La elección del lugar para el desarrollo del GNL en Argentina se convirtió en una competencia entre las provincias de Río Negro y Buenos Aires. Finalmente, YPF y Petronas, confirmaron que el proyecto se llevará a cabo en el distrito patagónico que gobierna Alberto Weretilneck, precisamente en Punta Colorada. De esta forma, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, vio escurrirse de sus manos más de US$ 30 mil millones que inicialmente estaban destinados al Puerto de Bahía Blanca.
Las calificaciones que el Presidente Javier Milei hizo sobre el ex ministro de Economía del gobierno de Cristina Kirchner, fueron un indicio de que el libertario se inclinaría para que la inversión no desembarcara en Buenos Aires. Kicillof tampoco se mostró colaborativo y no adhirió al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), uno de los puntos que la petrolera a cargo de Horacio Marín, requería para elegir la ubicación.
El mandatario bonaerense declaró que al tratarse de una ley nacional, los beneficios iban a estar disponibles con o sin el aval provincial. A su vez, prometió un RIGI bonaerense que nunca se presentó.
Para determinar el lugar, las petroleras contrataron a la consultora internacional Arthur D. Little. Las conclusiones se esperaban para finales de agosto, pero finalmente la semana pasada se comunicó que por cuestiones técnicas el lugar más ventajoso era la localidad de Sierra Grande.
Polémica
Ante el áspero contrapunto que generó y genera aún esta decisión, Pablo Alberio, ingeniero y socio de LPS Energy empresa dedicada a la consultoría en temas energéticos, coincidió en las ventajas que ofrece la locación elegida.
En diálogo con Ser Industria Radio, el especialista coincidió con que se trata de “una decisión más técnica que política“, pero no descartó que “pueda haber tenido algún tinte político”. Asimismo, remarcó que YPF “está aprovechando la sinergia” que se va a generar con el proyecto Vaca Muerta Sur.
Con este oleoducto, la petrolera argentina planea alcanzar una capacidad inicial de 200.000 barriles día llegando a los 500.000 barriles, para terminar con una capacidad de transporte máxima de 700.000 barriles diarios. “Hay un complemento entre ambos proyectos que pudo torcer la decisión para instalar la planta en Punta Colorada”.
Pero además, señaló que hay otros factores. “En Punta Colorada los buques que pueden entrar son más grandes que los que pueden en Bahía Blanca, donde también se requieren muchas obras, desde dragado, construir un muelle que permita que puedan amarrar los buques de GNL. Tiene varios puntos de decisión técnica la idea de ir a Río Negro”.
Proyecto a largo plazo
El camino para alcanzar los resultados esperados, tiene varias etapas. La primera, que se pondría en marcha en 2027, prevé traer a Argentina el buque PFLNG SATU, una de las dos unidades flotantes de licuefacción de Petronas, con una capacidad de producción de 1,2 millones de toneladas anuales (MTPA).
En 2029, escalaría a una capacidad de 8-9 MTPA, con la incorporación de dos nuevos barcos, cuya ingeniería se licitará mediante un proceso competitivo, según anunció recientemente YPF. Recién entre 2030 y 2032, se sumaría una capacidad adicional de entre 15 y 20 MTPA mediante módulos onshore, lo que permitiría generar ingresos de US$ 15 mil millones anuales.
Una de las críticas dudas que presentó la elección de Punta Colorada, es la falta de infraestructura. “Parte de lo que se está hablando de infraestructura existente es que Bahía Blanca es una gran ciudad tiene polo petroquímico. Tiene mucha industria en la zona donde iba a ir la planta de licuefacción. Creo que mucho de lo que se habla de infraestructura está orientado a eso, a los servicios que hoy tiene Bahía Blanca disponible. Punta Colorada va a tener que desarrollar, pero al estar hablando de un proyecto de largo plazo es factible que pueda hacerlo”, explicó Alberio.
Al comparar los impactos en ambas localidades, para el especialista la inversión en Punta Colorada, que será la más grande en la historia argentina, transformará la ciudad y generará un impacto económico significativo tanto durante la construcción como en la operación de la planta.
Potencial energético
Al analizar el panorama energético en Argentina, Alberio señaló que hay un gran movimiento en el sector, no solo por Vaca Muerta, sino también por proyectos en Palermo Aike y otros recursos hidrocarburíferos en Santa Cruz. “El potencial de Argentina en términos de divisas es enorme y aunque requiere obras de infraestructura, las inversiones pueden recuperarse relativamente rápido”, afirmó.
En relación a la necesidad de inversiones extranjeras, Alverío subrayó que “el capital requerido es tan grande que se necesitan asociaciones y financiación externa“. En ese sentido, recordó que con la nacionalización de YPF, se llegó a un acuerdo con Chevron para Loma Campana, clave para el desarrollo de Vaca Muerta.
A su vez, consideró que el RIGI, abre muchas puertas al desarrollo de este tipo de inversiones. “Es una señal positiva para proyectos que estaban a la espera, aunque no suficiente, pero sí necesario”. En este sentido, también mencionó La reciente asociación por US$ 3.000 millones entre la minera australiana BHP y la canadiense Lundin, para dos desarrollos de cobre en San Juan.