La presidenta de la Unión Industrial de Salta (UIS), Paula Bibini, manifestó su preocupación por la suma de obstáculos que enfrentan las empresas del norte argentino. Entre ellas, identificó desde la imposibilidad de importar insumos o materias primas para la producción a las deficiencias logísticas que perjudican la productividad de la región.
Sostuvo, además, que la dirigencia política no aporta soluciones ni tiene en agenda el largo plazo, algo indispensable para el sector privado, que necesita planificar para que crezcan sus proyectos.
Bibini, que integra el Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), afirmó en Ser Industria Radio que conseguir financiamiento para tecnificar una línea de producción es imposible para un PyME, debido a las altas tasas. “Es casi inaccesible para las empresas calificar a un crédito”, dijo.
También señaló que no hay incentivos para exportar y que tampoco ve, de parte del Gobierno Nacional, un plan para enfrentar la crisis macroeconómica que vive el país. Pidió que el sector privado sea convocado y escuchado.
Algunos indicadores muestran que hubo un crecimiento en la actividad industrial. ¿Cómo fue el 2022 para la producción?
Fue un año complejo y difícil para el sector industrial. Si bien hemos tenido una reactivación económica, teniendo en cuenta los valores productivos de los años anteriores, se generó todo un crecimiento en un contexto inflacionario y hoy muy ralentizado respecto a lo que es también el abastecimiento de los insumos para el sector. Estamos hablando de insumos críticos para las líneas de producción, por lo cual seguimos con serias dificultades para conseguir las autorizaciones de aprobación y poder importar.
¿Esto puede poner en riesgo la producción o paralizar las empresas?
Hay un parate en algunos sectores productivos. Se han cambiado muchas líneas de producción y se han reprogramado muchos productos que estaban en el mercado y que no se van a terminar de colocar, justamente por el desabastecimiento que estamos teniendo. Algunas plantas en Salta, aprovechando el periodo estival y de vacaciones, están dando hasta tres semanas de cierre por el desabastecimiento de insumos críticos, que hasta la fecha no han obtenido autorización. La situación en particular y sobre todo en el norte del país, es muy compleja, critica en algunos sectores. Estamos gestionando a través de la UIS y de la UIA, una solución más rápida a todos estos problemas. En algunos sectores, como la producción de bananas en Salta, donde ha habido inversiones por más de US$ 15 millones, se ha dado la situación del abastecimiento de bolsas para madurar el producto que son netamente importadas. Todavía no han otorgado las autorizaciones para comprarlas, con la contradicción de que sí se autorizó la importación de bananas de Ecuador. Es una incongruencia respecto de la producción nacional y la contratación de mano de obra, sobre todo en el norte del país donde se ocupa un operario por cada hectárea de banana. En esta empresa son 520 empleados comprometidos en esa actividad. Por un lado, no habilitan el ingreso de un insumo crítico y por otro, abren la importación de un producto que se produce en Argentina a un dólar diferencial, que muchos productores llamaron aquí “dólar banana”, donde los importadores consiguen la liquidación de divisas a 30 días para poder importar esos productos. Hay una disociación respecto de lo que está pasando en lo que es la producción y la industria nacional, versus esta cuestión de importación y abastecimiento de insumos. Parece que el gobierno lo maneja por canales separados y no está prestando la especial atención a lo que necesita el industrial del norte.
¿Se destinan dólares a importar bananas y no para los insumos críticos que requieren los productores nacionales?
El reclamo es justamente ese. Por qué a algunos sectores de importación, que han logrado ciertos acuerdos en Precios Justos y demás, se le permite la ingresar determinados productos y otros, de producción nacional, no pueden comprar insumos críticos para la producción. Por estas cuestiones, se manifestó el descontento desde el sector agroindustrial de la provincia. Pero no solamente se está dando en este sector productivo, sino también en otras industrias donde las dificultades se vienen dando por insumos, por el abastecimiento de repuestos porque algunas líneas productivas que tienen componentes importados. Ya hay máquinas paradas porque no se consiguen los insumos. Estamos hablando de repuestos de US$ 3 mil, US$ 10 mil, cifras insignificantes para la economía de una empresa. Hay recomendaciones de no pedir cinco repuestos juntos, pedirlos por separados, pero el industrial del norte del país no siempre cuenta con una estructura para dedicarse a llenar formularios y detenerse en este tipo de cuestiones. La verdad es que nos dedicamos a producir y hacer que Argentina crezca o estamos en el día a día llenando formularios para que nos autoricen cuestiones básicas que se necesitan para trabajar.
