El contador público nacional y socio gerente de “Di Gilio Hnos. e hijos”, Roque Di Gilio, aseguró que “cuesta muchísimo mantener una empresa en Argentina. Por otra parte, los países limítrofes, que eran dependientes de nosotros, ya no lo son y están creciendo cada vez más”.
El empresario estuvo en Ser Industria Radio, donde repasó la historia de la PyME familiar que se encuentra en el partido bonaerense de Ensenada. También analizó las dificultades que enfrenta el sector productivo en la pospandemia, los efectos de los juicios laborales y la presión impositiva.
Di Gilio, nació en Italia, pero llegó a estas tierras con apenas 11 meses. “Mi padre, corrido por la guerra y el hambre, había venido antes a la Argentina. Me trajo mi madre”, dijo. En otro pasaje de la entrevista, hizo un resumen de su reciente viaje a Paraguay. “Allí reciben a los empresarios argentinos con los brazos abiertos”, sostuvo.
¿Cómo nace Di Gilio hermanos?
Mi padre, un inmigrante que llegó a la Argentina corrido por la guerra y el hambre, era instrumentalista de aviación, trabajó en lo que eran los Talleres Regionales Quilmes, pero antes de eso, lo había hecho en las obras de las cloacas que se hicieron en Tolosa, partido de La Plata. En los Talleres empleaban a muchos polacos, rusos y demás europeos que vinieron en la postguerra, allí se vincularon con toda la tecnología relacionada a la aviación, que exige el 99,99% de seguridad. Mis hermanos también empezaran a trabajar en eso. Hacia 1972, nació la empresa.
¿Recordás a los primeros clientes?
Empezamos con las empresas de transporte de colectivos. Había 10 con talleres propios en La Plata, les hacíamos la reparación del instrumental. Después nos extendimos a Buenos Aires, Mar del Plata, Bahía Blanca… Siempre trabajamos para la parte pesada, ómnibus, camiones, remolques, el sector forestal…
¿Es difícil sostener una empresa en nuestro país?
Cuesta muchísimo mantenerla. Los países limítrofes, que eran dependientes de Argentina, ya no lo son. Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay, están creciendo cada vez más, tienen un gran desarrollo. Paraguay está ávido de que vaya gente a trabajar y llevar productos nuevos. Desde acá seguimos trabajando, siempre pensando crecer y con nuestros hijos, que aportan criterios nuevos.
¿Tienen dificultades para importar insumos?
Es nuestro principal problema. Estamos trayendo permanentemente tecnología. Hace 30 años, trajimos los primeros equipos de ABS para la parte pesada. Fabricamos acá todo lo posible, pero hay determinados insumos que debemos importar, porque podríamos hacerlos, pero no tenemos escala. Yo pensé que el bendito MERCOSUR, en cuyo marco me mudé a Brasil para trabajar allí, iba a crear un ámbito similar al Mercado Común Europeo, pero no fue así. Acá las barreras aduaneras, los impuestos de cada país, están. Nosotros estamos dependiendo de Brasil, casi permanentemente. En el contexto internacional, Europa envía todo ahí. Lo que es precio, matrices, pasa por Brasil. Tanto es así que Mercedes Benz no es más argentina, sino brasilera. Ya no es como antes, cuando la ingeniería de Mercedes Benz dependía de nosotros. Ahora es al revés, Brasil impone cual va a ser el nuevo desarrollo, la ingeniería…
Hace pocos días, fuiste con otros empresarios a Paraguay. ¿Qué te dejó el viaje?
Primero, que nos dijeran que amaban mucho el sistema argentino, porque les mandamos mucha tecnología que no tenían. Hay mucha apertura, tuvimos reuniones con diversos sectores, entre ellos el bancario, donde nos reciben con los brazos abiertos. También hablamos con las autoridades impositivas, que con mucha amabilidad nos explicaron el régimen vigente.
¿Cuál es tu impresión al respecto?
Nos explicaron el 3×10, que significa 10% de IVA, 10% de Bienes Personales y 10% vinculado al retiro de capital y un porcentaje más que tiene que ver con los aportes para los empleados. Además, están usando algo muy interesante, que es el régimen de Maquila, que muy ingeniosamente comenzaron los mexicanos. Es un régimen de inversión a través del cual se producen en Paraguay bienes y servicios de exportación con grandes beneficios para los inversores nacionales y extranjeros. Pero los productos no se pueden vender en el territorio, tienen que salir y después importarse porque es como una extrazona, similar a una Zona Franca. Esos beneficios son atractivos, reducen mucho el costo.
