Argentina es, junto a Bolivia y Chile, una de las principales fuentes de este mineral, pero también el más relegado debido a años de una ley minera con bajas regalías. El Gobierno argentino ahora se encuentra entre rematar su recurso a mejor postor o encontrar una estrategia que respete su soberanía.
La atención de muchas empresas tecnológicas están puestas en el eje central de la Cordillera de los Andes. Las reservas del mineral denominado del ‘futuro’ están depositadas en las salinas de tres países sudamericanos que juntos tienen el 70% de las reservas mundiales: Argentina; en los Salares de Jujuy, Salta, Catamarca y menor medida San Luis; Bolivia en el Salar de Uyuni y Chile en el Salar de Atacama. Con la producción de componentes básicos del litio, se puede hacer baterías para smartphones, computadores, herramientas eléctricas,fertilizantes y actualmente se vislumbra un gran futuro para los autos eléctricos que funcionarán con baterías de ion de litio.
A medida que los precios suben, están dispuestos a cerrar en ofertas. El carbonato de litio se vende a 18.000 dólares por tonelada, frente a 5.180 dólares de 2011. Sin embargo, los precios en el mercado chino son más altos. Tesla y otras más tradicionales marcas de autos como Nissan y BMW operan en la creciente industria de vehículos eléctricos y esperan invertir en Sudamérica, así como Samsung Y Foxconn, usuarios claves en este mineral.
Los tres países tienen distintos enfoques pero Bolivia y Chile llevan adelante estrategias más claras y objetivos más a largo plazo. Argentina todavía sufre la herencia de la ley minera de los 90 que le deja bajas regalías frente a la explotación de sus suelos. Una de las razones por las que tiene en el país a las tres firmas más importantes de Sudamérica en la extracción de litio: Rockwood Holdings (con la subsidiaria Albemarle en Atacama), FMC Lithium (Catamarca) y Exar (Subsidiara de la canadiense Lithiums Americas Corp) y Mitsubishi Materials Corp y Western Lithium las tres en Jujuy.
Desde el 2016 y debido a la desregulación, la extracción de litio aumento en un 60%, comparada con los años anteriores. Aunque el código minera otorga algunas licencias que permite a las provincias determinar si sus depósitos de litio son estratégicos o no, y los depósitos estratégicos están prohibidos para la inversión privada. Aunque Tom Hodgson, jefe ejecutivo de Western Lithium ya declaraba en 2016, “por 12 años (Argentina), era una zona de no inversión. El tono de hacer negocios en Argentina ha girado 180 grados”, afirmó Hodgson que está desarrollando un proyecto en el país para la producción de litio y tenía una reunión con Macri en unos meses, para comenzar el desarrollo de una planta de litio.
Argentina aprobó una reforma fiscal el año pasado para reducir los impuestos corporativos del 35% al 25%, con la condición que las empresas reinviertan parte de sus ganancias en el país. El plan de Mauricio Macri para atraer más inversiones, es proporcionar al Congreso de un nuevo código minero, diseñado para que las leyes de la minería, especialmente aquellas relacionadas con las regulaciones ambientales, sean más flexibles.
La administración argentina inició el año con 63 proyectos mineros de litio, anunciados por el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Salta con 29 proyectos; Catamarca y Jujuy 13 cada una; San Luis con cinco, La Rioja dos y Córdoba uno.
Un Salar es un ecosistema frágil, consistente en mayor parte de cloruro de sodio, magnesio y grandes cantidades de agua, donde también suelen haber cerca glaciares. El litio es un metal altamente inflamable y potencialmente explosivo al contacto con el agua.
El proceso de extracción del litio consiste en pasar la salmuera a través de nano filtros y mezclarla con un solvente para separar el litio de los otros minerales. Una vez que se extrae el litio, la salmuera se reinyecta nuevamente en el suelo.
El especialista en minería, el chileno Miguel Arancibia, le advirtió a Pagina12 que “si la Argentina avanza con su sistema desregulado en los salares, evidentemente van a empezar a haber conflictos ambientales de gran envergadura”. Eso ya es evidente en Jujuy y Catamarca, donde comunidades indígenas denunciaron a comienzos de año por el comienzo de exploraciones sin su consentimiento. Catamarca hace 20 años que deja explotar el litio, y sólo recibe el 1,6% de lo que factura la empresa estadounidense FMC Lithium.
El caso boliviano, país que tiene el mayor depósito de litio en el continente, aunque en el 2016 solo produjo 25 toneladas de este mineral, se basa en algunas plantas de extracción y producción de pruebas piloto que surten de baterías de litio al mercado interno, con la reciente inversión en la construcción de un complejo industrial de u$s 5 millones esperan aumentar la extracción a 90 millones de toneladas por año, actualmente produce 10 toneladas al mes. Además creó la empresa estatal YLB (Yacimientos de Litio Bolivianos) que sólo permite la extracción de litio a empresas extranjeras si participan como socias de esta. Aunque logró un acuerdo con la empresa alemana ACI System de u$s 1.3 mil millones, para construir cuatro plantas de litios en los próximos cuatro años. La socia europea se comprometió a proveer su capacidad técnica, la mitad del capital y accede al 49%, mientras que el Estado boliviano se queda con el 51%.
Por su lado, Chile en el año 2016, produjo 76 millones de toneladas de litio, pero no pudo satisfacer la creciente demanda de litio debido a medidas regulatorias, ya que desde el año 79, en plena dictadura este mineral fue considerado recurso estratégico. Lo que ahora le permite recaudar al Estado chileno 10 mil millones de dólares en regalías en la etapa productiva. También tienen un acuerdo con la empresa norteamericana, Albemarle, encargada de la extracción de litio en el desierto de Atacama, de vender a precios accesible a empresas chilenas que fabrican productos a base de litio. Actualmente, después de Australia, Chile es el mayor productor de litio, seguido por Argentina.
Por ahora las empresas esperan mayores privilegios para la continuación de proyectos de exploración y producción de litio en Argentina, mientras las provincias, comunidades indígenas y la oposición piden mayores controles para las reservas de litio. A su vez, otros países como la India, que mediante su consulado en Córdoba, Sergio Lais- Suárez, le confirmó a este diario su interés por invertir, “no solamente es el presente, sino que es el futuro para la producción de baterías de alto rendimiento”.