El doctor en ingeniería nuclear, Germán Guido Lavalle, habló sobre el ataque a la central de Zaporiyia, en Ucrania, por parte de las fuerzas rusas. Precisó cuáles hubieran sido las consecuencias si el proyectil impactaba en uno de los reactores.
En diálogo con Ser Industria Radio, el experto brindó detalles del funcionamiento de los reactores y los cuidados que demandan para que no se produzca una tragedia. En ese sentido explicó las diferencias con la explosión de una bomba nuclear.
Además, el titular de Candoit, desde donde brinda servicios de consultoría para el sector energético y petrolero, repasó los proyectos de energía nuclear que se están en marcha en Argentina.
¿Qué reacción tuviste al ver las llamas en la central nuclear más grande de Europa?
Primero, pensé que es una locura y es muy peligroso que haya un conflicto en un país que tiene 15 reactores nucleares distribuidos en cuatro sitios. Zaporiyia está en el sur de Ucrania, cerca de la península de Crimea que está en poder de la Federación Rusa desde 2014. El jueves pasado, al impactar un proyectil sobre un edificio de esa Central, todo el mundo estuvo en alerta. Por suerte, el impacto fue sobre un edificio auxiliar, un edificio de capacitación, que está a unos 500 metros de los reactores y no tuvo mayores consecuencias. La seguridad nuclear no se vio comprometida, pero apenas esos 500 metros.
Se especula que el ataque fue una advertencia…
Efectivamente, la interpretación es esa. El aviso es “no pongan resistencia, puedo tirar proyectiles al reactor nuclear, así que mejor déjennos entrar y hagamos las cosas de manera ‘pacífica’”. Se interpreta como un mensaje para que depongan la resistencia los ucranianos. Recordemos que el día anterior había civiles rodeando la Central para evitar que fuera tomada por las fuerzas rusas, que desde el viernes la controlan, aunque es operada por trabajadores ucranianos.
¿Es verdad que, de explotar, podría desaparecer a buena parte de Europa?
Esa es, a todas luces, una exageración que lanzan los ucranianos empezando por su presidente. Primero, distingamos lo que pueda hacer una liberación al ambiente de un reactor dañado cómo fue el caso de Chernobyl, una explosión atómica. Si uno impacta un misil contra un rector nuclear no tiene una bomba atómica. Se destruye al reactor y la radioactividad se libera al ambiente. Alguien hablaba de 10 veces el impacto de Chernobyl y también es una exageración. En este sitio hay seis reactores y en Chernobyl había cuatro, así que en todo caso es un 50% más de material.
De todos modos, se generó pánico entre los europeos…
Sí. Tengo gente que me llama, que vive a 2000 kilómetros del lugar y a esa distancia está absolutamente a salvo. Pongámoslo en términos razonables. El reactor de Chernobyl, que fue un accidente tremendo, estuve en el año 2000, genera una zona de exclusión de 10 kilómetros. Eso estuvo ardiendo durante varios días, liberando su radioactividad al ambiente. El sector que quedó inhabilitado es de 10 kilómetros. A 2000 kilómetros, no hay mayor riesgo.
¿Qué pasa si una planta de esas características deja de recibir energía?
Un reactor nuclear tiene que seguir siendo refrigerado aún después de apagado. Quizás el ejemplo para eso, es lo que ocurrió en Fukushima, donde se cortaron las líneas de alimentación eléctrica, se apagaron los reactores, desaparecieron los motores diésel por efecto del Tsunami. Todas las maneras de generar energía eléctrica desaparecieron. Un reactor tiene básicamente tres formas de alimentarse para mantenerse refrigerado: con la generación propia, tomando energía eléctrica de la misma línea de alta tensión a la cual entrega y con motores diésel u otro tipo de generación auxiliar. Los reportes indican que el día del ataque, uno solo de los seis reactores estaba operando y al 50% de su capacidad. Todos los expertos interpretamos que eso se debe a que ese reactor estaba funcionando para entregar energía a los otros cinco, para estar seguros que si la línea de alta tensión que está en el reactor se cortaba, lo cual por suerte no ocurrió, aún podía mantenerse refrigerado con la generación propia.
¿Esa refrigeración se destina a las piscinas donde se guardan las barras de combustible gastado?
Va a esas piscinas y al reactor mismo. En el reactor hay algunas toneladas de material combustible, uranio, cuando se apaga eso, no se apaga por completo sino que sigue generando un 5% aproximadamente de la energía que genera cuando está en operación. Es como mantener el motor regulando. Esa energía que libera va bajando, pero muy lentamente en el tiempo. Eso ocurre dentro del mismo reactor. Los combustibles gastados, es decir el uranio que se saca porque ya se consumió buena parte de él, se lleva a piletas que suelen estar en algún sitio ahí mismo, dentro de la Central, pero fuera de los reactores. El combustible gastado también libera calor, mucho menos por supuesto y disminuye a medida que va pasando el tiempo. Pero a esas piscinas también hay que mantenerlas refrigeradas.
A partir de Hiroshima y Nagasaki la energía atómica está asociada al temor y al miedo, nadie quiere pasar cerca de una Central…
Efectivamente es una fuente de energía extremadamente potente, en muy poca masa se puede liberar mucha energía. El mundo consume cada vez más energía y que la energía nuclear pueda darla, es por cierto muy bueno. Tiene otra ventaja importante y es que no genera gases de efecto invernadero, ante los problemas que estamos teniendo con el cambio climático. Por su puesto tiene sus contras, los residuos nucleares, los peligros de radiación y demás. Pero efectivamente tiene un uso fundamental que es la generación de energía eléctrica. La energía nuclear y las radiaciones tienen otro uso pacífico importante, en medicina, tratamiento de materiales, alimentos y demás.
¿Cómo estamos en Argentina?
Aquí podemos verlo cabalmente. Están los reactores que generan energía eléctrica y los que generan radioisótopos. En el uso medicinal, nuestro país es líder mundial. INVAP diseña y construye esos reactores y los ha vendido a los principales países del mundo. El principio de funcionamiento, la fusión nuclear, es la misma pero el uso es distinto a los reactores de potencia. Por eso hay un uso pacífico en medicina, en la generación de energía y en otros por el estilo y otro bélico que conocemos y tiene un efecto potencialmente devastador. Las bombas que se hacen hoy tienen hasta mil veces más potencia que la que destruyó una ciudad como Hiroshima.
¿Qué proyectos están en marcha?
Actualmente, en el sector nuclear hay un proyecto significativo en marcha, que es la construcción del reactor Carem de diseño e ingeniería argentina. En Atucha hay dos reactores en operaciones, el Atucha 1 y el Atucha 2. El 1 desde hace 40 años, está entregando energía eléctrica que todos consumimos y el 2, desde hace aproximadamente siete años, entrega al sistema interconectado argentino. Hay otro reactor en Embalse. El mes pasado el gobierno y las autoridades del sector nuclear anunciaron que va a comprarse un reactor a China, el modelo se llama Hualong One. Es el reactor que los chinos están queriendo exportar al mundo. Ese sería el principal proyecto vigente en la Argentina en los próximos años por lo que implica la construcción, que tiene una inversión de US$ 8 mil millones. Específicamente desde lo nuclear, no estoy orgulloso de que compremos el reactor a los chinos. Mi orgullo sería que la inteligencia argentina genere sus propios reactores, no que los compre. No hay ningún problema con los chinos, lo mismo diría de los americanos o los franceses.