La llegada de Javier Milei al gobierno argentino ha roto la inercia de un ciclo en el que se pedían grandes cambios, pero nadie los implementaba. Esto trae consigo tanto aciertos como desafíos. A su vez, muchas de las medidas adoptadas generan modificaciones significativas en las áreas administrativas del sector privado.
Un ejemplo es la Ley 27.743 de Transparencia Fiscal al Consumidor, que estableció que, a partir del 1 de enero, las empresas de todo el país deben detallar en sus facturas el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y otros gravámenes nacionales indirectos.
Para muchas compañías, cumplir con la nueva normativa fue un gran desafío. Mientras algunas operaban con sistemas que no podían actualizarse, otras lograron adaptarse de manera eficiente y en tiempo récord gracias a Facturante, un software de facturación electrónica que utilizan desde tiendas online hasta comercios físicos, ya sean grandes empresas o monotributistas.
Se trata de una solución en la nube que integra los principales canales de venta, medios de cobro y sistemas de gestión, automatizando la emisión, legalización y distribución de facturas electrónicas. Además, permite realizar marketing directo e inteligencia comercial, facilitando la gestión y optimización del negocio. Por estás características la startup pudo responder rápidamente a la nueva reglamentación
“Tuvimos la ventaja de que nuestro core business es precisamente este. Contamos con un equipo de 25 personas en tecnología que mejoran constantemente el producto y en este caso, dedicaron parte de su tiempo a implementar las modificaciones requeridas. Fue un desafío porque el cambio fue muy grande y hubo muy poco tiempo para adaptarnos”, explicó Lorena Comino, CEO de Facturante a serindustria.com.ar.
Desde Mar del Plata, recordó que tuvieron menos de 15 días para desarrollar el software, analizar su impacto en otros módulos y realizar pruebas. “Con clientes en producción, cualquier error sería un desastre. A pesar de que nos dedicamos exclusivamente a esto, fue un gran desafío”, afirmó. El 31 de diciembre de 2024, su equipo trabajó contra reloj para implementar los cambios, que debían activarse el 1 de enero.
Uno de los mayores retos para cualquier software y empresa hoy es la velocidad con la que el nuevo gobierno introduce modificaciones normativas, alterando estructuras que se mantuvieron estables durante años. Muchos sistemas no están preparados para adaptarse a estos ajustes de forma rápida y recurrente.
“En nuestro caso, al ser un software as a service (SaaS), basado en suscripción mensual y alojado en la nube, la información y el uso están centralizados en un solo lugar. Esto permite que cualquier cambio estructural, como ARCA o la transparencia fiscal, se aplique directamente en el sistema central y se refleje automáticamente en todas las empresas sin necesidad de instalar actualizaciones o modificar dispositivos”, indicó Comino.
Asimismo, destacó que “es un buen momento para evaluar este tipo de soluciones, ya que existen sistemas de gestión, CRM (Customer Relationship Management) y ventas que pueden ayudar a las PyMEs a optimizar costos y evitar complicaciones innecesarias”. Si una empresa usa un software desactualizado y su programador ya no está disponible, ese sistema puede quedar fuera de la ley, obligándola a cambiarlo con urgencia. Por eso, “en lugar de adaptarse a las apuradas, conviene aprovechar la oportunidad para migrar a un software que gestione automáticamente los cambios sin afectar el flujo de trabajo”, aseguró.
El ecosistema emprendedor
Como integrante de Endeavor, Comino está en permanente contacto con nuevos proyectos y es una voz autorizada para analizar el presente del ecosistema emprendedor en un contexto de incertidumbre y cambios acelerados.
“Oportunidades siempre hay. Los emprendedores estamos en constante búsqueda de nuevas posibilidades y somos muy flexibles a los cambios. Muchos están pivotando sus negocios e incorporando inteligencia artificial, ya sea como herramienta, valor agregado o solución. Es un sector que sigue generando muchísimo”, señaló Comino.
Sin embargo, advierte que el escenario de inversiones y adquisiciones está prácticamente paralizado. “Hoy las startups deben administrar cuidadosamente su caja y ser muy conscientes de sus gastos, porque no hay inversión. Esto limita el crecimiento acelerado, pero al mismo tiempo impulsa un modelo más sólido: el bootstrapping. Es decir, utilizar recursos propios para crecer, sin depender de capital externo. Es un proceso más lento, pero más sostenible en el tiempo”, dijo.
Este cambio de paradigma no es casual. Según Comino, en el pasado se abusó del modelo de inversión, destinando capital a proyectos que ni siquiera contaban con un producto mínimo viable (MVP). “Hubo años de ‘dulce’, donde se invertía en presentaciones de PowerPoint sin una validación real del mercado. Muchas compañías quemaron fondos y no llegaron a nada. Ahora el enfoque es diferente: se busca invertir en startups que ya tengan un MVP probado y validado en el mercado”, sostuvo.
A pesar de la falta de liquidez, algunos sectores aún logran captar interés. “Las áreas que están recibiendo inversión son principalmente biotech, salud mental con inteligencia artificial y recursos humanos, especialmente en detección de talentos. En cambio, el auge de las fintech ya pasó. Siguen operando, pero sin tanto flujo de inversión”, detalló.
Si bien la falta de inversión es una tendencia global, en nuestro país la situación es aún más crítica. “En Argentina directamente no hay inversión, debido al riesgo adicional que implica operar aquí. A nivel mundial, hay mercados más avanzados, pero en líneas generales, el modelo de inversión está cambiando”, afirmó.
Uno de los sectores que sigue en crecimiento es el de la salud mental. “Es un problema prioritario a nivel global, identificado claramente desde la pandemia. Por eso, muchas soluciones están apuntando a ese ámbito”, concluyó Comino.