El último viernes, el gobierno nacional resolvió postergar hasta el 15 de mayo la apertura de sobres de la licitación para la compra de 4 buques tipo OPV para la Prefectura Naval Argentina (PNA).
La decisión fue adoptada tras difundirse una serie de objeciones planteadas por especialistas, que advirtieron públicamente que la compra era ilegal y fraudulenta.
Una de las voces que se alzaron fue la del ingeniero Raúl Podetti, consultor naval, investigador y profesor de postgrado. El experto, que en los últimos años denunció casos de corrupción en las compras de barcos de defensa y seguridad por parte del Estado nacional, dialogó sobre el tema con Ser Industria.
La industria argentina
En sus primeros conceptos, el ingeniero destacó que a partir de la postergación de la licitación “tenemos una sobrevida de 60 días antes de que nos roben US$400 millones adicionales. De acuerdo a los analistas mundiales, somos uno de los países más corruptos del mundo en materia de compras para seguridad y defensa y ya es hora de terminar con este tipo de desviaciones”.
En el mismo sentido, repasó que “en los últimos 7 años, Argentina supera los US$1000 millones solamente en importaciones innecesarias y fraudulentas de barcos para el Estado que vinieron de Francia, Israel y España y fueron destinados a la Armada, Prefectura Naval y el INIDEP”.
“Estamos hablando de sencillos buques que podrían haberse construido en nuestro país en forma competitiva, dando cumplimiento a la Ley vigente y la lógica más básica. Sin lugar a dudas, con esos contratos la industria naval argentina sería pujante y hubiera septuplicado tanto la producción como la cantidad de trabajadores del sector”, agregó.
Además expresó su esperanza en que la suspensión “haya sido una reacción real del gobierno nacional y sirva para corregir definitivamente una serie de graves irregularidades que vienen reiterándose en sucesivas gestiones”.
Motivos
En cuanto a las razones que pusieron freno a la licitación, trascendieron algunas versiones inquietantes. La más fuerte, afirma que esta millonaria compra en dólares, promovida por la gestión de Alberto Fernández, horas antes de la apertura de ofertas provocó un fuerte malestar tanto en la Jefatura de Gabinete de Ministros y como en el círculo íntimo de Javier Milei.
Si bien Podetti no se expidió sobre esta especie, recordó que el 15 de diciembre de 2023 le envió una propuesta al recién asumido Presidente de la Nación. En ella no sólo se refirió a este gasto “desmedido e injustificado”, sino que le propuso un Plan de Desarrollo de la industria naval con trabajo argentino y sin inversión estatal, alineado con las políticas libertarias.
En ese sentido, propuso que se realice una licitación internacional para que “armadores, empresas mixtas argentinas y extranjeras, construyan aquí y operen todos los barcos que necesita el Estado por, al menos 20 años, usando la tripulación de la ARA, PNA o INIDEP, según el caso”.
Asimismo, promueve la concesión el astillero estatal Storni, que es “gigante, espléndido, pero está inactivo y sin personal, donde estos barcos se podrían hacer competitivamente“. Agregó que “el 50% sería de contenido nacional a través de un joint- venture de astilleros extranjeros y privados nacionales contratados por la empresa armadora/inversora. Esta empresa operaría la nueva flota cobrando un fee variable por día de barco operativo patrullando efectivamente en las 200 millas, corriendo con todos los gastos excepto la tripulación que sería militar”.
“De esta manera se bloquearía la posibilidad de continuar con la corrupción en la compra de barcos para la Armada y Prefectura y además habría mucho más presencia de patrullaje que se necesita y mucho”, añadió.
Derroche
El experto consideró que los cuatro buques que iban a licitarse para la PNA “constituían una importación sin sentido ya que hay cuatro barcos iguales de la Armada parados en Mar del Plata listos para navegar”.
Afirmó en el mismo orden que “debemos evitar que la gente sufra, porque estamos viviendo un fuerte ajuste. Hay que generar trabajo. Con los US$ 1000 millones que se derrocharon en importación de barcos fraudulenta en siete años se podría haber refundado una industria naval pujante y aún más competitiva”.
Tras admitir que es inevitable la importación de ciertos insumos para la construcción de estas unidades, aseguró que “los barcos deben hacerse en nuestro país y con obreros navales argentinos. Todos tenemos que preocuparnos por ser una nación que se desarrolle con el trabajo, importando lo que aún no se hace acá y velar para que se cumpla la ley”.
“Estamos frente a muchas oportunidades y hay que construir buques para defensa, seguridad, investigación y para el offshore que ya se viene. Es hora de avanzar, no podemos hacernos los distraídos”, concluyó.