El presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), Fernando Landa, hizo un repaso sobre el presente del sector de exportaciones e hizo mención a las principales dificultades que enfrenta.
En diálogo con Ser Industria Radio, sostuvo que el nuevo dólar exportador, vigente hasta el 17 de noviembre, “no llega a ser un incentivo. El único fin que tiene es la posibilidad de adelantar alguna liquidación de exportaciones”.
Asimismo, destacó que aumentar las ventas al exterior, no sólo genera divisas, sino que implica “mucho más que eso, fundamentalmente dar empleo e incluir socialmente”
El titular de la CERA advirtió que la presencia de Argentina, en el comercio mundial cayó en los últimos 15 años y que desde el 2012 a la fecha exporta un 30% menos de empresas. En el mismo sentido dijo que “en 2010 teníamos casi el 0,54% de las exportaciones del mundo. Ahora estamos en el 0,25%”.
Landa también se refirió a la implicancia de la logística y el puerto de Buenos Aires, en la competitividad del comercio exterior argentino.
¿Cuáles son las principales preocupaciones para las exportaciones argentinas?
La primera es tratar de entender la variedad de regulaciones que constantemente se están generando. Vivimos en una maraña de normativas nuevas que hay que entender todo el tiempo. Pero quizás la más importante es tratar de mantener el nivel de operación en un grado de incertidumbre muy sustancial, con restricciones a las importaciones, restricciones al acceso de divisas… Realmente es muy complicado. Estamos viviendo en el corto plazo. Eso es lo más difícil, claro. Siempre hay nuevas medidas y sobre todo, nuevas formas de dólares, nuevos beneficios para exportar temporalmente.
¿Cómo se manejan las exportaciones en ese contexto?
Hay distintos productos que tienen distintos beneficios. Ahora, con el nuevo dólar vigente hasta el 17 de noviembre que es obligatorio para todas las exportaciones. El viernes mantuvimos una reunión de la que participó personal de Aduana y de la AFIP, que gentilmente nos aclaró algunas dudas. Tuvimos 290 empresas participando. Realmente hay múltiples casos, porque se está aplicando un dólar específico con una promoción que mejora el tipo de cambio, pero en un plazo notablemente corto, un mes. Entonces, no llega a ser un incentivo. El único fin que tiene es la posibilidad de adelantar alguna liquidación de exportaciones, que tampoco es demasiado sencillo. Para algunos sectores la operatoria es compleja, se paga en partes, por ejemplo el caso de la minería. Entonces, hay un poco de incertidumbre acerca de cómo se mide. Al respecto, la mayor preocupación de la gente ni siquiera es entrar en este mecanismo promocional, sino cumplir con la liquidación de exportaciones. Que no se considere que se ha hecho una infracción, porque la multiplicidad de sanciones, son gigantescas. Desde la incapacidad de importar hasta la no recuperación del IVA. Esto supera cualquier promoción. Es la preocupación que en la reunión se palpaba como más tangible.
En la reunión, ¿los expositores respondieron con claridad las consultas de los empresarios?
Destaco la cooperación, porque fue realmente muy buena. Obviamente hay cuestiones que también los exceden porque tienen que ver con cómo considera el Banco Central, o sea, había un tercero que no estaba en la mesa. Lo que haremos será canalizar las preguntas que quedaron pendientes, a ver si las podemos resolver a la brevedad, porque obviamente el plazo es tan corto que la tenemos que transitar mientras vamos averiguando qué ocurre. Así que, bueno, pero te diría que en general las preguntas fueron resueltas en un 80%.
¿Qué evaluación hacen de la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE)?
