El contador público y empresario, José Randazzo, destacó la tarea que desde 2019 lleva adelante el Consejo Consultivo para el Desarrollo de La Plata. Al ser entrevistado por Ser Industria Radio, en los estudios de 221Radio, explicó que el organismo multisectorial trabaja para toda la región, incluyendo los partidos de Berisso, Ensenada, Magdalena, Brandsen y Punta Indio.
En otro orden, señaló que “tenemos un bendito país con todas las virtudes, pero siempre estamos hablando en potencial”, a lo que agregó que ya es tiempo de pasar a la realización de las cosas. Asimismo, expresó su preocupación, porque muchos jóvenes se están alejando de Argentina.
Por otra parte, hizo referencia a la fortaleza emprendedora de sus padres inmigrantes y reveló que una de las claves que le permitió progresar a la empresa familiar fue que, en 50 años, ante cada crisis “siempre teníamos un librito escrito, porque hay que anticiparse a los problemas”.
En otro pasaje, Randazzo resaltó la importancia del Puerto La Plata, el Aeropuerto y el Canal Magdalena. Tambiénhizo referencia a la Cruzada Solidaria en favor de la niñez que desde la irrupción de la pandemia comparte con empresarios e instituciones de la capital bonaerense.
¿Cómo llegaste al mundo empresario?
Nosotros venimos de muy abajo, de padres inmigrantes italianos. Mi papá empezó haciendo todo tipo de tareas desde lo comercial y la base fue su actividad de feriante. Vendía fruta en la Avenida 38, en la plaza de Tolosa, tenía tres lugares. Vinieron al país en el 49, 50 y hasta el 1972 tuvo la feria, una rotisería, un bar… Siempre nos decía dos cosas. Primero que teníamos que ser profesionales, recibirnos de algo y que teníamos que estar siempre juntos y tirar todos para adelante. Siempre buscaba algo para la continuidad, no quería que sigamos en la feria y ahí empezó con el tema de los autos. La primera agencia Randazzo Automotores empezó en una farmacia, en 44 y 24. Entraban cuatro autos, si vendíamos el último teníamos que sacar los otros tres. Esos fueron los comienzos, hace 51 años.
Mucha gente emprende negocios y fracasa. ¿Cuál fue la clave para que eso no pase?
Siempre fuimos muy transparentes, muy profesionales y estuvimos con la innovación. En 50 años, ante cada crisis siempre teníamos un librito escrito, porque hay que anticiparse a los problemas. Es como un edificio que tiene un programa de evacuación previendo que se produzca un incendio, una inundación o lo que sea. Hay un plan de contingencia. Con eso fuimos pasando crisis y a veces el secreto fue ir diversificando, porque pasamos de los comienzos de la feria a los autos. Después, en una de las tantas crisis, en 1989, estábamos por irnos del país. Otra cosa muy importante es que todos los miércoles hacemos reuniones de Directorio, desde la época de mi viejo, que murió hace 27 años. Seguimos haciéndolas para hablar del negocio. Los domingos, cuando comíamos los fideos, no se hablaba del negocio. Eso fue clave, no mezclar una cosa con otra.
En ese momento, ¿por qué decidieron quedarse en el país?
Cuando empezamos a evaluar, éramos jóvenes y dijimos ¿adónde vamos? A España, a Canadá, a Chile… Veía a mi padre en la punta de la mesa. Siempre nos dejó hablar y no estaba del todo bien. Le pregunté que le pasaba y dijo que había venido al país a los 23 años. Reflexionó que “ahora soy más argentino que italiano, pero cuando voy a mi pueblo me dicen el americano y cuando vengo para acá me dicen tano, al final no sé qué catzo soy. Ustedes, son argentinos, busquemos algo en Argentina que no tenga nada que ver con lo que estamos haciendo…”. Ahí surgió la idea de hacer una actividad relacionada con el campo cuyos tiempos son completamente diferentes a la compra y venta de autos. Empezamos con las primeras plantaciones de kiwi de la Argentina, mi padre comentó que “salimos de la fruta y vamos a volver a la fruta”. Siempre tomamos las decisiones por consenso, nunca votamos. Nos decidimos por la producción y comenzamos con la actividad agropecuaria, que después se hizo muy grande y la seguimos trabajando.
