La principal bolsa china, la de Shangai, se desplomó al cierre de la rueda 8,49 por ciento, el mayor descenso en ocho años, y las pérdidas repercutieron en la región con las caídas de 5 por ciento en promedio en Hong Kong y Tokio.
Las bolsas de todo el mundo, desde Asia y Europa hasta Estados Unidos y América Latina, se hundieron hoy en pérdidas generalizadas de hasta 8 por ciento, luego del derrumbe del principar indicador bursátil de China, que arrastró también a varios mercados, como el de cambios, y revivió los peores temores desde la crisis de 2008, en particular sobre las inversiones y el comercio.
La primera explicación de los analistas sobre el tsunami bursátil de hoy se centró en una oleada de ventas de los inversores, que esperaron en vano que las autoridades de Pekín siguieran inyectando más liquidez en el mercado para frenar la caída, que tiene como contexto los problemas de la economía china, puestos en evidencia con la reciente devaluación del yuan.
Sin embargo, otra mirada de la situación apunta a la retroalimentación de los mercados, ya que las bolsas asiáticas y las europeas tuvieron en cuenta también los descensos del Wall Street del viernes, cuando se conoció el empeoramiento de la actividad industrial estadounidense y también de la de China.
En Europa, el lunes negro, que hizo rememorar los tiempos de la quiebra en 2008 de Lehman Brothers, se caracterizó por el contagio de la ola de ventas en Shangai, y las bolsas prácticamente quemaron 411.000 millones de euros en pocas horas, lo que dejó una larga lista de caídas, encabezada por Atenas con un rojo de más 10 por ciento; seguida por Milán que resignó casi 6 por ciento; París que cedió 5,3 por ciento; Amsterdam (-5,2 por ciento); Madrid (-5 por ciento); Frankfurt (-4,7 por ciento); Londres (-4,6 por ciento), y Zurich (-3,7 por ciento).
Uno de los frentes que más advirtió la oleada de ventas de las bolsas chinas fue el de los países emergentes, como Bombai con un retroceso de 5,2 por ciento, Moscú con caída de 4,9 por ciento, y Brasil, que recortó 3 por ciento.
En el caso de los emergentes, el contagio también afectó al mercado monetario, con devaluaciones de 4 por ciento para el rublo y 2 por ciento para el rand sudafricano, que llegó a derrumbarse más del 8 por ciento, en tanto la rupia de India retrocedió 1,2 por ciento, todas las divisas cotizadas en relación al dólar, que hoy se vendió 1,49 más que el viernes frente al real brasileño.
El reguero se extendió a las materias primas, en el que el más afectado resultó ser el petróleo, que cayó hasta niveles que no se veían en más de ocho años.
El barril de Brent, de referencia en Europa, cerró en Londres en 42,69 dólares, un 6,09 por ciento menos respecto al viernes y el mínimo desde principios de 2009, mientras que el crudo Texas (WTI) acabó en Nueva York en 38,24 dólares -un descenso del 5,46 por ciento-, por primera vez en seis años por debajo de la barrera de los 40 dólares.
No pocos analistas aseguran que las aguas económicas se verán revueltas en estos próximos tiempos, sobre todo en aquellos países que tienen un fuerte vínculo de exportación con China, que ya se vio frente a enormes desafíos al estallar la crisis financiera de 2008.
La incógnita que desvela a inversores, analistas y gobiernos es cómo y hasta qué niveles repercutirá en la economía real la implosión de la burbuja bursátil china.
“Es un error creer que una bolsa que sube un 150 por ciento sin que haya buenas cifras económicas también puede ser estable”, comentó a la agencia de noticias DPA el presidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China, Jörg Wuttke, quien resaltó que “las fuerzas del mercado son más fuertes” que las cuantiosas sumas que volcó el gobierno chino para mantener los altos recursos y apuntó a motivos psicológicos, ya que “la gente ahora entra en pánico”.
El empresario sostuvo que China está ante un verdadero dilema porque su crecimiento sólo es sostenido a través de las exportaciones e inversiones.
A nivel mundial, en muchas empresas extranjeras cunde la sensación de que no se está dando ninguna apertura de los mercados, sino, al contrario, que las reformas sólo benefician a las empresas nacionales y empujan a las foráneas fuera del mercado, tendencia que ahuyenta las inversiones, según los analistas, que no ven mejoras del escenario en el corto plazo.
Por las dudas, el gobierno estadounidense, salió hoy a despegarse del contagio, al asegurar que su economía es “resistente” y “mucho más fuerte” de lo que era en 2008.
El vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, indicó que, pese a que la economía global está “más interconectada que nunca”, es importante fijarse en “la continuada fuerza y resistencia de la economía estadounidense”.
Earnest resaltó que el gobierno estadounidense está “monitoreando de cerca” los mercados globales desde hace semanas y, en particular, lo que ocurre en China.
El secretario del Tesoro, Jack Lew, mantuvo en las dos últimas semanas varias conversaciones con altos funcionarios chinos, centradas en urgir a Pekín a “seguir persiguiendo reformas financieras para aumentar la flexibilidad del tipo de cambio”, reiteró el vocero.