Lejos pensar en otro horizonte que no sea el crecimiento de Semillas Pemán, la ingeniera agrónoma Bárbara Wulff afirma que “es un gusto estar acá porque tenemos puesto el corazón y trabajamos día a día con mucho entusiasmo para darle continuidad a la empresa”.
La joven profesional, Gerenta de la Unidad de Negocios de Specialities del negocio familiar, habló con Ser Industria Radio desde Sinsacate, localidad situada a 50 kilómetros de la capital cordobesa.
Tras recordar que los fundadores de la empresa fueron sus abuelos Oscar y Angelina, Bárbara indicó que actualmente “mi tío y mi madre la dirigen y junto a mis primos continuamos con el legado, que es el verdadero orgullo de la familia”.
Semillas Pemán, cuya especialidad es el poroto mung, exporta legumbres a 30 países. La demanda de este alimento crece a nivel mundial “porque es un producto de bajo valor relativo y con muchas propiedades nutricionales”, sostuvo la ingeniera. Destacó que el mercado internacional cada vez tiene mayores exigencias de trazabilidad e inocuidad de los productos.
¿Cuál es tu responsabilidad en Pemán?
La empresa tiene dos Unidades de Negocios. Desde su origen, la venta de semillas forrajeras, en la que nuestro cliente es el ganadero de todo el país, desde La Pampa hasta Jujuy y en todas las provincias. También vendemos sorgos híbridos y algunas especies que utiliza el productor agropecuario. La otra Unidad de Negocios, que es relativamente nueva y tengo a cargo, tiene que ver con la producción y exportación de legumbres. Somos proveedores de la industria alimenticia a nivel internacional. Vendemos garbanzos, porotos y otros cultivos, como el maíz pisingallo, que es el “pururú”.
¿Cómo llegaron desde Sinsacate a los mercados internacionales?
Aprovechamos algunas fortalezas que teníamos. Al tener una planta de procesamiento de última tecnología, sabíamos cómo producir los cultivos y ya contábamos con un departamento de Comercio Exterior que llevaba adelante los negocios en semilla. Decidimos integrarlo, pero encontrar clientes fue un desafío. Quedaba pendiente saber a quiénes venderle y lo logramos a través de ferias internacionales, con nuestro stand o visitando los de otras empresas. Buscamos potenciales compradores y así fuimos desarrollando los clientes. Antes de la pandemia recibimos visitas, porque el cliente quiere conocer donde se produce lo que va a comprar, eso le da mucha tranquilidad. Fuimos afianzando vínculos y hoy estamos en el proceso de desarrollar nuevos clientes en otras partes del mundo, en mercados que nos parecen interesantes, a través de viajes. Por supuesto que internet ayuda.
¿Qué países compran sus productos?
Actualmente son más de 30. Nuestro principal producto es el poroto mung, que es verde, pequeño y se consume mucho en Asia. Tenemos gran volumen, lo vendemos en Filipinas, Tailandia, India. También comercializamos productos a Europa, a mercados interesantes con un poder adquisitivo donde se puede obtener un valor un poco superior y Canadá, EEUU con el mismo perfil europeo. Somos muy fuertes en Asia por el tipo de producto que manejamos.
¿Toda la producción se concentra en Sinsacate?
No, viene de distintas zonas, parte de Córdoba, pero mucho desde Salta Tucumán y Chaco. La empresa tiene sucursales y un equipo de profesionales que trabajan en la zona hace muchos años. En nuestra planta de Córdoba, se procesa, se limpia, se clasifica por color, es muy delicado todo lo que tiene que ver con el aspecto del producto. Luego se envasa y se carga en los contenedores para exportarse, principalmente por el Puerto de Buenos Aires.
¿Crece la demanda del poroto mung?
Las legumbres tienen una tendencia al crecimiento en el consumo a nivel mundial, porque son productos de bajo valor relativo como alimento y con muchas propiedades nutricionales. A su vez se consumen mucho en países que tienen una alta tasa de crecimiento. Aprovechamos algunas oportunidades de negocio, teníamos el know how del producto… Hay que ir leyendo el mercado internacional, eso siempre es importante, porque tenemos mucha competencia de países que producen lo que nosotros hacemos.
¿Qué pasa en otros países con la producción de legumbres?
El consumo y la producción están creciendo. La pandemia trajo aparejadas consecuencias que tienen que ver con el aumento de los fletes. Esos costos internacionales hacen que muchos países busquen producir su propio alimento, sumado a algunas medidas proteccionistas que tienen algunos destinos en particular. Esto hace que, como son mercados relativamente pequeños en relación a commodities como la soja, el maíz y demás, cuando un actor importante empieza a producir mucho, los precios pueden llegar a caer y tal vez el producto no sea competitivo para hacerlo en Argentina. Pero, en general, se registra un crecimiento de la producción en otros países y algunos quedan muy cerquita, como Brasil, que es un competidor más allá de ser un aliado. Otros de Europa están apuntando a aumentar su volumen.
Brasil empezó a producir más poroto negro que usan para la feijoada. ¿Eso complicó la exportación argentina?