Al mirar atrás, ¿sentís que se cumplieron tus expectativas?
Soy un agradecido de la vida, porque visualizar un futuro es muy fácil, pero si las ideas no se concretan, terminás frustrado. Gracias a Dios hemos tenido fracasos, te puedo contar miles… Estábamos hablando del kiwi, nos parecía que éramos unos genios y estuvimos cinco años haciendo muchos desastres, porque era una cosa nueva. No había gente, era tremendo, pero seguimos. Al final, vinieron unos ingenieros de Chile y empezamos a encauzarlo. Lo pensamos mucho. Por ahí pasan tres, cuatro, cinco meses para tomar una decisión sobre el próximo paso que vamos a dar, es muy meditado y somos muy conservadores, no hacemos locuras.
¿Cómo viven este momento los empresarios, en un país con tantas complicaciones?
Tenemos un bendito país, con todas las virtudes, pero siempre estamos hablando del potencial. Realmente estoy cansado de la palabra potencial, creo que es tiempo de pasar a la realización de las cosas y en eso debemos trabajar todos los argentinos. Tenemos un problema muy grave en este momento, los muchachos que hemos criado y en los que hemos invertido, dejan el país. Me parece que tendríamos que reflexionar todos juntos y cambiar, para empezar a hacer.
Se identifica a La Plata como una ciudad administrativa, pero tiene mucha actividad productiva. Ahora parece que los empresarios se agrupan con ideas en común…
Es una sensación muy acertada, Nosotros nos conocimos en la Primera Jornada del Puerto La Plata, en 2019. Ese año, en la última sesión del Concejo Deliberante, se votó por unanimidad la Ordenanza de creación del Consejo Consultivo para el Desarrollo. Es un instrumento espectacular de diálogo y unión entre los más diversos sectores. Están las universidades, las iglesias, las cámaras de la producción, de servicios, las fuerzas vivas de la ciudad… Luchamos mucho para lograrlo. Al frente está el ingeniero Francisco Gliemmo, un hombre que siempre busca el desarrollo, presidió muchos años la Unión Industrial del Gran La Plata. Conformamos algo que en el país es muy difícil, un espacio para hablar. Somos 30 instituciones, gente que va desde la extrema izquierda a la extrema derecha y nunca escuché que alguien alzara la voz. Estamos trabajando cada vez mejor y la unión facilita el diálogo con la municipalidad, con las autoridades de la provincia de Buenos Aires. Planteamos un gran plan de desarrollo donde se contemple la infraestructura, el Puerto, el Aeropuerto, las vías navegables, el Canal Magdalena… Estamos impulsando las grandes obras para la región y no solamente nos quedamos con La Plata. Fuimos a hablar con Berisso, Ensenada, Brandsen, Magdalena, Punta Indio.
¿Están trabajando para que nuevas obras se concreten?
Creo que estos próximos cuatro años van a ser de realizaciones. Avanzamos con charlas para pensar La Plata. Ya pasaron siete, ocho disertantes. Hacemos que la gente participe y diga qué quiere para la ciudad a largo plazo. En esas charlas no interviene el corto plazo, no tiene sentido, vamos a largo plazo. La próxima charla la van a dar el arquitecto Rubén Pesci y el ingeniero Alfredo Benassi el 7 de agosto en la UTN. Seguiremos haciendo estas actividades en las universidades y en distintos lugares, para que todo el mundo participe y hable de lo que quiere para el futuro. Desde 1882, hemos hecho muchas macanas fuera del cuadrado mágico que diseñó Pedro Benoit. Esta generación, la del siglo 21, tiene que hacer el plan maestro que salga de la base y no de las autoridades de turno. La ventaja que tiene el Consejo Consultivo, es que es permanente, mientras las autoridades cambian cada cuatro años.
¿Para avanzar en el desarrollo productivo, el principal problema es de infraestructura?