Es una pregunta amplia. Creo que hay que acelerar todo el tema de facilitación de comercio. Estamos atrasados. Todavía trabajamos con documentos que no son digitales, tienen que imprimirse para interactuar con la Aduana. Somos de los países que menos operadores económicos autorizados tenemos en Latinoamérica y tenemos más restricciones que el resto de los países. Hay que profundizar muchas cuestiones en términos de los distintos actores. Se va evolucionando. Sentimos que, dado el impacto económico que tiene y dado que el costo es bajo, porque en realidad hablamos de tematizar cosas, no de hacer infraestructura, ni siquiera de un sacrificio fiscal, es una dimensión en la cual el costo-beneficio es muy bueno. Habría que trabajar lo más aceleradamente posible en estos temas.
Los candidatos dicen que aumentarán las exportaciones. ¿Los han contactado para conocer como planean hacerlo?
Se habla de exportar más y se lo vincula directamente con el obtener divisas y en realidad aumentar las exportaciones es mucho más que eso, es fundamentalmente dar empleo e incluir socialmente. Creo que falta una vuelta de tuerca, de comprensión del impacto que tiene la exportación en ese sentido, que es el más importante y más fundamental para la Argentina. Ahora, si se habla de exportar más, nosotros entendemos que no ha habido en la Argentina y los números lo prueban, una estrategia exportadora. Nosotros hemos hecho un documento que tiene 140 propuestas en esta dirección, en el sentido de que exportar requiere acciones gubernamentales en múltiples frentes para que nuestro país pueda tener mayor inserción en el mundo. La presencia de Argentina, ni siquiera ha estado estable, ha caído en los últimos 10 años, 15 años, de manera que hemos estado interactuando en este sentido en dimensiones múltiples. Facilitación de comercio, logística, financiamiento, impuestos, relacionamiento externo, promoción, todas estas dimensiones.
¿Qué cantidad de empresas argentinas logran realizar exportaciones?
Tristemente, cada vez menos. Estamos en torno de las 9.300, 9.500 empresas. Desde el 2012 a la fecha ha caído en un tercio, exporta un 30% menos de empresas. Y las que exportan lamentablemente, son cada vez menos PyMEs, que son las que dan mucho empleo. Ahí hay un esfuerzo importante que realizar. Esto solo se comprende por el grado de dificultad que tiene el encargado de comercio exportador. Lo estamos viviendo día a día. Pongamos el ejemplo de las SIRAS. La producción se compone, en parte, de importación. Todo el mundo necesita importar algún insumo, una parte, hasta pagar un servicio. En todos estos casos, digamos, si uno exporta y tiene la desgracia de no liquidar a tiempo las divisas, automáticamente se le para la capacidad de acceder al mercado de cambio para importar. De manera que esto no le ocurriría si sólo actuara en el mercado interno. Entonces, esto es donde nosotros decimos acá hay un sesgo anti-exportador, porque la situación de una empresa frente a la decisión de exportar pone en riesgo también su producción, porque tiene que cumplir normativas adicionales que le complejizan toda la operatoria. Navegar las regulaciones para una PyME es realmente complejo, muy difícil. Es una razón que se evidencia en los números.
¿Cuánto influye la logística en las exportaciones argentinas?
El tema de la logística es clarísimo. Vivimos en el hemisferio Sur, que tiene el 12% de la población mundial, es un hemisferio acuático fundamentalmente, hay más agua que tierra. Y tenemos que llegar a los mercados de consumo. Eso requiere de una logística competitiva. En Argentina, un problema es que más del 90% del transporte es terrestre, por camión. Eso añade costos, huella de carbono, es un tema que hay que encarar. Pero a nivel del transporte por vía marítima, por agua, tenemos la siguiente situación. Por una parte, la matriz exportadora argentina se ha ido descomplejizando. Es decir, cada vez tenemos un estancamiento de las exportaciones de mano de obra de origen agropecuario y una caída por 11 años de las exportaciones de mano de obra industrial. Esas dos componentes son usuarias naturalmente en el mundo de contenedores.
¿Cuál es el rol del puerto de Buenos Aires, en esta problemática?
