%.
Recomendaciones para adaptarse rápidamente
Preparar la flota y choferes para nuevos tipos de carga, ordenar la documentación requerida por ley y salir del área de confort para buscar nuevas oportunidades son las primeras acciones que los transportistas pueden hacer para adaptarse al nuevo escenario. Para quiénes tienen dificultades para armar una estructura comercial, lo habitual es comenzar a trabajar con un operador logístico más grande. Una práctica que en el corto plazo tiende a dar buenos resultados dependiendo de formalidad, capacidad, respaldo y desarrollo tecnológico del intermediario.
La sequía es un factor circunstancial que acentúa la problemática histórica del transporte en Argentina. Nuestro sistema nació como una herramienta de cambio para impactar social y económicamente en la actividad y en el negocio de los transportistas y de los dadores de carga. A través de nuestra plataforma colaboramos cuando necesitan migrar a un segmento más profesional dándoles soporte para tener relaciones comerciales con dadores de carga más exigentes. Abrimos el juego para que los transportistas no sólo de las zonas más dinámicas sino de las 24 provincias del país puedan profesionalizarse y entrar como un jugador, más allá de la dimensión de su flota y negocio.