Tenemos problemas de todo tipo. La infraestructura es fundamental, porque para hacer una casa primero se necesita planificar, después hacer las bases, ir uniendo los lugares…Luego vendrán las columnas, las vigas… La ciudad es exactamente lo mismo. Estamos hablando de una ciudad verde, de futuro, que pueda ser transitable… La ciudad de los quince minutos, de todo ese tipo de cosas, porque hablamos con los mejores urbanistas. Ya escuchamos más de 20 personalidades. Después tenemos que pasar de la idea a los hechos, tengo mucha fe, hay muchos avances. Veo lo que pasa en el Puerto La Plata, estamos pensando y apoyando una terminal de pasajeros y carga que vaya a Uruguay, la incorporación de nuevas líneas que vayan al exterior, hay un montón de cosas que se están haciendo.
Cuando plantean el largo plazo y lo presentan a los políticos, ¿cuál es la respuesta, ya que ese sector suele mirar el corto plazo?
Hay que entenderlos, porque los funcionarios tienen un tiempo muy corto. Tratamos de inculcar a todos los políticos que está muy bien que pensemos en el corto plazo porque se pueden hacer cosas puntualmente. A mí me gusta el urbanismo, estuve haciendo algunos cursos. Hay un concepto internacional, se habla de acupuntura urbana. Por ejemplo, tomemos una placita que tiene 30 por 40 metros y transformémosla. Así vamos a comenzar en lo que sea de corto plazo. No tenemos problema que el político sea de izquierda, derecha, del medio… Hablamos de obras, concreciones y algunas se van a hacer en el período que le toque al político de turno. Pero a las otras tenemos que seguirlas nosotros. Lamentablemente hace muchos años que no se hacen obras fundamentales. Tenemos el puerto, falta el pedacito de la autopista que lo conecte y hay que machacar. El mensaje al político es “tu cuarto de hora viene en los próximos cuatro años, prometeme que vas a hacer la prolongación de la autopista, la continuidad de la ruta 6, que llegue, que pase por la avenida 90, la 630 o por donde sea”. Independientemente de que ellos tienen una necesidad, nosotros tenemos que tener dos necesidades, la de corto plazo que tienen ellos y la de largo plazo que tiene toda la sociedad platense.
Hablando de necesidades, sabemos que con un grupo de empresarios llevan adelante una Cruzada Solidaria en favor de la niñez. ¿En qué etapa están?
Es una idea que nació en diciembre de 2019, cuando se conformó el Consejo. En marzo del 2020 llegó la pandemia e hicimos varias reuniones. Vimos que la necesidad inmediata era que faltaban barbijos, asistencia en los hospitales, faltaba de todo. En una de las reuniones, pensamos que debíamos estar a la altura de las circunstancias. Estábamos los empresarios, la universidad, las iglesias… Debíamos poner nuestro granito de arena y fue impresionante, porque siempre hemos colaborado, pero no desde la misma organización. Empezamos a trabajar y fue increíble, llevamos a los chicos, a los ancianos, miles y miles de barbijos, elementos para los hospitales y después alimentos, porque a mucha gente le faltaba la comida. Colaboraron grandes empresas y otros sectores. Estábamos encerrados y así empezó la Cruzada Solidaria. Se armó un grupo humano muy lindo, siempre dispuesto a colaborar. Luego hicimos la primera actividad para el Día del Niño, en 2020 cuando habíamos salido un poco de la pandemia. Llegamos a 1.000 chicos, a los comedores, merenderos… El segundo año, llegamos a 2.500 y el tercero a 5.000. Es una emoción enorme ver sus sonrisas… Este año estamos nuevamente con la Cruzada, viendo que la situación social en vez de mejorar, se ha complicado, El año pasado, hicimos una alianza con la ACARA, la Asociación de Concesionarios de Autos, que repitió la acción en toda la República Argentina, llegando a 45.000 chicos.
¿De qué modo se puede colaborar con la Cruzada?
Hay dos formas. Nosotros hacemos compras grandes, para que el dinero rinda mucho más. Se puede aportar con efectivo, pero también hay mucha gente que acerca una golosina o un juguete y eso también es bienvenido y muy agradecido. Pueden acercase a todas las concesionarias de Randazzo Automotores, allí los recibiremos y luego armaremos las meriendas para festejar el Día del Niño.
