El transporte de carga en Argentina abarca múltiples modos, incluyendo carretera, ferrocarril, aéreo y marítimo. Por sus características principales, como ser la extensa red vial y el costo inicial de su infraestructura, el transporte por carretera registra una amplia preferencia dentro del país.
Su capacidad de adaptación y flexibilidad para la gestión de diferentes cargas, la posibilidad de complementarse de manera efectiva con otros medios de transporte, como el marítimo y fluvial, así como la limitación o inexistencia de otros medios en distintas zonas del territorio, hacen que el transporte sobre ruedas sea el responsable del 90% de las cargas que se mueven en el país.
Logística y crecimiento
Como concepto general, el desarrollo logístico está estrechamente vinculado al crecimiento económico de las regiones, facilitando el comercio interno y externo y por ende, su progreso.
En los últimos años, la evolución de la logística argentina estuvo influenciada por factores económicos, tecnológicos y políticos.
Las inversiones en infraestructura durante las dos últimas décadas se desarrollaron sucesivamente a través de distintos gobiernos, con proyectos de construcción y mantenimiento de rutas nacionales, provinciales y autopistas que favorecieron la conectividad territorial.
Por ejemplo, los ensanchamientos de la ruta Nacional 40 o la construcción de la ruta Nacional 19.
Sin embargo, actualmente, la desaceleración de la obra pública, junto con la caída general de la construcción en más del 35% interanual (Fuente ISAC) que afecta los proyectos de Participación Publico-Privadas (PPP), puede ser un punto a considerar en el mediano plazo, ya que los corredores de alta y mediana circulación podrían comenzar a deteriorarse.
Eficiencia y sustentabilidad en el transporte terrestre
Otro punto de relevancia es la flota de vehículos, como un elemento esencial para el transporte. Por eso su modernización resulta vital, por ejemplo, incorporando vehículos más eficientes bajo normativas Euro6 y con sistemas de tratamiento de gases de escape para mejorar los niveles de emisiones.
También, en los últimos 5 años, surgieron unidades de gran y mediano porte impulsadas por GNC que ayudan a reducir el impacto de emisiones de CO2. Claro está que, para esto, hay dos factores vinculantes: distancia y peso transportado; cuanto mayor sean, mejor rendimiento. Finalmente y en menor escala, la incorporación de vehículos eléctricos, especialmente “vans”.
Párrafo aparte para los últimos dos ejemplos, su escalabilidad depende directamente de redes y puntos de carga; con poco desarrollo hoy en día. Si se quiere una red sustentable, es de vital importancia hacer foco en este aspecto, mediante inversiones en infraestructura de carga, tanto en los polos de consumo como en los principales corredores.
Y, desde luego, alinear los esfuerzos en materia de sustentabilidad con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible enmarcada por la Asamblea General de la ONU.
El impulso de las innovaciones tecnológicas
La tecnología ha jugado también un rol principal, particularmente con el desarrollo de sistemas de gestión de flotas o TMS – Transport Management System – utilizando telemetría y GPS para diseñar rutas óptimas y conocer en tiempo real la ubicación de unidades. Sumado a esto, desarrollos de software de carga han contribuido a una mayor eficiencia en la cadena de suministro.
Claramente, para estos desarrollos es necesario que también evolucione, tanto en tamaño como en pretensiones, el mismo mercado. La migración paulatina al e-commerce en un principio, y el salto abrupto durante el COVID-19 a esta modalidad de compra, generó la necesidad de adaptar y flexibilizar el transporte de gran porte, así como también la gestión de almacenes, orientando las estructuras para respuestas rápidas a cambios en las condiciones de marcado y apuntando principalmente a la satisfacción del cliente final.
Infraestructura, seguridad vial y competitividad
Los desafíos para el sector logístico son de peso. Ya mencioné las condiciones de infraestructura y su mantenimiento en los principales corredores; ¿si esto no se realiza, que nos espera para rutas secundarias, terciarias o para los caminos rurales? Esenciales estos últimos para la industria láctea, por ejemplo, en los accesos a los tambos.
La seguridad vial es un aspecto de relevancia por su marcada tasa de siniestralidad, donde casi 20 personas mueren por día en accidentes viales, la mitad de los cuales ocurren en rutas nacionales. Índices elevados comparado con otros países.
Desde la década del 90, la Argentina no registra descenso en estas tasas, sino que las mantiene, siendo que el 9% del total de las mismas están relacionadas con los malos estados de las calles y rutas.
El mantenimiento de rutas y su señalización es esencial para reducir estos valores. Seguido a esto, el alarmante dato de que casi el 20% de los conductores utilizan el celular durante la conducción, multiplica por cuatro las chances de accidente.
El principal desafío del sector está arraigado en la competitividad, fuertemente vinculado con los costos operativos. La mano de obra y el combustible representan aproximadamente el 60% del costo del transporte. Por otro lado, la mano de obra, por sí sola, supera el 50% del total del costo de las operaciones dentro de los depósitos.
Trabajar en políticas macroeconómicas que estabilicen las aceleraciones de estos costos, permitirá la competitividad del sector, su continua expansión, su adaptación y por consiguiente, su desarrollo, fomentando el círculo virtuoso de crecimiento de polos industriales y del consumo.