En un contexto económico complejo, la posibilidad de obtener crédito en Argentina está experimentando cambios significativos. Según datos de la Central de Deudores del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y SIISA, la cantidad de personas con acceso a préstamos cayó del 56% en agosto de 2023 al 50% en el mismo mes de 2024. Sin embargo, el panorama no es del todo negativo: la morosidad también se redujo, alcanzando un 86% de cumplimiento en 2024, frente al 82% del año anterior.
Al respecto, Alberto Teszkiewicz, coordinador de Investigación y Desarrollo de SIISA, destacó el impacto de la tecnología. “En medio de una coyuntura desafiante, algunas entidades apuestan por la innovación para garantizar su rentabilidad y, al mismo tiempo, facilitar el acceso al crédito de sectores históricamente no bancarizados”, afirmó. Las herramientas digitales, como la automatización y la inteligencia artificial, permiten a las entidades mejorar la evaluación de riesgos y reducir la morosidad.
A pesar de la caída en la demanda, los montos promedio de los créditos se mantuvieron relativamente estables, con una baja del 2% ajustada por inflación. No obstante, el número de originaciones cayó un 7% y los importes otorgados un 8%, reflejando una estrategia conservadora frente a la incertidumbre económica.
Competencia creciente entre bancos y entidades no bancarias
Aunque los bancos mantienen la delantera con el 57% del mercado y el 85% de los montos otorgados, las entidades no bancarias están ganando terreno. Su participación en términos de usuarios creció un 17%, pasando del 18% en 2023 al 21% en 2024, impulsada por la adopción de tecnologías digitales que facilitan la experiencia del cliente.
Los bancos muestran una tasa de cumplimiento del 91% de los créditos y del 95% de los montos, mientras que las entidades no bancarias han mejorado del 72% al 80% en créditos al día y del 83% al 88% en montos otorgados.
Por su parte, los bancos experimentaron una leve baja en los montos promedio, pasando de $1,6 millones a $1,5 millones, mientras que las entidades no bancarias aumentaron sus montos promedio de $360.000 a $400.000, un crecimiento del 13%.
La digitalización sigue avanzando en América Latina, con una adopción del 23% anual según la CEPAL, aunque los desafíos persisten, especialmente en zonas rurales y sectores informales.
“Vivimos inmersos en un ecosistema orientado a reducir el uso de efectivo. Desde telecomunicaciones hasta redes sociales están creando entornos propios de pagos, créditos y microcréditos. Es crucial colocar al usuario en el centro, identificar puntos críticos y aplicar herramientas digitales que optimicen la experiencia”, concluyó Teszkiewicz.