La economía argentina 2024 podría tener un clima benévolo para la siembra y posterior cosecha de materias primas agrícolas, lo que no saben los políticos es que los precios de las materias primas están por el piso.
La soja medida con la cotización de Chicago y ajustada por inflación americana, cayó desde el año 2012 a la fecha un 36,7%; el maíz un 40%. En el caso del trigo desde el año 2008 cayó un 51%.
Los precios de las materias primas no tienen mira de que tengan un repunte alcista, todo lo contrario. Los mercados están ofrecidos y Brasil es un gigante que no para de crecer en la producción de soja y maíz, que alcanzaría los 160 millones de toneladas y 135 millones de toneladas en ambos productos. Tanta mercadería toda junta hace que los precios queden muy bajos.
Para la próxima campaña tenemos al trigo con rentabilidad negativa, la soja con una rentabilidad mínima de U$S 14 por hectárea en los campos de punta y de U$S 50 por hectárea en las zonas marginales. En todos los análisis se desprende que, en el cálculo de rentabilidad, se toma el costo de oportunidad de la tierra, fijando un alquiler. En el caso del maíz, ya sea de primera o tardío, las rentabilidades son negativas.
Es sospecho que personas tan bien informadas como políticos y consultores de la city, no adviertan que el campo esta con rentabilidad negativa y que, en dicho escenario, es imposible que se logre en el año 2024 una gran cosecha.
El campo está atravesado por varios problemas, a saber:
Los precios internacionales pierden poder de compra, el precio de la soja hoy es muy similar al que teníamos en el año 2012 en términos nominales. Sin embargo, el poder de compra del dólar disminuyo a nivel mundial, a tal punto que los farmers americanos también tienen rentabilidad negativa en sus explotaciones. La diferencia con el campo en Argentina, es que en Estados Unidos los subsidios a los agricultores terminan mejorando el último renglón del balance, algo que nunca ocurre en Argentina. En nuestro país los productores no quieren subsidios, solo desean que el estado le saque el pie de encima.
Los derechos de exportación que paga el campo son obscenos, los candidatos que proponen descontar estos derechos del impuesto a las ganancias no saben dónde están parados. Los derechos de exportaciones son un tributo que no paga el productor, lo paga la exportación. Propuestas huecas para un sector en problemas. El Estado le saca al productor el 33% del ingreso bruto de la cosecha de soja, 12% de trigo y 12% de maíz. Un verdadero robo a mano armada, que nadie quiere dejar de percibir si llega al gobierno. Por más que traigan una motosierra.
El cepo le quita al productor un 50% de lo que realmente percibe y nadie puede eliminar el cepo inmediatamente, a pesar de que en campaña salen a vender espejitos de colores.
El costo de la tierra está aumentando, desde el precio de la tierra propiamente dicha, como también los alquileres. Los dueños de la tierra exigen más dinero para explotar el campo, los productores son rehenes de dicha tierra, porque si la pierden deben desarmar su empresa.
El precio de los insumos, las máquinas para sembrar y cosechar, las camionetas que se utilizan para desarrollar el negocio no paran de aumentar. El cierre de las importaciones encareció todos los repuestos de las maquinarias. Los fletes siguen a la suba, el combustible aumenta y el costo de vida se pone cuesta arriba.
Los pasivos heredados de las últimas sequias hace que se trabaje con menos tecnología, y que para recuperar lo perdido se necesitará más de una cosecha. Así será difícil que se mejore en productividad, y que logremos una cosecha record, que sería lo más razonable para recuperar el terreno perdido.
Con estas 6 razones estamos mostrando como el sector tiene una rentabilidad entre negativa para el trigo y el maíz, y poco atractiva para la soja. En este contexto será difícil tener en el año 2024 una súper cosecha, por más que tengamos un pronóstico climático favorable. Algo parecido sucedería en la campaña 2024/25 de persistir políticos sin políticas agropecuarias.
Es tan grande la caída del PBI agropecuario, que hoy el PBI minero es el 62% del PBI agropecuario, tendencia que podría acrecentarse en los próximos años.
Los gobiernos de los últimos 12 años no hicieron más que contribuir a que la agricultura sea un negocio poco atractivo. Nos preguntamos ¿A quién le puede ir peor? Y la respuesta es, al sector de agregado de valor, ya que los precios especiales para la soja y el maíz han contribuido a que muchos establecimientos ligados a la ganadería y lechería tuvieran quebrantos difíciles de remontar, y en muchos casos quiebras que llevaron a desarmar el negocio.
Conclusión
Creemos que políticos y consultores mediáticos, deberían revisar con mayor asiduidad la rentabilidad potencial del negocio agropecuario, para darse cuenta que están contribuyendo a borrar del mapa a los negocios del campo.
El campo aporta el 65% de los dólares que necesita el país, una sequía pone de rodillas al Banco Central que se queda sin dólares. Les pido a los medios que analicen, si un Banco Central se pone de rodillas ante una sequía, que le sucede a un productor que perdió todo su ingreso. No les pido mucho. Sólo que comparen
En la argentina del hablemos sin saber, las plataformas políticas de los candidatos presidenciales hacen propuestas vacías de contenido, como descontar los derechos de exportación de ganancias o explicar porque no pueden bajar las retenciones en lo inmediato, ayudando de esta forma a que quien está complicado en el sector se funda más rápido.
Esta nota es un grito a que tomen conciencia, es la bronca de escuchar en boca de consultores y políticos que en el año 2024 el campo va a revertir la decadencia argentina, sin reparar que de cara a la campaña 2023/24 el campo no tiene posibilidades de lograr una gran renta, una gran cosecha y menos aún una gran cantidad de dólares para el país porque los precios internacionales están en baja.
Con todo respecto, que los consultores y políticos traten de visualizar el contexto internacional y local en los precios de las materias primas agrícolas y los agregados de valor. Estamos en un sendero de precios a la baja, se carece de tecnología e inversión para hacer una gran campaña en el 2024. Seamos honestos no hay política agropecuaria, sólo un secretario de Agricultura que pretende hablar en una conferencia de prensa, y el resultado es un gran aporte a la confusión general. Así es muy difícil y si a eso le sumamos que la oposición tampoco hace foco en los problemas agropecuarios, estamos muy complicados. Después no se enojen cuando digo que a futuro vamos a tener más inflación y devaluación.