Transcurridos poco más de cuatro meses de la asunción de Javier Milei como Presidente de la Nación, la industria enfrenta un escenario de recesión que amenaza con provocar el cierre de pequeñas y medianas empresas y la pérdida de empleos.

En ese marco, el presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA), Martín Rappallini, dialogó con Ser Industria Radio y expresó que la actividad registra una caída de entre 20 y 30%. Señaló además que los planes antiinflacionarios siempre son recesivos y que se esperan medidas que alienten el consumo.

Asimismo, expresó  su acuerdo con parte de las transformaciones que impulsa el gobierno y advirtió que el estado debe trabajar una agenda de competitividad. Para ello identificó varios ejes que incluyen la capacitación de los trabajadores, políticas de financiamiento para PyMEs, la modernización de  las leyes  laborales y la reducción de la carga impositiva. También consideró necesario que haya mejoras en rutas y puertos.

¿Cómo resumirías la actualidad de la industria bonaerense? 

Estamos pasando un momento difícil. Producto de un ajuste muy fuerte de la economía, casi todos los sectores están con una caída de entre 20 y 30%. Es el efecto de la devaluación del 100% que se produjo en diciembre. En general, después de estas devaluaciones, como fue en el 2001 o el 2014, hay una caída muy fuerte en los meses que siguen y todo el sector industrial lo está sufriendo. Estamos esperando que pase el efecto de esta devaluación. Hablamos con el Gobierno, para ver cómo hacemos que vuelva a girar la rueda, el consumo y la actividad.

¿Al Gobierno le preocupa, ven una perspectiva de cambio? 

Nos han manifestado que estamos en medio de un plan antiinflacionario que, como siempre, es recesivo. Entendemos que esto genera mucho dolor en el sector productivo, porque hay muchas empresas que han empezado a suspender o despedir porque la caída ha sido muy fuerte. Estamos hablando y reclamando medidas activas que alienten el consumo, que empiecen a renovar el crédito que había en otro momento o que empiece a existir, el financiamiento por lo menos de 12 cuotas para el consumo. La idea es que muchos sectores empiecen a dinamizar, porque, reitero, el impacto fue muy fuerte. 

¿Cómo impacta el aumento de los servicios energéticos? 

También es fuerte, sobre todo para el sector industrial. Llegamos a diciembre, con una situación muy compleja, ya estaba prácticamente cortado el crédito en el exterior para nosotros, con nuestros proveedores. Un Banco Central carente de reservas, el dólar atrasado, la inflación con una escalada importante y ya con una caída de la actividad. Esta devaluación se supone que tiende a reordenar todas las variables. Esperamos que una vez que estén ordenadas, como ha sucedido en el pasado, empiece a reactivarse la economía. Nos preocupa que el aumento de los servicios  impacte en los costos. 

¿Las medidas tomadas permitieron regularizar las importaciones? 

Por lo menos hubo una normalización en muchas industrias, sobre todo lo que es insumos. Igualmente, siguen en niveles bajos. El año pasado, producto de la brecha cambiaria, la importación promedio fue de US$ 7.000 millones. Ahora estamos en torno a US$  3.500 y 4.000 millones, casi el 50%. Estamos en un contexto de ajuste y recesión muy importante. Se espera que empecemos a trabajar con una mirada de futuro de baja inflación. 

¿Nuestra industria está en condiciones de competir con otras si se liberan totalmente las importaciones?

Ese es el corazón del debate en la Argentina. Lo primero que hay que decir es que el sector industrial es transable, compite con el mundo en precio y en calidad. Digo esto porque a veces se plantea tener una economía cerrada, extremadamente protegida. En el sector industrial, es muy difícil cerrar la economía y cargarla de costos, impuestos…es lo que ha pasado los últimos 20 años. El gran problema es que a veces pretendemos creer que un modelo industrial es solamente generar consumo y cerrar la economía. Se pueden cargar costos, con leyes laborales antiguas, falta de financiamiento, problemas energéticos, falta de capacitación, suba de impuestos… En algún punto se puede funcionar como PyME o empresa mediana en un contexto como este, pero no es sustentable en el tiempo. Tenemos que mirar los  modelos industriales exitosos.

¿Por ejemplo?

Brasil ha trabajado en mejorar la productividad y competitividad de sus industrias. Un modelo cerrado, sostenido solamente a través del consumo y la emisión monetaria, en algún momento colapsa. Lo que estamos pasando ahora es muy duro, pero en cierta manera tenemos que ir hacia un modelo en el que  la industria argentina sea competitiva, porque si no, es imposible que sea sustentable. Es el trabajo que hizo Brasil. Hace 20 años comenzó ordenando la macroeconomía, generando un Banco de Desarrollo para que la industria acceda a créditos a bajo costo. En los últimos años crearon un sistema de capacitación laboral para 100 millones de personas, una ley que baja los impuestos a las PyMEs, una legislación de trabajo que ya tiene 5 años y realmente ha modificado toda la forma de relacionamiento… En el último año hubo también una baja de impuestos en todos los niveles del Estado. Si no trabajamos esa agenda de competitividad, no vamos a tener un sistema o una industria sustentable. Desgraciadamente, somos el resultado de un montón de inconsistencias y obstáculos que hacen que no tengamos los niveles de competitividad que quisiéramos. 

