El dólar no está atrasado, están adelantados los impuestos. La presión impositiva es muy elevada para sectores de la exportación como el campo, industria y otros. Las pequeñas y medianas empresas están descapitalizadas, la suba de tarifas, los aumentos salariales, el stock de deuda y la falta de trabajo las ponen al borde la convocatoria de acreedores.
El mercado necesita más actividad económica. Hay sectores que monopolizan bienes en el mercado y sus precios están mucho más elevados que los internacionales. Cuidado liberales! En el mundo desarrollado se trata de que los monopolios no entorpezcan el crecimiento económico, por eso se abren las fronteras para que en determinados sectores haya libre competencia. Se permiten importar determinados productos, pero otros no se autorizan. ¿Lo dejamos ahí?
Al gobierno le sobra macroeconomía y le faltan políticas microeconómicas para reactivar la economía. El Presidente fijó su prioridad en el superávit fiscal y mantener el stock de billetes en la economía. No pretende comprar indefinidamente dólares, porque para ello, necesariamente, tiene que emitir pesos. Los actores económicos no alcanzan a comprender el nuevo plan económico, todavía esperan una devaluación que nunca vendrá y en el mientras tanto, el paso del tiempo deteriora la actividad económica.
Los mercados realizaron un rally muy importante, ya que, al cambiar el régimen económico, pasamos de déficit a superávit fiscal, de bicicletear la deuda a honrarla. Esto hizo que los precios de los bonos ajustaran fuertemente a la suba. Sin embargo, hoy el mercado demanda algo más que superávit fiscal y no emisión económica. El mercado está demandando una hoja de ruta para lograr mayor actividad económica.
La llegada de inversiones de más de US$ 200 millones es muy importante. Pero también resulta vital que la pequeña y mediana empresa gane dinero y logre capitalizar su empresa con nuevas maquinarias, más empelados y ampliando su estructura productiva. Sin que se encienda el motor de las empresas pequeñas y medianas, es difícil salir de la recesión.
Mucho se habla de los US$ 200.000 millones que los argentinos tienen guardados debajo del colchón, pero ese dinero difícilmente salga a la luz si no le brindamos un sendero de negocios posibles. Nadie instala un emprendimiento si no sabe si ganará dinero.
El Gobierno logró superávit fiscal, dejó de emitir a destajo, está en la búsqueda de capitalizar el Banco Central, pero no logró créditos externos que le den la posibilidad de profundizar el plan económico que tiene en marcha. El FMI no aportó plata fresca, los chinos quieren cobrar lo que prestaron y los fondos árabes no llegaron nunca. Hay que pagar la deuda pública, que es un gran desafío para los años que vienen.
Las reservas siguen orillando los US$ 28.000 millones. La base monetaria al 7 de mayo se ubicaba en $ 13,5 billones, mientras que los pasivos monetarios remunerados en pesos suman $ 39,0 billones, casi 3 veces la base monetaria. Los pasivos en dólares del Banco Central suman $ 8,1 billones, algo que no existía en esta magnitud en el pasado reciente.
El 7 de diciembre del año 2023 las reservas se ubican en US$ 21.209 millones. La base monetaria era de $ 10,1 billones, mientras que los pasivos monetarios remunerados en pesos suman $ 23,4 millones, 2,3 veces la base monetaria. Los pasivos en dólares del Banco Central sumaban $ 1,8 billones.
En los primeros meses de gobierno, el Banco Central no logró sortear con éxito los problemas heredados del Kirchnerismo. Los pasivos monetarios siguen siendo un severo problema, la baja de la tasa no logró licuarlos en la magnitud esperada. Sin embargo, se sorteó una escalada importante de la inflación.
La tasa de interés bajó del 130% anual a niveles del 30% anual, el plazo fijo dejo de ser un buen negocio, los agentes económicos miran con cariño volver al viejo amor, acopiar dólares.
Las empresas están surfeando la crisis gracias a la baja de tasas, que le permite reducir el pago mensual de los préstamos, mientras esperan que se reactive la economía. Otros sectores, ante la baja de tasas aprovechan a financiarse y posponen la venta del stock que acopian, esperando que el plan fracase y una devaluación los haga más prósperos. Aquí no hay patriotas, esto es por plata.
Conclusión
La baja de tasa de interés es de gran ayuda para las empresas con deuda, para los consumidores que desean financiarse para adquirir bienes y para quienes quieren acceder a un crédito de largo plazo para la compra de vivienda.
También una baja de tasas le abre el camino a especuladores que esperan que la Argentina vuelva a las andadas, retornando a un sendero inflacionario y devaluatorio.
El mercado financiero espera ansioso que se apruebe una ley en el Congreso,. Por el momento llevamos dos paros y ninguna ley. Si no descontamos, vamos a perder por goleada, pero parece que los legisladores no se dieron por enterados y siguen sumando desprestigio, tanto oficialistas como opositores.
Por ahora y solo por ahora, los bonos en dólares y en pesos ajustados por inflación siguen en precios interesantes, pero para crecer necesitan que ingrese más dinero. Si no superan los niveles máximos alcanzados, lo que no sube baja.
Las acciones han mejorado en las últimas jornadas, pero cuidado, porque los balances no son un dechado de virtudes. No vemos ganancias sustentables en el tiempo en muchas empresas, mientras la economía no reactive.
La gente quiere volver a su viejo amor, el dólar. Hoy no es negocio acopiar dólares cuando la tasa en Estados Unidos está en el 5,0% anual, la inflación en el 3,6% anual y entre ambos conceptos perdemos poder de compra. Los dólares hay que invertirlos, en bonos, acciones, propiedades, mercadería o en lo que te deje dormir tranquilo.
Estamos cambiando de régimen económico, en Argentina y en el mundo. En Argentina el Gobierno tiene razón cuando dice que está haciendo un gran esfuerzo. Los privados tienen razón cuando dicen que no merecen tanta recesión. Oficialismo y oposición hablan sin escucharse, de esta forma no habrá leyes, en cambio seguirán los paros. Así no reactivamos en el segundo semestre, todos tenemos que reflexionar.