San Juan y Oros, Misa Rumi, Lagunillas de Farallón, Paicone, Cusi Cusi, Casa Colorada y Ciénega cuentan con una serie de sistemas y artefactos que aprovechan la energía solar térmica y la fotovoltaica para satisfacer las necesidades de supervivencia.
Los parajes puneños San Juan y Oros, Misa Rumi, Lagunillas de Farallón, Paicone, Cusi Cusi, Casa Colorada y Ciénega, se consolidan como “pueblos solares” pues cuentan con una serie de sistemas y artefactos que aprovechan la energía solar térmica y la fotovoltaica para satisfacer las necesidades de supervivencia.
Estos pueblos situados en la Puna oeste jujeña utilizan cocinas solares, calefactores de ambientes, y calefones que convierten la luz del sol en calor, además de usar sistemas que aprovechan de la energía fotovoltaica para generación de electricidad.
La Fundación EcoAndina, que trabaja desde hace 27 años en la provincia en el desarrollo de soluciones sustentables, a través de la adaptación de tecnologías apropiadas, fue la encargada de promover el uso de energías renovables.
Según destacó Télam, desde la organización aseguraron que 14 establecimientos educativos hacen uso del sistema de calefacción por aire caliente; se instalaron 550 cocinas solares tanto para particulares como comunitarias y se crearon más de 800 calefones, que son de uso diario mayormente en la puna oeste de Jujuy, región ubicada entre los 3500 y 4200 metros de altitud.
En una entrevista brindada a Télam, Silvia Rojo, responsable de la Fundación EcoAndina, señaló que todo este desarrollo tecnológico térmico es jujeño, y destacó que los equipos son creados con materiales accesibles y al menor costo posible, asegurando que perduran en el tiempo lo máximo posible.
Además, Rojo hizo hincapié en que los productos son adecuados a la situación climática y ambiental de la puna jujeña por ser esta región uno de los seis lugares más expuestos a la radiación solar en el mundo.
“La medida de radiación que impacta en el territorio a nivel mundial es de 2200 kilowatt por metro cuadrado por año y en la región de la puna jujeña la medida asciende a 2700 kilowatt por año, por lo que la cantidad de sol en el lugar durante once meses existe un máximo de radiación solar que puede ser captada y usada”, indicó.
En un primer momento, según explicó la responsable de EcoAndina, los artefactos se instalaron en escuelas, comedores, centros de salud y comunitarios, donde la gente “los usaba de manera compartida y al ver los resultados los pobladores comenzaron a demandar los productos como cocinas y termotanques para su uso domiciliario”.
Los pobladores de la puna debían recorrer largos kilómetros para recolección de leña, recurso no renovable en la desértica puna, y acarrearla en la espalda hasta llegar al domicilio y de esta manera obtenían el fuego para cocinar y calentar el agua.
El uso de las cocinas solares llevó a los vecinos de cada zona demandar los diferentes artefactos y la elaboración de proyectos que pudieran conseguir la implementación sistemas para los pueblos solares.
“En los últimos cinco años empezamos a ser reconocidos por los gobiernos locales, nacionales e internacionales, como ejemplo en el mundo ya que no hay muchos lugares donde en un mismo sitio tengan un suplemento de energía térmica y voltaica. Es algo muy virtuoso por la forma de implementarlo y sostenerlo”, ponderó.
Por último, la activista ambiental, agregó: “Ese es un gran complemento en lugares aislados como los de la puna, por lo cual estos pueblos se convirtieron en pioneros en el uso de la energía solar integral, usando tanto la energía térmica como la fotovoltaica”.