¿El discurso del desarrollo industrial que presenta el gobierno, queda en un relato?
La reactivación económica y el desarrollo industrial viene en crecimiento, no en forma equilibrada para todos los sectores mirando la Argentina como un país federal. Se viene dando en relación a los dos años de pandemia anteriores, pero no hay un crecimiento sostenido o una puesta en marcha de planes de inversión genuinos que se vengan desarrollando en el norte del país. No me gusta hablar de palabras crudas que puedan llegar a ver con un relato y demás. Lo real es que no hay un verdadero equilibrio con lo que está sucediendo frente a las necesidades que tiene la industria para que podamos crecer.
¿Cómo se planifica con una inflación del 100% interanual, bonos, feriados que se ponen de un día para el otro?
Es imposible planificar en un país sin seguridad jurídica ni reglas claras. Sabíamos que 2022 sería un año difícil, complejo… Pero no imaginamos transitar un sin número de adversidades que son muy complicadas para un industrial PyME que no tiene la estructura para atender este sinfín de cuestiones que le lleva el día a día en la empresa, en un contexto con inflación de más de 100%, aumentos de salarios de un 107%, 110%, tarifas por arriba del 45% de aumento, manteniendo la presión tributaria que sabemos y viene desde años para los sectores productivos. Todo esto genera mucho desaliento, mucha desazón, respecto de lo que tiene que ver con mirar hacia adelante y decir qué se espera para este 2023. Siempre digo que el industrial argentino redobla el esfuerzo, se compromete, tiene un grupo humano por detrás que lo sostiene y lo acompaña. Eso hace que la industria nacional se sostenga más allá de las adversidades. Somos un país que permanentemente atraviesa crisis y creo que esta termina siendo muy profunda, porque no se ve un rumbo claro, ni un plan a largo plazo.
¿Esta situación afecta al momento de invertir para mejorar la productividad?
Actualmente, la dinámica de inversión está muy ralentizada, paralizada por la falta de financiamiento que existe a nivel nacional. Resulta casi inaccesible a las empresas calificar para acceder a los créditos y lo que realmente se genera en rentabilidad muchas veces es para la compra de insumos para tener al menos tres meses de stock y seguir produciendo. Los planes de inversión a largo plazo, lo que tiene que ver con la industria nacional, quedan para aquellos que tienen una espalda grande y pueden seguir reinvirtiendo fondos propios. Pero, para la mayoría de las PyMEs, donde se trabaja con un apalancamiento, con financiamiento a través de la banca pública o privada, hoy resulta inaccesible por las tasas disponibles. También por los montos a los que se puede acceder de acuerdo a la calificación, porque no son congruentes con una línea productiva o con una línea industrial que son las que necesitamos para modernizar o tecnificar. Generalmente, el empresario está pensando qué mejorar o qué puede incorporar en tecnología. Creo que en 2023 estará muy a la espera de ver qué escenario se vislumbra y que se aclare el panorama, para tener una planificación a largo plazo y que esa recuperación que uno va a necesitar de la inversión, pueda concretarse.
En abril de este año presentaron un plan de políticas fiscales diferenciales para reactivar a las provincias postergadas del norte. ¿Hubo algún avance?
No tuvimos avances respecto de esa presentación. De hecho, fue presentado dentro de la Asamblea de los Gobernadores del Norte Grande con quienes seguimos participando activamente en algunas de las siguientes reuniones que se fueron haciendo el año pasado. Pero se viene dando mucha agenda de temas políticos puntuales, lo que tiene que ver con el transporte, tarifa de colectivo, el gas. En la última reunión se planteó el restablecimiento del decreto 814, pero hoy no está en agenda en la política argentina comenzar a trabajar en el largo plazo. Es el reclamo que estamos haciendo a la dirigencia. Necesitamos planificación, organización. El norte argentino merece la oportunidad de poder ser competitivo, de poder colocar sus productos en un mercado nacional y muchas veces estas urgencias o la conflictividad que uno ve en la dirigencia política y en los diferentes partidos, saca de foco los temas importantes que Argentina necesita resolver.