Justamente aquí se habla mucho de costos en el contexto inflacionario…
Si analizamos por qué están aumentando los costos, no es que la enfermedad de la pandemia los hizo aumentar, sino todos los componentes colaterales. Las empresas necesitan tener barbijos, alcohol, sanitizantes, pero el componente que más influye en los costos, tiene que ver con el empleado que debe pasar una semana en su casa con los gastos pagos. Y no sólo lo tenemos en Argentina, es el 8% anual al que está llegando Estados Unidos. Todos los países están en la misma situación. Si no logramos que, a través de la productividad, se vaya absorbiendo, ese costo va a seguir creciendo como un espiral.
Volvamos a Paraguay. ¿Te parece interesante invertir allí?
Paraguay es una asignatura pendiente. Estamos trabajando sobre un proyecto para traer los productos a Argentina, con ese beneficio impositivo. Hoy, si nosotros tenemos un millón de pesos en la estantería, ese valor no es del producto, tiene entre 500 y 650 mil pesos de componente tributario. Pero además están los anticipos. Nosotros pagamos impuesto a las ganancias, antes de tenerlo. También el impuesto por inflación que no se actualiza y nos perjudica.
¿Enfrentamos un panorama con muchas complicaciones?
Sí, pero por suerte en Argentina hay muchos genes emprendedores y si bien es importante la cantidad de negocios que se cerraron, están generándose nuevos. Y algo que se debe analizar es que, ante todas la crisis que tuvimos, no hay remates. ¿Por qué no hay remates? Porque en Argentina el problema lo tiene el Estado, no los particulares. De hecho, la deuda pública de los particulares es insignificante frente a la que tiene el Estado.
¿Las PyMEs no incorporan gente por temor a los juicios laborales?
Estuve de los dos lados del mostrador. Cuando me recibí de contador, hice varias pericias y la justicia casi no existe, es uno de los motivos por los cuales dejé de ese trabajo, siempre falla a favor de los sindicatos. Nosotros hemos tenido muy pocos juicios laborales, pero cualquier empresa que quiera cerrar sus puertas seguramente tiene que quebrar, porque no consigue pagar las indemnizaciones de acuerdo a las leyes vigentes. Lo más grave es que no es lo mismo un juicio laboral contra una automotriz que contra el taller de gomería que está acá a la vuelta. Sin embargo, ante una demanda, se aplica el mismo trato judicial.
¿La pandemia le dejó algo bueno a las empresas?
La pandemia nos trajo muchas cosas buenas. Por ejemplo, el movimiento financiero y bancario, han mejorado muchísimo. Pero lo malo es que no hay oficina que te atienda, es todo por mail y eso requiere de mucha espera para obtener una respuesta. Nosotros estamos armando una nueva planta y pedimos la conexión de luz el 23 de septiembre de 2021. Con un poco de suerte y por todo lo que estuve reclamando, quizás este mes hagan la instalación, cuando el servicio pasa por el frente, a 20 metros del lugar. Estoy hablando de una zona urbana. Lo que decíamos recién, en el caso de Brasil, Paraguay, te esperan con los brazos abiertos para darte soluciones y que empieces a producir.
Solemos chocar la contradicción de que hay mucha gente sin trabajo y empresas que no consiguen trabajadores. ¿Qué está pasando?
Es verdad que faltan trabajadores calificados, porque lamentablemente estamos en una situación muy mala de la educación. Además, creo que el personal se puede dividir por tercios, donde un grupo está con la camiseta puesta, trabaja y quiere aprender. Otro, no tiene muchas ambiciones y el restante espera un despido, porque ya tienen mentalmente previsto lo que les corresponde por indemnización. Esa es la realidad, no tenemos que engañarnos.
¿Será posible conseguir políticos que tomen las medidas adecuadas para evitar que los empresarios dejen de pensar en radicarse en otros países?
Ojalá eso suceda pronto, estoy seguro que a ningún empresario le gusta dejar el país. El problema es que todo se piensa en términos electorales, desde la inauguración de un pavimento. Mi esperanza es que los jóvenes tengan una nueva mirada de la política.