Pese a que aún el mundo se encuentra atravesando la pandemia del Covid-19 y en algunas latitudes se habla de una tercera ola, hay estudios que pueden mostrar el impacto que esta enfermedad tiene y tendrá en distintos ámbitos de la sociedad.
Cómo el coronavirus impacto en el sector productivo, en la educación y en la brecha de género, son algunos de los temas que la licenciada en Economía y Ciencias Políticas, Ana Basco, especialista en integración de INTAL-BID, estudió en el último tiempo. En diálogo con Ser Industria Radio, se explayó sobre algunas conclusiones de su trabajo.
¿Cómo se da la transformación digital en las empresas de Latinoamérica en el contexto de pandemia?
Todo el mundo está hablando de que se aceleró la transformación digital, pero lo que hicimos nosotros fue de alguna manera ponerlo en evidencia, porque cuando comenzó en el mes de marzo las medidas de confinamientos en América Latina, en países desarrollados de Europa, Estados Unidos, se hablaba mucho de que la transformación digital se aceleraría. Así que decidimos actualizar una investigación que hicimos antes de esto. Lo que vemos es que, en muy pocos meses, el porcentaje de empresas que incorporaron esas tecnologías tan necesarias para la transformación digital, como puede ser la computación en la nube, la inteligencia artificial, la realidad aumentada, la robótica, es muy similar al porcentaje que habían incorporado estas tecnologías antes de la pandemia en los últimos dos o tres años. Es decir, lo que llevó varios años se pudo lograr en muy poco tiempo. Por supuesto que hay diferencias y tecnologías que fueron más incorporadas que otras, sobre todo por el tema del teletrabajo que, como sabemos bien, fue un auge en toda la región. Otro dato que muestra esta transformación digital tiene que ver con la inversión que hicieron las empresas en investigación y desarrollo. El porcentaje que se invirtió en muy poco tiempo se duplicó respecto del invertido antes de la pandemia. Ahí vemos de vuelta esa clara conciencia de las empresas de invertir para poder avanzar tecnológicamente.
¿El Covid aumentó la brecha entre las grandes y las pequeñas empresas en materia tecnológica?
Sí, totalmente. Cuando comenzó la pandemia se aceleró esa transformación digital pero las pequeñas empresas pudieron incorporar menos tecnologías que las más grandes. Pudieron transformarse menos tecnológicamente e invertir menos en investigación y desarrollo. También hay una diferencia importante en el tipo de empresas. Las compañías llamadas de servicios basados en conocimientos, donde acá sobre todo consideramos a las de software o las de servicios profesionales, son las que más avanzaron en todas las tecnologías a excepción de robótica donde no tienen tanta demanda de este tipo de tecnología, pero hay una importante diferencia con las empresas de bienes. En el caso de las de servicios basados en conocimientos, los niveles de gastos en investigación y desarrollo también fueron mayores. Las diferencias que decía anteriormente entre las empresas más chicas y las grandes se refleja también con menor nivel en el sector de servicios basados en conocimiento que en el sector de bienes.
¿La principal razón por la que las empresas de la región no acceden a nuevas tecnologías es por falta de financiamiento?
Esa pregunta la hemos formulado antes de la pandemia y ahora nuevamente y el principal obstáculo a la hora de incorporar tecnología es la falta de financiamiento. Aparece también en las empresas más grandes el tema de la infraestructura digital y en las más chicas cuestiones como la cultura, esto de lo que tanto hablamos ahora y que tiene que ver justamente también con las habilidades blandas. Lo que vemos en la pandemia es que aquellas empresas que tienen más trabajadores con estas habilidades, como la capacidad de resiliencia o de adaptación, pudieron avanzar más y seguir teletrabajando. Otro obstáculo que aparece, es la dificultad para encontrar trabajadores con las habilidades digitales que se necesitan. Es increíble ver que con los niveles de desempleo que tenemos en la región, que se incrementaron en este contexto, tres de cada diez empresas latinoamericanas consideran que les faltan personas que tengan habilidades digitales y estas habilidades blandas que mencionaba anteriormente. Es uno de los principales obstáculos. Cuando les preguntamos por qué no pueden encontrar trabajadores, antes de la pandemia era interesante, porque las razones que aparecían tenían que ver con los altos impuestos al trabajo. Ahora aparece principalmente que las empresas se dan cuenta que los trabajadores vienen de un sistema educativo que tiene una brecha enorme con lo que necesita el sistema productivo. Además, se suma la fuga de cerebros que se da en Argentina y en otros países de la región.
¿Al hablar de habilidades digitales te referís a programar?
Hablamos sobre todo de las CTIM, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, donde por supuesto se incluye programación, pero hay habilidades mucho más avanzadas que tienen que ver con el conocimiento de ciertas tecnologías.
Ese recurso humano que hoy falta, ¿es muy costoso de formar, llevará mucho tiempo?
