Cierre los ojos por un instante e imagínese que en este país rige el sistema único de salud. No hay obras sociales ni prepagas y ahora todo el mundo accede a esas clínicas donde se atiende sólo una parte de la población.
Es fácil imaginarlo, si puede…
En el país reinará una igualdad que seguramente como siempre ha sido, nivelará para abajo.
La medicina argentina logró un nivel de excelencia no por el esfuerzo del Estado (que puede haber tenido injerencia en la educación) sino por el trabajo de una serie de profesionales que pusieron no sólo inteligencia, sino una notable inversión en formación médica y tecnología que no siempre fue retribuida en tiempo y forma, especialmente en la última década.
Veamos un tema en particular, la cirugía de cataratas es el más frecuente acto quirúrgico que se realiza en el mundo solo superado por los tratamientos odontológicos (después de todo tenemos 2 ojos y 32 dientes).
La OMS establece que deben operarse 3.218 cirugías cada millón de habitantes. En 2014 Argentina había superado este guarismo. Hoy se operan más de 140.000 cataratas al año. De estas operaciones, sólo el 10% es operada en hospitales públicos. La enorme mayoría se opera en instituciones del ámbito de la medicina privada. Imagínese que pasaría si mañana rige un sistema único bajo la tutoría del Estado. Quizás todo siga igual pero lo más probable es que comience un atraso significativo en los turnos de espera (como ocurre en sistemas socializados como Canadá ,Inglaterra y Cuba , donde la espera para operarse demanda años ,sí años ). Las personas mayores que no ven bien son proclives a tener más accidentes, circunstancia que conlleva más morbilidad, como fractura de cabeza de fémur, fisuras de húmero, hematomas subdurales etc.
Veamos qué pasa con otra de las cirugías más frecuentes que se realizan en nuestro ámbito, la cirugía refractiva, es decir la corrección quirúrgica de ametropías (léase miopía, astigmatismo, hipermetropía y presbicia). Probablemente se realicen más de cien mil cirugías al año. Es decir que cada año esas cien mil personas dejan de usar anteojos o lentes de contacto y mejoran su calidad de vida. Imagínese poder ver el cielo sin gafas…
Lamento informarles que en el ámbito público no hay ningún láser necesario para corregir estos defectos ópticos. Ninguno. Estos láseres son aparatos sofisticados, caros y que requieren una fuerte inversión para su mantenimiento que se hace con técnicos extranjeros y costos en dólares o euros. Imagínese si esa erogación está en manos de burócratas…
Obviamente que para que estas cirugías sean exitosas (tanto las de catarata como las refractivas) se requiere material especial y equipos sofisticados que no se hacen en el país. En los hospitales estatales hay muy pocos autorefractometros , topógrafos, IOL Master, etc, etc, etc.
Alguno podrá decir que todo esto es una sofisticación que no es esencial a la salud pública , etc, etc. Tema debatible porque en pleno Siglo XXI buscamos la calidad de vida y la prevención .
Vamos a comentar otra técnica quirúrgica, la vitrectomía, cirugía para arreglar los desprendimientos de retina, sean regmatógenos (por agujeros en la retina) o traccionales, como los que sufren los diabéticos. Tema no menor, estamos evitando la ceguera de una de las patologías que hostiga al mundo como la diabetes. La diabetes compromete a casi el 8% de la población. La mitad de ellos no sabe que es diabético. Imagínese que pasaría si nos desentendemos de este grupo…
Para resolver el desprendimiento – que conduce irremediablemente a la ceguera – se necesita un vitreotomo (que vale como un automóvil de lujo y requiere por parte del cirujano un entrenamiento exhaustivo y una habilidad técnica muy especial). La vitrectomia es una de las cirugías más complejas de la medicina. Si bien no existen datos fehacientes, se calcula que en el país se hacen más de 20.000 vitrectomías al año. Una vez más, el 80% de las mismas se hacen en el ámbito privado porque el Estado no tiene la infraestructura para sostener la aparatología, los insumos para atender toda esta infraestructura.. De no contar con este medio, la incidencia de ceguera aumentaría y cada ciego, además de la frustración individual y del conflicto familiar, tiene un alto costo social. Cada ciego le cuesta al erario público en EEUU más de 20.000 dólares al año. En Argentina si bien no hay números, un discapacitado recibe una pensión anual de unos 350.000 pesos, a lo que debemos agregar el costo por atenderse en hospitales públicos y otras erogaciones. Curiosamente lo que se paga por una vitrectomía es la mitad de lo que sale mantener a un discapacitado visual en un año… Imagínese.
Y como la catarata, la cirugía refractiva y la vitrectomía, hay otras patologías como el glaucoma, y los trasplantes de córnea lamelares en que el sector público no cuenta con la tecnología suficiente para prestar la mejor atención médica a la gran mayoría de la población.
Por estas razones es muy bueno que hagan el ejercicio de imaginar que no existe el paraíso y arriba nuestro solo está el cielo pero que el infierno si puede existir y lo hacemos nosotros cuando se toman decisiones sin tomar en cuenta todos los factores.
Por Dr. Omar López Mato.