La bajante del Paraná es la más importante en nuestro país de los últimos 77 años y se prevé que afectará el abastecimiento, la calidad del agua potable, la navegación y operaciones de puerto, el ecosistema y la generación de energía hidroeléctrica.
El Instituto Nacional del Agua (INA) informó un incremento del 35% en el caudal del río Paraná, producto de las precipitaciones de los últimos días. A pesar de ello, prevalece la tendencia descendente de aguas en su curso en territorio argentino, el cual continuará predominando en los próximos tres meses.
Según los escenarios planteados por el INA, el pico inferior de la bajante se espera en el transcurso del mes de noviembre de 2021, donde los valores pueden ser inferiores a los registrados en 1944.
De todos modos, según pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), hasta el 13 de septiembre se prevén precipitaciones superiores a la normal climatológica en la cuenca media y baja del río Paraná, en tanto en la cuenca alta predominan condiciones en el orden de normales a inferiores a la normal.
La Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías indicó que tanto la bajante como la sequía configuran una situación de sostenimiento estable de las condiciones negativas, con afectaciones de la pesca artesanal y la ganadería por la carencia de forraje.
El Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), en concurso con la red GIRCyT y la Dirección Nacional de Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres del Ministerio de Seguridad, está trabajando en un Plan de Trabajo que incluye el diagnóstico y eventuales visitas de campo a zonas susceptibles de remoción en masa.
La Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación continúa desarrollando tareas con distintos organismos nacionales para afrontar, a través de diversas líneas de crédito internacional, las acciones de respuesta inmediata a afectaciones producidas por la bajante. Paralelamente, continúan las gestiones para acceder a una línea de crédito específica de U$ 100 millones a través del BID para eventos extensivos como el de la emergencia hídrica, que se ejecutaría a través del Fideicomiso que administra el Fondo Nacional de Emergencias (FONAE), instrumento financiero del SINAGIR.