Es uno de los principales desafíos que tienen Argentina y el resto de la región. Es una habilidad que de alguna manera se debería ir gestando a lo largo de toda la vida. Es muy difícil pedirle a un joven que está por decidir su carrera universitaria que elija programación cuando en su vida, en el colegio secundario y menos en la primaria, tuvieron algún tipo de acercamiento a esta actividad. Me parece que no es algo fácil. Por supuesto hay chicos que logran hacerlo, pero me parece que es algo que debería darse desde una edad relativamente temprana. Vemos que hay un montón de programas, de centros de estudios que enseñan programación y en tres meses salís como programador. Pero realmente no salen fortalecidos con las herramientas necesarias, porque esto requiere más tiempo, más capacidad. Por supuesto que es algo, de alguna manera algo avanzamos, pero me parece que requiere un trabajo mucho mayor, empezando desde una edad temprana y con foco también en las mujeres porque si no, la brecha con los varones va a ser cada vez mayor.
¿En el corto plazo como se podría afrontar la falta de habilidades para ocupar esos puestos de trabajo?
En el corto plazo es cursos y más cursos. Me parece que en el cortísimo plazo tenemos que generar políticas públicas que provean capacitación para aquellas personas que no pueden acceder a pagar un curso de programación y cursos de habilidades digitales. El apoyo del estado tiene que estar y también del sector privado. Además, las empresas también, de alguna manera, deben reconvertirse y readaptar las habilidades de los trabajadores en este nuevo contexto. El otro día leí el caso de una empresa cordobesa de rodados que cuando comenzó la pandemia tenían solamente el 10% de ventas a través de su canal digital y en esa situación, sus ventas cayeron abruptamente, pero en muy poco tiempo logró recapacitar a sus trabajadores para que puedan vender a través de plataformas de marketplace. Ahí hubo una readaptación por parte de la empresa de las calificaciones de los trabajadores y en muy poco tiempo incrementaron sus ventas y pudieron lograr el mismo nivel que tenían antes de la pandemia. Por eso en el cortísimo plazo el rol de las empresas a la hora de readaptar la calificación de los trabajadores se torna algo realmente muy necesario.
Respecto a la brecha de género, ¿se viene achicando o todavía, pese a su visibilización, no se obtienen resultados?
Mi sensación es que antes de que comenzara la pandemia se estaba achicando, veíamos de alguna manera como las mujeres estábamos entrando cada vez más en el mundo de la tecnología a pesar de que la brecha seguía siendo enorme. El año pasado hicimos una investigación donde concluimos que una de cada tres personas que estudian carreras asociadas a ciencia, tecnología y matemática en Argentina es mujer. Pero llegó la pandemia y ya hay un montón de estudios que demuestran que la brecha se volvió a ampliar, es como que dimos un paso para atrás, esto por muchos motivos. El tema del teletrabajo, hizo que para teletrabajar haya que tener habilidades digitales, conectividad, dispositivos tecnológicos… Y las mujeres carecemos más de todo esto. Entonces perdimos la posibilidad de seguir trabajando y seguir avanzando. Además, el cierre de colegios. El 31 de marzo había 113 millones de chicos en América Latina que dejaron de ir y esto impactó más en las mujeres que tuvieron que restar tiempo al trabajo remunerado e incorporar nuevas habilidades digitales para atender a sus hijos. Me parece que la brecha entre varones y mujeres, sobre todo la que tiene que ver con conectividad, acceso a dispositivos y habilidades digitales, lamentablemente se va a ensanchar en este contexto.
En Argentina a partir del 1º enero va a haber una nueva carga impositiva para equipos tecnológicos como las computadoras. ¿Eso juega en contra de lo que necesitamos, además de los problemas de conectividad que hay en el país?
Creo que hay conciencia sobre el tema de la necesidad de la conectividad y del acceso a dispositivos, el BID tiene varios programas en toda América Latina, los cuales apoyan o promueven por parte del Estado el acceso a nuevas tecnologías. Pero acceder a una computadora no significa que tengamos habilidades tecnológicas. Hace dos años hicimos un estudio sobre millennials en Argentina, jóvenes entre 18 y 35 años. Se habla mucho de que son jóvenes tecnológicos y nativos digitales. Pero lo que vimos es que los verdaderos millennials, que son chicos que con la computadora trabajan o buscan cosas todo el tiempo, eran, antes la pandemia, solamente el 20% de los jóvenes, que además habitaban en la Ciudad de Buenos Aires. Principalmente, varones que pertenecían a una clase media-alta. El resto de los jóvenes tenía un teléfono celular inteligente, pero lo usaban para conectarse con los amigos para redes sociales y videojuegos, eso no es tener habilidades digitales. Entonces, la conectividad es fundamental y se tiene que incentivar por parte del estado y del BID, pero es importante incorporar esas habilidades. Es un trabajo que empieza desde una edad temprana, donde se debe incentivar a las mujeres a que deseen y accedan a dispositivos digitales y a conectarse con todo ese mundo. Es un trabajo de largo plazo, pero hay pequeñas cosas que en el corto plazo pueden lograrse desde el Estado, con la ayuda del BID y del sector privado.