Ellos están aumentando la producción de poroto negro y a veces no los ayuda el clima. Entonces, Argentina aprovecha y vende muy bien su producto. También están creciendo con otros porotos que no consumen y los destinan a exportar como el mung. En 3 años produjeron lo que a Argentina le llevó 7. Tienen un clima diverso, zonas amplias, buenas condiciones para el mercado internacional en cuanto a fletes. Eso nos motiva para ponerle más pilas y seguir creciendo.
¿Cómo analizan el cambio climático al proyectar la producción?
Específicamente, las legumbres que mencionamos, son especies que se adaptan a zonas donde las temperaturas son elevadas. Funcionan bien donde llueve poco y hace calor. Eso hace que se las destine al lote más complicado dentro del campo. No creo que el cambio climático pueda impactar específicamente en la producción de legumbres. Tendría más temor a lo que pueda pasar con la soja, al maíz y otros commodities que están siendo cada vez más rentables y pueden llegar a competir con estos cultivos que se hacen a menor escala, pero tienen la oportunidad de producirse donde otros cultivos tal vez no andan muy bien. Eso es un punto interesante.
¿Cómo atravesaron la pandemia?
Fue difícil porque este negocio de exportación para nosotros era nuevo y estábamos con un crecimiento muy alto. Había que desarrollar clientes para todo el volumen que se había planificado, producir, comprar y luego exportar. Claramente teníamos que hacernos conocer ante los clientes nuevos sin la posibilidad de viajar, ni recibir visitas y sólo a través del mail. Fue un desafío cumplir con los objetivos de exportación en la pandemia ante una situación logística muy compleja, al principio por la falta de comercio internacional y luego por una falta de disponibilidad de contenedores en ciertos puertos importantes. Eso complicó y aumentó los costos de exportación, fue el impacto directo que tuvo la pandemia en el negocio. Por suerte, la empresa siguió funcionando, aunque cambiaron algunas cosas de la organización interna como empresa que pudieron aprenderse.
¿La guerra entre Rusia y Ucrania abre una oportunidad que se complica por el costo de los fletes?
Hay que seguir eso de cerca. Si bien puede que no sea tu destino de exportación, complica el comercio internacional en general y trae sus consecuencias. Ucrania, es un gran productor de legumbres, por ejemplo de garbanzos, entonces fue una oportunidad para Argentina. Pero, en general, esos eventos globales, de tremenda magnitud, generan una alteración en el mercado que hay que seguir de cerca, porque los mercados de las especialidades son muy volátiles. Una situación como ésta, puede afectar desde diferentes aristas. Uno tiene que ser muy cuidadoso y leer si se trata de una oportunidad o ver como cubrirse ante un posible problema.
¿Crece en los mercados externos la exigencia de la trazabilidad de los productos?
El mercado internacional cada vez más exige más. Europa, tienen altas exigencias de trazabilidad e inocuidad de producto. También Estados Unidos, Canadá, pero te sorprendería que para Tailandia todas las exportaciones que tienen que ver con alimentos tienen que cumplir con certificaciones de calidad a partir de este año. Son tan exigentes como los europeos. Buscan garantizar que el producto sea seguro y que eso se puede demostrar a través de una certificación. Una empresa audita, así que las exigencias son altas. Estamos trabajando en eso para ir escalando, cumpliendo y estar un paso adelante para que la industria nos elija.
¿La exigencia va mejorando la calidad de los productos?
Totalmente y eso después se derrama al resto de la organización. Cuando incorporamos las legumbres y el negocio de exportación comenzó a ser más grande, tuvimos que empezar el camino de certificar normas, profesionalizarse aún más y eso trajo beneficios a la organización. Eleva los estándares de calidad, porque hay que competir con el resto del mundo. Siempre motivo a iniciar el camino, porque trae múltiples beneficios.
¿Tienen dificultades para incorporar trabajadores?
Muchos de nuestros trabajadores llevan años con nosotros. Hoy son 100 personas aproximadamente, con experiencia acá y en empresas de la zona. En general no tenemos problemas para encontrar profesionales para los diferentes puestos y con buena formación. Ayuda el hecho de estar muy cerca de Córdoba Capital, donde hay varias universidades y múltiples carreras para estudiar. Tenemos esa suerte pese a estar en el interior.
Por el desarrollo agroindustrial de Córdoba, hay quienes identifican un “Agro Valley”, comparándola con Sillicon Valley. ¿Van camino a eso?
Como sector, el agro tiene un potencial muy grande para desarrollar. Por ejemplo, si bien ya se aplica mucha tecnología en la ganadería y ni hablar en la agricultura, queda mucho por hacer. Córdoba tiene muchas empresas del agro que hacen distintas cosas, son proveedores o brindan servicios y aplicar tecnología puede generar un cambio muy grande. Hay algunas startup con proyectos interesantes y espero que en el corto plazo sigan creciendo.
¿La tokenización de la soja se puede aplicar a las legumbres?
No sigo demasiado el tema de los commodities, pero tienen mucho para trabajar porque son un alimento que se consume directamente. Veo que hay mucho por hacer en el valor agregado, en los componentes nutricionales, antes de exportar. Estamos todavía en un estadío anterior.