Pasadas las dos primeras semanas de la invasión rusa, el gobierno de Ucrania cerró la exportación de algunos productos agrícolas y fertilizantes. El ministerio de Agricultura afirmó que esta prohibición ayudará a “mantener el equilibrio en el mercado interno” y que se aplica al nitrógeno, fósforo, potasio y fertilizantes complejos.
Estas medidas impactan en la producción y distribución de los insumos necesarios para la siembra de granos. Argentina importa aproximadamente 4,4 millones de toneladas de fertilizantes, que representan entre el 70 y 75% de los requeridos para la producción nacional de alimentos.
En este contexto, Ser Industria Radio, entrevistó al ingeniero agrónomo Sergio Degenhardt, secretario de la Cámara Empresaria de distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines Bonaerenses (CEDASABA), quien expresó que esta situación genera un nivel de incertidumbre sin precedentes.
¿Cómo influyen en Argentina las medidas vinculadas a fertilizantes y fitosanitarios?
El conflicto de Rusia y Ucrania, nos genera un nivel de incertidumbre nunca vivido hasta el momento y estamos atravesando una situación compleja. Hacia fin del 2021, veíamos que este año íbamos a tener una demora en abastecimiento, una suba de precios en algunos productos y esto potenció todo. En los primeros quince días, los fertilizantes aumentaron en promedio un 25, 30 %. El impacto en los fitosanitarios, fue menor. Rusia tiene mucha participación en el mercado mundial de fertilizantes, principalmente con productos fosforados, ya que de nitrogenados hay muchas más fábricas en el mundo, suplirlos es más fácil. También la suba del petróleo y del gas, el corte posible del suministro de Rusia a Europa, produjo que algunas fábricas de productos nitrogenados europeas, suspendieran la producción. Por lo tanto, atravesamos una crisis muy compleja con respecto a los fertilizantes que implica problemas de desabastecimiento y una suba importantísima de precios.
¿Rápidamente se sintieron los efectos del bloqueo dispuestos por los países europeos y Estados Unidos?
El impacto del bloqueo del SWIFT no es inmediato, pero afecta a varios sectores. En España hay una cantidad de empresas que también se verán impactadas por el corte del flujo de divisas. Por lo tanto, esto va a ser más grave que lo aboca al sector agropecuario. Todavía se puede hacer transferencias a Rusia, pero algunas empresas prefieren no operar. Claramente vamos a tener un impacto difícil de medir inmediatamente, con suba de precios y demás. Algunas empresas rusas, tienen sede en Suiza. Pero hay consenso para no operar con Rusia. Todos los días, desde que empezó el conflicto, hay cosas que agravan el comercio. Por lo tanto, nadie sabe cómo termina esto, solamente las dos personas que están dirimiendo este conflicto.
¿Los productores argentinos cuentan con stock de fertilizantes?
Esa es la pregunta clave. Debido a que en enero el precio de los fertilizantes estaba en alza, cuando generalmente se abre una puerta de importación, algunos importadores locales dilataron las compras hasta un punto que peligra que ese barco cargue y llegue. Muchas de esas adquisiciones se realizaron en febrero y debido a que a fin de ese mes se inició el conflicto, se agravó o complicó la compra habitual de los proveedores locales. Entonces entramos en esta campaña con un stock menor de fertilizantes que en la anterior. Principalmente fosforados, que se utilizan para el inicio de la siembra de trigo. No hay que generar una psicosis generalizada, porque eso hoy no está ocurriendo. La siembra de fina es la que estimamos que va a ser y los precios internacionales de los granos siguen firmes. Posiblemente algún producto puntual, el fosfato monoamónico, el fosforado por excelencia, el de mayor unidad de fósforo, pueda ser que falte en algún momento. Los números indican que sería el primer producto en tener problemas. Esto no quiere decir que no se puedan sembrar todo el trigo y la cebada, tal vez tendríamos que ir optando entre productos alternativos.
¿Hay mercados para reemplazar lo que se compra a Rusia?
Las fuentes fosforadas, es lo más complicado. Hay cuatro o cinco lugares en el mundo a los cuales comprarles. Uno es China, que hoy tiene cerrada la exportación porque está abasteciendo al mercado interno. Luego Rusia. EEUU por ahora abastece a Europa y el hemisferio Norte está entrando en primavera. Y después tenemos el norte de África, principalmente Marruecos y algún país árabe. Los marroquíes están esperando que el resto del mundo le vaya a golpear las puertas. Por lo tanto, los precios suben. El principal problema lo tenemos en las fuentes fosforadas.
España y otros países europeos necesitan maíz y otros cereales. ¿Argentina está en condiciones de proveerlos?
Si, nosotros jugamos un rol importante. El problema para Europa es serio. Rusia y Ucrania abastecen un tercio del comercio mundial de trigo, el 50% del girasol, maíz, conforman una zona muy pujante. Nosotros tenemos excedente de exportación y si bien todavía no se inició la campaña, podríamos decir que estamos en el inicio de los lotes con producción de los estimados. En algunos casos está muy claro y marcado que el agua cayó justo. Este año nuestra producción va a ser menor que la del 2021. Podemos abastecer, pero 2022 no será el año del súper excedente debido a problemas climáticos de seca y vientos importantes. Primero hay que levantar la cosecha para tener claro los niveles de producción.
¿Los commodities suben lógicamente o por razones especulativas?
La suba de precios es real. Los commodities de fertilizantes aumentaron 25, 30 % dependiendo el producto por este conflicto. Lo mismo pasó en granos. Principalmente en trigo, que tiene valores muy por encima de los de enero. Lo mismo arrastra al maíz. Y hay otro jugador que es el girasol, porque Ucrania es muy fuerte y al anunciar el cierre de sus exportaciones para minimizar la hambruna y la falta de alimentación en el país, hace que se paguen valores con subas importantísimas. El aumento de los commodities agrícolas, los fertilizantes, el petróleo, el gas, impactará, lamentablemente, sobre la alimentación en todo el mundo.
En otro orden, ¿qué impresión te dejó la EXPOAGRO de San Nicolás?
Lo que vimos allí, es lo que ve todo el mundo. El show, la exposición de maquinarias, los cultivos, realmente están a niveles internacionales. Claramente ahí lo que uno pudo observar es que el campo y el sector no paran. Se ven nuevas herramientas, nuevas tecnologías, muchos paneles solares para determinados implementos. La robótica, los drones, están avanzando a pasos agigantados. Es un excelente lugar para poder ver todos los adelantos que existen en el mundo, porque también estuve con empresas que vienen a exponer desde Brasil y de otros países y a su vez, se complementa camionetas, autos eléctricos… La verdad es que no se puede recorrer en un sólo día.
La tecnología requiere buena conectividad. ¿Cómo está el campo argentino en este sentido?
No puede ser que en la provincia de Buenos Aires te traslades unos escasos kilómetros de ciudad a ciudad y la señal se corte. Uno se enoja. Es realmente falta de inversión, seamos sinceros. Sin herir susceptibilidades, vas a Chile y dentro de la cordillera hay señal. Lo que necesita el campo es más conectividad, más inversión, no solamente por el celular. Los productores trabajan con información que deberían transmitir en tiempo real a la persona que está en la oficina para tomar decisiones y eso no ocurre. Recién cuando la maquinaria agrícola se acerca a la oficina, descargan y transmite los datos para que los pueda leer otra oficina en Buenos Aires, Córdoba o Rosario. Se necesita mucha inversión y conectividad en todo lo que tiene que ver con los avances del agro.