Por el año 1912 la naviera White Star Line decidió poner al mando del trasatlántico más grande del mundo al Capitán Edward John Smith quien si bien tenía amplia experiencia en el mundo naval, habría tenido algunos fallidos pasados.
El buque tuvo su trágico final la noche del 15 de abril del mismo año al chocar con un enorme iceberg, pese a los avisos que recibió de los buques Baltic y Californian poniéndolo en alerta sobre la presencia de grandes bloques de hielo. El Titanic tenía un capitán. Sin embargo, quien realmente tenía el poder de decisión en el barco era Bruce Ismay – armador y propietario – quien dio la orden de seguir adelante manteniendo el rumbo y la velocidad para batir un récord de tiempos en llegar a New York. El final es conocido.
Un 10 de diciembre de 2019 zarpó un nuevo barco al mando de un ignoto Capitán “E”, quien resultó el “Elegido” por la empresa armadora para conducir el TITANIC II. Sorprendió a más de un incauto que este señor haya sido elegido capitán del trasatlántico, pero mucho más sorprendió que éste haya aceptado tamaña responsabilidad, quizás la respuesta está en un exceso de vanidad, en la ambición por el poder o quizás aceptó por pura ignorancia.
El TITANIC II a pocos de avanzar en un mar embravecido su capitán dirigió sus primeras palabras a los pasajeros, finalizando su alocución con una frase algo inquietante: “Yo soy el capitán, y además soy quien toma las decisiones”
Al día siguiente el Capitán “E” se dirigió nuevamente a todos los pasajeros y repitió la misma frase que empezó a sembrar algunas dudas. Todos se sorprendieron un poco y a la vez se preguntaban, ¿quién no sería otro que el capitán quien maneja el buque?
Cada vez que el Capitán “E” hablaba o tomaba una decisión volvía a aclarar que era Él quien mandaba, y cuantas más veces lo aclaraba más dudas generaba. Todos se empezaban a preguntar si realmente era él o era otro quien tomaba las decisiones por él.
Mientras tanto y pese a que muchos le fueron alertando la presencia de un iceberg gigante frente al barco, otros le advertían que debía evitar repetir la triste historia de chocar nuevamente como le pasó al Capitán Smith, pero la historia parece repetirse. Todo indica que detrás del Capitán del TITANIC II existe entre las sombras un Bruce Ismay que es quien verdaderamente toma las decisiones, siendo el Capitán “E” sólo una figura decorativa.
El barco está próximo a chocar con el mismo iceberg como en el 2008, pero parece que el Capitán “E” en lugar de enfocarse ante la inminente catástrofe, pierde su valioso tiempo peleándose con el cocinero del buque porque quemó las costeletas.
Desde el puente de mando el Capitán “E” reta y grita a sus pasajeros instando a confiar en sus órdenes bajo el lema “Yo los estoy cuidando”. Los pasajeros no son tan ignorantes que no puedan comprender el mensaje ante la crisis. Sin embargo, les resulta difícil entender que el Capitán no confíe en la responsabilidad individual y quiera él mismo ajustar el salvavidas a cada uno de sus pasajeros.
En medio de la marejada y frente al inminente choque con el mismo iceberg, vemos al Capitán “E” desorientado, aturdido, abrumado y peor aún, manejado desde atrás por el armador sin encontrar un rumbo propio.
Aún estamos a metros de chocar con el iceberg, pero son los suficientes para dar un golpe de timón y esquivarlo; sólo depende de liberarse de sus ataduras y de sus miedos para aceptar su real autoridad y poder entrar a la historia como aquel capitán que logró salvar del naufragio al TITANIC II.