El diputado nacional, Juan Fernando Marcopulos, a través de un comunicado de prensa ratificó su apoyo al proyecto de Ley de Promoción de la Industria Naval y Marina Mercante, presentado por su par Gastón Harispe y desmintió las versiones en contrario publicadas por el diario La Nación calificándolas como “maliciosas y temerarias”. Al mismo tiempo exigió la posibilidad de ejercer su derecho a réplica al matutino porteño.
A continuación publicamos el texto del escrito enviado por el legislador nacional.
“Ante las versiones aparecidas en el suplemento del día de la fecha del diario La Nación denominado “Comercio Exterior”, que me mencionan, exijo mi derecho a réplica y desmiento las afirmaciones temerarias y maliciosas de dicha nota.
Como cofirmante de la Ley Harispe, participé de una reunión en la sede de la FEMPINRA, en el convencimiento de que es deber de quienes elaboramos las leyes, escuchar a los trabajadores y a quienes los representan, los sindicatos.
Eso fue lo que exprese en una breve intervención. Eso de ninguna manera significa el rechazo a ningún proyecto, especialmente al que acompaño con mi firma, en la búsqueda de crear una Flota Naval Nacional. Flota que debe recuperar para los argentinos, la soberanía sobre los ríos interiores, hoy navegados exclusivamente por flotas extranjeras.
Pero el intento de la línea editorial del diario La Nación, continuamente tratando de mostrar fracturas en el Frente Para la Victoria al cual pertenezco desde mi Partido Demócrata Cristiano, nada tiene que ver con la vivencia democrática del trabajo parlamentario.
La disidencia y la búsqueda de acuerdos es la tarea fundamental de los legisladores en la construcción democrática de las leyes encomendadas al parlamento. Es ridículo que cuando el acuerdo es amplio se nos endilgue el rótulo de “escribanía del Ejecutivo”, siendo que debemos sostener una gestión de gobierno. En cambio cuando se muestran las diferencias del debate interno, se habla de ”fractura”, “ruptura” o divisiones.
Como Diputado Nacional de una Provincia periférica y electoralmente irrelevante (2 % del padrón nacional), perteneciente a un partido aliado (no Justicialista) pero incluido en el Bloque del FPV-PJ, soy testigo privilegiado de la amplitud y la capacidad de construir acuerdos respetando los disensos de este bloque magistralmente conducido por Juliana Di Tullio.
La malicia se manifiesta cada vez que los supuestos errores los cometen quienes tienen cabal conocimiento de lo que sucede en este ámbito y lo comunican, no para informar a la opinión pública, sino para predisponerla a una reacción y lectura peyorativa de eventos futuros bastardeándolos de antemano.
Lo que debería ser un valor de la conducta democrática, como ser el hecho de manifestar diferencias, escuchar a los sindicatos o discutir futuras leyes partiendo de dos proyectos distintos, este diario lo toma como signos de ruptura, de malestar, de enfrentamiento.
Da la casualidad de que en estas próximas dos semanas se van a discutir proyectos de Ley muy importantes, de exclusiva elaboración y origen en el trabajo legislativo y que afectan (como toda Ley), intereses, convicciones y hasta gozan de libertad de conciencia por parte de los partidos políticos.
Por lo tanto la tesis del diario La Nación se comprobará ampliamente, ya que desde ese punto de vista anacrónico, autoritario y prepotente, la idea de que un bloque compuesto por más de una centena de diputados tenga diferencias internas, no se ve como un hecho democrático sino como una debilidad.
Bendita debilidad de la democracia”.