Es el puerto de contenedores por excelencia de la República Argentina. El 80% de la carga de contenedores va por ahí. Pero el crecimiento de la exportación vía contenedor en el mundo se ha multiplicado por 4 en el periodo en el cual la Argentina subió apenas el 40%, producto de este empobrecimiento de la mezcla de productos. El producto primario va a granel. Si uno piensa en un futuro exportador en donde hay más intervención de mano de obra, más PYME, más empleo, también vamos a tener más contenedores. Es lo que ha pasado en todo el mundo. Uno ve las curvas y es notable. Es una rareza de casi una exportación en términos de TEUS, de carga contenedor, casi plana. Cuando vemos el puerto de Buenos Aires tenemos un problema. Tiene 10,5 metros de profundidad. No es la profundidad requerida para los navíos que se fabrican actualmente. Entonces, nos está derivando en que vamos perdiendo líneas directas al mundo. En los últimos 10 años hemos pasado de 27 a 9. Eso significa menos comercio también a su vez. O sea, es una carga contraria. Tenemos altos costos operativos. Probablemente más de dos veces con Brasil, lo mismo con Chile, con México. Las operaciones son todas fuertemente negativas. Vamos siendo obligados a hacer transporte hacia países de la región. Es decir, transformar el puerto de Buenos Aires en un puerto feeder. Esto nos quita competitividad. Es un tema muy importante, estructural, que la Argentina tiene que encarar. No es solo la hidrovía, no es solo la línea troncal. El puerto de Buenos Aires también es un tema fundamental. No es una inversión imposible en los órdenes de magnitud que estamos pensando en Argentina. Son inversiones que han encarado Chile, Perú, puertos de la región. Nosotros también deberíamos encararlas.
¿Descentralizarlo y derivar carga a La Plata es una alternativa?
Somos un poco agnósticos en términos de cuál sería la solución. Cómo integrar el puerto de La Plata en esto, indudablemente es una variable. Hay que analizar el tema en su totalidad. Hay múltiples soluciones y análisis que ya se han hecho. Canal Magdalena, Canal Punta Indio, puerto satélite, ampliación, trasladarlo al Paraná Guazú… Hay montones de alternativas. Podemos mirar una carpeta con todos estos documentos, pero lo que hay que hacer es avanzar. Me parece que es un tema al que nos debemos, sin ninguna duda.
¿La falta de competitividad se traduce en la pérdida de mercados?
Se traslada en que vamos perdiendo espacio en el mundo. En 2010 teníamos casi el 0,54% de las exportaciones del mundo. Ahora estamos en el 0,25%. O sea, indudablemente no se trata de países a los cuales tocamos. Se trata de que nosotros tenemos menor participación en el comercio.
La pandemia impactó al mundo y el comercio exterior. ¿Qué cambios se registran actualmente?
Cuando hablamos del marco en el cual tenemos que operar, hay que tener en cuenta un factor. Nosotros estamos lejos y no somos confiables, Argentina no es confiable en diversas medidas. No es confiable, no lo es el valor de los bonos gubernamentales, que uno dice, se van a honrar o no los compromisos, la operatoria, en poder cumplir a tiempo, en poder embarcar. Y esto se siente en términos que el país que tiene que recibir esa mercadería compleja tiene que estar seguro de que lo va a recibir. El entorno que tenemos hoy es geopolíticamente complicado. Las crisis de la invasión de Rusia-Ucrania, el conflicto de Medio Oriente, el potencial conflicto en Asia-Pacífico. Muchos temas en donde el comercio trata de protegerse y se realiza entre países confiables, los que garantizan el abastecimiento sin problemas. El tema de seguridad pasa a tener un valor gigantesco, la seguridad de abastecimiento. Hemos visto también en términos de inversión extranjera directa, que sería algo que a la Argentina le falta muchísimo. Observamos que las inversiones están yendo a países que están geopolíticamente cercanos, más que a aquellos que lo están geográficamente.