Emprendedora de La Plata revoluciona el mundo de los hilados

Paula Taboada sorprende con un producto novedoso y 100% amigable con el medio ambiente.

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19 diciembre, 2023

Cuando Paula Taboada ingresó a la Facultad de Ciencias Exactas, no imaginaba que, después de graduarse como licenciada en Biotecnología, su vida tomaría un rumbo alejado de la investigación para la que estudió con mucha dedicación. El presente la encuentra al frente e un emprendimiento innovador donde aprovecha los conocimientos adquiridos en la Universidad de La Plata, para realizar teñidos artesanales de ovillos de colores exclusivos .

Desde la capital bonaerense, en el taller al que también considera su laboratorio, lleva adelante Infibypau. Allí, a partir de una fórmula tan novedosa como secreta y 100% amigable con el medio ambiente, genera hilados de tonos que son demandados desde todo el país y ya cruzan nuestra frontera.

En su paso por Ser Industria Radio, la nobel emprendedora, reveló que el tejido se ha vuelto una tendencia en el mundo de la moda y que cada vez más jóvenes son parte de esta comunidad a la que se sumó luego de la pandemia.

Destacó además que su participación en la Usina de Ideas, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP, le brindó apoyo y orientación para fortalecer los aspectos contables y financieros de su emprendimiento.

¿Cómo llegaste desde la biotecnología a este emprendimiento textil?

Durante los últimos años de la carrera empecé a tejer y a conocer el mundo del tejido, que es una comunidad muy hermosa y amorosa. Cuando terminé la carrera tenía claro que no quería hacer investigación. Viajé y al regresar tenía muchas ganas de tejer un tipo de hilado que cambiara de color a medida que iba tejiendo y no lo encontraba en los colores que a mí me gustan. Existe de manera industrial, pero llegaba poco a la Argentina y eran gris y marrón. Entonces comencé a teñir. Así salió el primer ovillito en tres colores. Lo tejí, me encantó y decidí compartirlo con otras tejedoras. Mi base química me sirve muchísimo, en casa tengo un taller que también hace de laboratorio. De esa manera mantengo la relación entre el laboratorio y mi taller de teñido. Además, sigo colaborando con la Facultad. Trabajo en extensión universitaria, llevamos la ciencia a las escuelas. Todavía estoy bastante cerca.

¿Cómo decidiste emprender?

Creo que pasa bastante por mi manera de ser. Me gusta lo que hago, me encanta teñir y los colores me apasionan. Al principio, como todos, empezás de cero y no entendés nada. Cuando comencé creía que tener un negocio era solo márketing. Hice un montón de cursos. Después, cuando el emprendimiento creció me di cuenta de que me faltaba la base de números: contabilidad, economía y busqué formarme. En la facultad de Ciencias Económicas encontré la Usina de Ideas que me abrió muchas puertas y terminó de formar mi pata floja.

¿Desde el comienzo lo pensaste como un negocio?

Esto surgió después de la pandemia. El primer ovillo lo terminé de teñir en diciembre del 2020 y creo que lo largué en febrero del 2021. En realidad pensé cómo compartirlo con las otras tejedoras. La comunidad es súper amorosa. Cuando una persona se junta a tejer en cualquiera de los eventos, vuelve como muy abrazada. Entonces, era la necesidad por un momento de decir después de tanto encierro entregar un poquito de cariño. Luego explotó porque es un producto innovador. También al principio, como no podía proveerme de tanto material, trabajaba por pedido, de manera personalizada con cada tejedora. Así fui creciendo, pero nunca pensé que iba a escalar tanto ni que iba a llegar a donde llegué. Ahora espero seguir creciendo.

¿Cuáles son las diferencias entre tus hilados y los industriales?

La diferencia es el teñido artesanal. No critico al industrial, pero hay diferencias cuando lo tejes. La diferencia más marcada, donde hago más hincapié, es que las mías son fibras 100% naturales. En lo industrial hay mucho sintético y plástico. No voy por ese lado, trato de cuidar el medio ambiente, tener buenas prácticas para disminuir el consumo de agua y  no teñir plásticos. Estoy totalmente negada a eso. Así que el uso de las fibras naturales. Además trabajo con una fómula de teñido que es absolutamente propia y no puedo revelar. Es lo que me diferencia.

¿Crece la cantidad de tejedoras que hay en el país?

Se está volviendo tendencia. Cada día conozco más gente joven que teje crochet. Tejedoras siempre hubo y las voy conociendo un poquito más.

¿Cómo dividís el tiempo entre la producción, la parte administrativa y la difusión del producto?

Tengo a dos personas trabajando conmigo, Hugo y Laureano. Eso aliviana bastante la tarea. Preparan y tiñen los ovillos. Ahora me puedo dedicar más a la parte de redes y atención al público. Responder las consultas demanda bastante tiempo y estoy más en contacto con las tejedoras. Últimamente, en el taller estoy más coordinando que tiñendo.

¿Es difícil delegar para un emprendedor?

Al principio crees que que podés hacer todo y que nadie lo va a hacer mejor que vos, pero una vez que delegás es adictivo y no parás de delegar. Lo aprendí con la contadora. Al principio facturaba, mandaba todos los mail con todas las facturas y demás. Hasta que llegó un momento en el que ya no podía facturar, teñir, atender a las consultas. Ahora puedo atender más gente, con una atención más cálida. Escucho, entiendo lo que necesitan y después teñimos.