¿Cómo afectan las deficiencias logísticas que tiene Argentina a la competitividad de las empresas del norte del país?
Afectan directamente en los costos de producción. Eso no permite la radicación de nuevas empresas, sobre todo en lugares donde estamos lejos del puerto. Se sigue trabajando en proyectos como el corredor bioceánico o el centro de transferencia de cargas de Güemes, pero hasta la fecha sin avances significativos que permitan revertir esta situación que viene con un reclamo histórico. Pasan los gobiernos, los años y las obras no se concretan. La pretensión que tenemos permanentemente, a través de estos encuentros y participación a nivel regional, es la de generar la articulación público- privada. Siempre está la dificultad de no poder ejecutarse en un periodo de gobierno. Tiene que haber un cambio legislativo importante, se debe trabajar en esta descentralización. Estamos viendo las grandes dificultades que existen por tener tanta infraestructura y concentración de personas solo en una zona del país. Además, vemos la pobreza y las dificultades que está atravesando el norte argentino. La falta de agua, de infraestructura, la carencia de cuestiones básicas para atender las necesidades de la gente, sumado a tener una salida al puerto o poder resolver de una vez por todas la infraestructura de la hidrovía para que sea una ruta de comercialización del norte argentino a los puertos de Rosario. También concluir el asfaltado de la ruta 51 y de las demás rutas que conectan a los puertos del Pacifico. Son asignaturas pendientes. Muchas de ellas avanzaron, pero no al ritmo que la sociedad y la Argentina necesitan. Tiene que haber más compromiso, más responsabilidad y ejecutarse en tiempo y forma de acuerdo a las necesidades que tenemos.
Las exportaciones de las economías regionales crecen en dólares, pero no en volúmenes. ¿Esto también sucede con la industria?
No hay relación respecto de la exportación de productos manufacturados con la de materias primas o productos sin valor agregado. Salta lidera el mercado de porotos y de las oleaginosas. Eso, obviamente, con un dólar preferencial, permitió un ingreso más importante de divisas. Pero en este contexto de restricciones o de ventanas, donde uno tiene un dólar preferencial solo por un corto plazo y después vuelve a una situación inicial, nada invita a una empresa a trabajar o aumentar sus exportaciones. Sobre todo, teniendo en cuenta esto que necesita Argentina, que tiene que ver con dar valor agregado en origen, generar mano de obra, no seguir exportando materias primas para que otros países sean los que le terminan dando un valor agregado. Hay que transformar la matriz productiva, dar confianza al exportador de que se puede comprometer a trabajar a largo plazo y tenemos que tener un dólar que sea realmente competitivo, no comprar insumos a un dólar paralelo y tener que exportar al oficial. Esa fórmula no le cierra a nadie. Hay cuestiones macroeconómicas que se tienen que resolver y que esperamos que justamente, a través de cambios políticos, puedan concretarse en 2023.
¿Cuáles son las expectativas para el año que iniciamos?
Queremos transitar un año con cuestiones concretas, con una planificación económica que nos permita pensar a largo plazo. Argentina atraviesa momentos difíciles desde el punto de vista social, productivo… En un contexto inflacionario donde falta la previsibilidad, pedimos a la dirigencia que volvamos a trabajar juntos, que escuchen más al sector privado, que nos inviten a participar en las mesas de gestión y de discusión, porque es la única manera de poder concretar ideas, así sean pocas pero buenas, para poder salir adelante. Esa es la expectativa para el 2023. Hay que entender que la sociedad en su conjunto merece una oportunidad. Podemos demostrar que somos buenos y que podemos hacer las cosas en equipo como en otros sectores, como puede ser el deporte. Ese tiene que ser nuestro gran desafío para el 2023.