El potencial de las zonas francas ha demostrado ser un motor clave en Colombia, donde se han establecido 119 de estas áreas, que actualmente alojan más de 1000 empresas, que generan más de 169 mil puestos de trabajo.
Pero lo notable es lo que contó Angélica Peña, Directora de la Cámara de Usuarios de Zonas Francas de la Asociación Nacional de Industriales de Colombia (ANDI). En una entrevista con serindustria.com.ar señaló que “el 90% de las empresas de las zonas francas en Colombia son MiPyMEs”. El dato demuestra la capacidad de este régimen para impulsar a las pequeñas y medianas industrias.
En este sentido, la directiva del ente que articula entre empresarios, estado y organismos de control, consideró que “esto ha sucedido porque una de las grandes virtudes de las zonas francas es que generan ecosistemas empresariales. Para una micro o pequeña empresa es más eficiente estar en un lugar con servicios compartidos, mejores tarifas de luz, cableado completo de internet y acceso a tecnologías. Además, se crea una simbiosis con otras empresas y es más fácil alcanzar los estándares de sostenibilidad”.
Según datos de 2023, las zonas francas en Colombia exportaron más de US$ 3.390 millones, lo que representó el 6.4% de las exportaciones totales del país. Mariana Briceño de ANDI explicó que “ese número tiene matices. Ese 6.4% proviene de alrededor de 500 empresas, mientras que el resto lo generan 9.228 empresas”.
También manifestó que, según un estudio de la ANDI, el 9.6% de las exportaciones no minero-energéticas (excluyendo petróleo, café y metales preciosos) corresponden a las zonas francas. “Esto contribuye significativamente a la diversificación de la canasta exportadora y en 2023 las zonas francas aportaron el 2.6% del valor agregado al PIB de Colombia”.
Razones de éxito
Por su parte, Peña atribuye el desarrollo de estas áreas en Colombia a varios factores y recordó que “la política de zonas francas se fortaleció en 2005 con la ley 1004, que fomentó principalmente actividades industriales de bienes y servicios. Existen también usuarios comerciales que pueden realizar labores de almacenamiento, pero no gozan de la tarifa diferencial de renta”.
En comparación con otros países de la región, considera que el régimen colombiano es “muy competitivo y estable, proporcionando un marco general a los empresarios. Los operadores privados deben ofrecer servicios de infraestructura y logística, lo cual es una figura novedosa respecto a otros países”. En este sentido, destacó su papel en el desarrollo regional, especialmente en áreas con infraestructura deficiente.
Para Peña, no solo son una herramienta para el comercio internacional, sino también clave para la industrialización, la atracción de tecnología y mejores prácticas industriales, la generación de empleo y la inversión.
En cuanto a los beneficios fiscales, Peña explicó que “las empresas que se instalaron antes del 13 de diciembre de 2022 tienen una tarifa de renta del 20%, mientras que para los usuarios comerciales es del 35%, igual que en todo el país. Las que calificaron después pueden acceder al 20% en exportaciones, cumpliendo con planes de internacionalización aprobados por el gobierno”.
Además, cuentan con un régimen especial en comercio internacional, que para Peña es el gran diferencial. “Se aplica un principio de extraterritorialidad, cuando la empresa ingresa un bien desde el exterior hacia la zona franca, no se activa el pago de tributos aduaneros, que son principalmente el arancel y el IVA. Esto permite que sean lugares ideales para instalar proyectos que tengan encadenamientos regionales o globales”.
Al respecto, la discusión sobre si las zonas francas desfinancian los estados al tener beneficios fiscales, ha sido de larga data. “Desafortunadamente no hemos logrado lo que han tenido otros países como Uruguay que ha tenido una política estatal de zonas francas, lo mismo en República Dominicana, Costa Rica, donde sin importar la corriente política ya hay una consolidación. Pero la realidad ha superado esos matices políticos. Las zonas francas en Colombia tienen una tradición de más de 60 años. Eso muestra que a pesar de esas discusiones que hemos dado, el sector está en una curva creciente donde ya hay un tejido empresarial fortalecido”.
En ese marco, señaló que “a pesar de diferencias ideológicas que podamos tener con diferentes gobiernos, la comunicación se ha mantenido y hay diálogo”.
Finalmente, Peña subrayó la importancia del régimen para competir en la atracción de inversión extranjera, en un contexto marcado por el nearshoring, en el cual América Latina podría ser beneficiada con la llegada de nuevos negocios. “El futuro de las zonas francas está en los servicios, la tecnología, y en la agroindustria, fortaleciendo el valor agregado de los productos y su competitividad“, concluyó.