La Bolsa de Cereales hizo el Lanzamiento de la Campaña Fina 2025/26 presentando las primeras estimaciones para trigo y cebada para el próximo ciclo. Con un clima que se presenta favorable para la siembra, y con una ecuación económica que permite mantener los planteos tecnológicos promedios, se espera que el área sembrada de trigo alcance los 6,7 millones de hectáreas, con una producción estimada en 20,5 millones de toneladas.
Por otra parte, la superficie destinada a la cebada se ubica en 1,3 millones de hectáreas, con una producción proyectada de 5,1 millones de toneladas.
La presentación comenzó con un análisis del contexto internacional, realizado desde la Fundación INAI, por Maximiliano Moreno. El especialista destacó que dicha situación se encuentra actualmente caracterizada por una fuerte incertidumbre y volatilidad, lo cual está llamado a impactar en los flujos de comercio y las cadenas globales de valor.

Las tensiones derivadas de las subas de aranceles deberían ajustarse en la medida que avancen positivamente los acuerdos entre Estados Unidos y otros países, durante la ventana de negociación abierta por 90 días. La gran incertidumbre es cómo evolucionará la escalada de aranceles entre China y EEUU, tema que ha adquirido la centralidad esperada a partir de que el país del norte fue acotando y enfocando el campo de aplicación de sus sanciones comerciales.
De escalar, este conflicto tiene el potencial de generar importantes desvíos de comercio en el sector agroindustrial, particularmente si se tiene en cuenta que EEUU es uno de los principales exportadores mundiales y China uno de los principales importadores.

Seguidamente, Ramiro Costa, Gerente de Estudios Económicos de la entidad indicó que las últimas campañas globales fueron muy buenas a nivel productivo, incluyendo el trigo, aunque los stocks mundiales de este cereal se encuentran en mínimos de los últimos 10 años.
Esta situación podría profundizarse en 2025/26, ya que se espera que el consumo vuelva a superar a la producción, reduciendo aún más los niveles de stocks. Mientras tanto, algunos de los principales exportadores proyectan caídas en sus volúmenes exportables.
En contraste, Brasil, el mayor comprador de trigo argentino, anticipa una buena cosecha local, lo que podría limitar su necesidad de importar en la próxima campaña.

Luego se refirió al escenario climático, indicando que las precipitaciones registradas en los últimos meses fueron abundantes sobre toda el área agrícola, y permitieron recomponer el agua disponible en el suelo. Frente a este escenario, el contexto climático se muestra favorable para encarar la siembra de la fina.
En cuanto al contexto local, señaló que la campaña fina 2025/26 se perfila con condiciones económicas más favorables para el productor. En relación a los precios, el trigo cotiza levemente por encima del año pasado (+3%), aunque aún se ubica un 5% por debajo del promedio de las últimas cinco campañas. Sin embargo, la baja en los costos mejora la relación insumo-producto y permite proyectar una leve mejora en la rentabilidad. Este escenario sería aún más favorable si se mantuviera la reducción en los derechos de exportación del 12% al 9%. Además, se proyecta un uso de tecnología al menos igual, e incluso algo superior, al de la campaña pasada, lo que refuerza las perspectivas productivas positivas.
Una década sin crecimiento
Durante la presentación, se destacó que, en los últimos diez años, Argentina ha mantenido un nivel de exportaciones de trigo relativamente estable, con un promedio de 10 millones de toneladas anuales, mientras que otros países exportadores continúan ampliando su participación.
Esta dinámica ha llevado a una pérdida gradual de participación en el comercio mundial. De cara al futuro, se espera un crecimiento moderado en las exportaciones argentinas, aunque fuertemente condicionado por la competencia de otros orígenes. Este escenario expone la necesidad de profundizar cambios que mejoren la competitividad del país.
En los últimos meses se han observado avances importantes en materia de estabilidad macroeconómica y desregulaciones que permitieron ganar eficiencia y reducir costos. Ese camino, favorable, debe continuar para consolidar el salto que el agro argentino está en condiciones de dar.
Finalmente, al presentar las cifras de aporte económico de ambas cadenas, Costa, destacó que el valor agregado de las cadenas de trigo y cebada se estima en 4.723 millones de dólares, lo que representa un incremento del 31% respecto a la campaña anterior.

Este aumento se puede atribuir, en parte, a la expansión de la superficie cultivada y del volumen producido, así como al efecto positivo de la relación entre los precios del trigo y sus costos de producción. Adicionalmente, se proyecta que las exportaciones de estos cereales experimenten una mejora del 15%, alcanzando un valor de 4.225 millones de dólares.
Medidas positivas
El cierre del evento estuvo a cargo de José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales, quien calificó positivamente algunas medidas recientes del gobierno argentino como la salida del cepo, la unificación cambiaria y la desburocratización.
En ese sentido, consideró que son pasos hacia adelante para la normalización del país y su capacidad para competir con otros países de la región. No obstante, señaló que “aún quedan muchas cosas por hacer”, especialmente en todo lo relacionado a la carga tributaria y la necesidad de incentivar la inversión y la producción para lograr un desarrollo sostenible.