Entre tantas noticias que nos sorprenden de este 2020, nos enteramos hace algo más de una semana de que comenzó a operarse en las bolsas de Wall Street el futuro del agua.
Cotizará junto al petróleo, oro y materias primas como la soja, el trigo y el maíz.
Este anuncio nos alerta de que ese futuro que parecía tan lejano ya llegó; y que nos encontramos en la antesala de un escenario donde la escasez de recursos naturales cada vez será mayor.
Incluso muchas voces vienen pronosticando que la guerra del futuro será por el agua.
¿Qué podemos hacer los Estados ante esta situación compleja que se avecina?
Tomar urgentes cartas en el asunto.
No basta con las declaraciones de buenas intenciones, sino que las circunstancias que atravesamos cada día serán más delicadas.
La demanda será principalmente de grandes consumidores de agua. Cerca de 2 mil millones de personas habitan en países con problemas de acceso al agua; y dos tercios del mundo podrían enfrentarse a dificultades de escasez en los próximos cuatro años.
Las sequías, el cambio climático, la contaminación, los lugares superpoblados, sin duda van a agravar esta situación.
¿Qué podemos hacer en nuestra Mendoza?
El Estado debe tener la facultad de limitar la comercialización y aquellas explotaciones que impidan el acceso al agua como bien público, medicina preventiva y necesaria para la vida de nuestras comunidades.
Trazar pactos que no se rompan de acuerdo a los gobernantes de turno.
Hace un año, cuando la población mendocina salió a la calle a manifestarse contra la mega minería y en defensa de la ley 7.722, dejó en claro que si algo estaba dispuesta a defender, era el agua.
Un recurso que además es parte de nuestra cultura.
Esos acuerdos deben llevarnos en un camino común: Los intereses económicos de un sector nunca pueden estar por encima de los del resto de quienes habitan esta tierra.
El agua es un derecho humano y debemos actuar en sintonía.
En Mendoza desde Aysam, que es la empresa que presta el servicio, ya han advertido que podría haber cortes de agua nocturnos en algunos sectores del Gran Mendoza, mientras que en el resto de la provincia crecen los reclamos por falta de agua o por disminución de su caudal.
La falta de reserva de agua parece ya volverse cotidiana.
Es por eso que toda actividad humana en nuestro territorio deberá tener la mirada en el impacto que causa en el medio ambiente en general y en el agua en particular.
Por Jorge Difonso, diputado provincial de Mendoza, ex Intendente de San Carlos.