¿Cómo te manejas con la escala cromática?

Depende. Cuando trabajo directamente con la tejedora y con sus gustos personales es una cosa. Pero cuando hago stock me pongo a mirar los colores y entro a jugar a ver qué sale. Muchas veces hay colores que prefieren más, por ejemplo el arcoíris, los pasteles o alguna combinación especial. Esas combinaciones ya tienen nombre y apellido. Armar un ovillo puede tardar hasta tres días.

¿Cuándo comenzaste tenías un plan de negocios?

La verdad es me organizó bastante el paso por la Usina. Siempre tuve bien en claro que era lo que quería y cómo lo quería hacer, pero en el medio surgen un montón de trabas. Pero también necesitás capacitarte . porque también hay algo que desconocés.

Además de desarrollar el emprendimiento, ¿qué otras cosas te dejó la Usina?

La Usina se divide en dos etapas del año. La primera es el seminario que podés participar teniendo una idea y conocer cómo llevar a cabo un emprendimiento. La segunda mitad del año es Proyecto Usina, donde seleccionan emprendedores que ya tienen algo un poquito más armado. Lo bueno es que te sirve en bandeja a un montón de profesionales que durante esos dos meses trabajan exclusivamente con vos en lo que necesites. En mi caso tuve a contadores, empresarios, especialistas en finanzas, trabajando conmigo y después toda esa red queda disponible siempre que necesites ayuda o tengas dudas. También se mantiene el contacto y te convocan a los eventos que realizan. Por un lado te forman y por el otro es contención. Recomiendo a todas las personas que tengan un emprendimiento y necesiten potenciar alguna parte que se acerquen a la Universidad y aprovechen los conocimientos que brinda la Usina de Ideas.

¿Los hilados los comercializás solo en La Plata?

En La Plata está el showroom y se dan talleres de tejido. Vendo a toda Argentina a través de la tienda virtual.

¿Exportaste algo?

Tengo muchas consultas e invitaciones. Por ahora pienso en participar en eventos de tejido, llevar mis hilados y que me empiecen a conocer. Todavía no hago envíos internacionales porque es otra movida que tengo que sentar a estudiarla y ver cómo la llevó a cabo. Hace dos meses viajé a Alemania porque mi hermana y una amiga están viviendo en Berlín. Ellas trabajaron conmigo tiñendo, entonces decidimos instalar Infi allá. En esos meses armamos el taller, hicimos todo los trámites para poner todo legal porque la ley alemana es otra. Así que ellas están empezando el proyecto allá.

¿Si se mantiene el crecimiento tendrías que llegar a un proceso industrial?

Estoy fabricando mi propio hilado que después tiño de manera artesanal, pero la calidad de la lana y del algodón es elegida por mí, después la fábrica lo hila y yo lo tiño. En algún momento la idea es tener las dos cosas.

¿Hay muchas diferencias entre Alemania y Argentina a la hora de abrir un negocio?

Acá hay mucha burocracia, mucha carga impositiva. Te complica más a la hora de que, cuando querés crecer te cuesta ahorrar y uno necesita ahorrar par invertir. La parte monetaria es lo que más te cuesta acá. Allá lo que pasa con la burocracia es que por ahí es tediosa, pero funciona. Una vez que ya cargaste todos los formularios ya está. Se apegan mucho a la ley y cualquier cosa tiene una solución fácil.

¿A la hora de buscar inversiones hay más interés?

No he salido a buscar. En el pitch de Usina el año pasado me llamaron y me ofrecieron invertir en mi proyecto. Después tengo entendido que las startups y emprendimiento de tecnología es lo que está pisando más fuerte. Lo mío todavía es muy artesanal y está enfocado en un público muy puntual, que son tejedoras. 

Hacer un producto que respeta el medio ambiente, ¿es un plus para ingresar a otros mercados?

Sí, lo tengo bien en cuenta. El próximo paso sería poner un local en Capital, en la calle de las laneras. Una vez que ya esté Infi instalado, va a ser otra movida. Por el momento sigo con el teñido artesanal en mi taller y con un alcance que puedo manejar. Somos tres personas trabajando, no podemos tirar ovillos todo el tiempo.

¿Cómo se lleva la ansiedad para dar el paso siguiente?

No soy ansiosa, tengo bien claro lo que quiero. Por lo general las ansiosas son las tejedoras, pero tengo como un repelente con el que les bajó un poco la ansiedad y las mantengo tranquilas.

Después de obtener un título universitario, ¿qué es lo que más te gusta de ser emprendora?

Tener mi propio negocio me da la posibilidad de manejar mis tiempos. Me voy de vacaciones cuando quiero, si me siento mal ese día no trabajo… si tengo una amiga que cumple años y quiero estar todo el día con ella voy a su casa y me instalo. De hecho me fui dos meses a Berlín y los chicos siguieron trabajando acá mientras los coordinaba desde allá. Emprender a mucha libertad y eso me encanta. Si por algún motivo, Infi no funcionara, probablemente haría otra cosa.

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