Se necesita una transformación fuerte…

Sucede que cuando se habla de los precios de la economía, se dice que os de la industria son altos. Pero en estos precios están los impuestos municipales, provinciales y nacionales; los problemas sindicales, los costos de transporte… Toda esa asimetría, las inconsistencias, en las cadenas comerciales, se trasladan a los precios. Es lo que realmente tenemos que entender y trabajar para transformar nuestro sector, para que pueda adaptarse al mundo. Hoy tiene dificultades, pero no es por culpa de la industria que está mejorando todos los días, sino por un sistema económico que hace que no podamos ser competitivos. 

¿Qué rol debe desempeñar el Estado? 

Su rol es fundamental. Primero, bajando el costo impositivo, porque se traslada a los precios. Por ejemplo, en Argentina los autos son caros, pero el 70% del precio que pagamos es por impuestos, hay una presión fiscal altísima.  Segundo, el ordenamiento macroeconómico. En Argentina el sistema financiero es un 8% del PBI, de todo lo que producimos en los bancos está depositado el 8%. En Brasil o Chile, están en torno al 100 y 120%. Hay mucha más disponibilidad de créditos cuando uno tiene baja inflación y una macro ordenada. También es importante lo relacionado a la nueva legislación laboral, para que no exista la industria del juicio, haya una forma de contratación, de acuerdo a las nuevas tecnologías, sin pérdida de derechos. Sí o sí tenemos que generar confianza en el empresario que tiene que emplear. El Estado también debe crear centros de capacitación, preparar más gente para trabajar en las industrias. Estos 4 elementos son las bases para construir un modelo de desarrollo y no quiero olvidarme de la infraestructura, rutas, puertos… Otros países se focalizaron en esa inversión para bajar los costos de sus productos. Los puertos brasileños son modelos que a mí me gustan ver, donde el costo es la mitad que en los puertos argentinos. Hay mucho para aprender y trabajar en esta agenda para mejorar la competitividad y la productividad. Es el camino para construir un sistema industrial sustentable en el tiempo. 

¿Hay conciencia en todos los sectores? La CGT  convocó a un nuevo paro y en el Congreso el Presidente tiene pocos legisladores que lo respaldan. 

Entiendo que la CGT quiera reclamar, estamos en democracia. Hace muchos años que venimos hablando de la modernización laboral y todos, off the record, reconocían que el sistema no funciona más, pero nadie hizo nada. Ahora, cuando hay una legislación que va a transformar, no quieren o se quejan. Las fuerzas políticas tradicionales, fallaron fuertemente en la negociación y en la forma de encontrar políticas para que los sectores productivos se desarrollen. Vuelvo a Brasil. En algún momento Lula y Enrique Cardoso, por el 2003, hicieron un acuerdo muy importante que permitió las transformaciones que lograron que Brasil crezca como creció. Nosotros hace 20 años que estamos en la grieta, no llegamos a acuerdos básicos… Después vino alguien fuera de la política que quiere hacer todas las transformaciones de un momento a otro. Ese es el camino que hoy se está planteando en la Argentina, 

¿Están de acuerdo con los cambios que propone el gobierno?

Hay mucho movimiento político, pero nosotros estamos de acuerdo con muchas de las transformaciones que quiere hacer el gobierno. Por ejemplo, la actualización laboral. Porque estamos cansados de ver PyMEs que se bloquean o se cierran. O que tienen muchos problemas porque la legislación no se actualizó y ni hablar de la industria del juicio, que puede quebrar una PyME. Esas cosas no existen en el mundo. Otro tema es el sistema impositivo. Muy pocos países exportan impuestos como nosotros. Vendemos productos que tienen impuestos en su estructura de costos, cuando en el mundo hay reembolsos permanentes a la exportación, beneficios, fomento. Acá es totalmente al revés. Me hubiera gustado que los partidos tradicionales se hubieran sentado, dialogado y encontrado los caminos necesarios para que el país se desarrollara. No se hizo. Ahora estamos viendo un montón de propuestas del gobierno que votó el 56% y hay muchas que acompañamos. En otras por ahí, no estamos tan de acuerdo y las seguiremos discutiendo. La realidad es que el país tenía que hacer un cambio, creo que es un acuerdo general en todos los sectores políticos. Por el camino que veníamos, no teníamos destino.