En diciembre de 2011, dejando atrás un largo período de desavenencias, los principales referentes del sector industrial naval decidieron unir fuerzas. Nacía así la Mesa Nacional de Concertación para la Industria Naval, integrada por su ocho entidades más representativas: Asociación Argentina de Ingeniería Naval (AAIN), Asociación Bonaerense de la Industria Naval (ABIN), Consejo Profesional de Ingeniería Naval (CPIN), Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), Sindicato de Obreros Navales y Servicios Industriales de la República Argentina (SAONSINRA), Talleres Dársena Norte (Tandanor), Universidad de Buenos Aires (UBA) y Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
Seis meses después, un ingeniero naval, Horacio Tettamanti, llegaba a la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación.
El pasado viernes, en la histórica Fragata Sarmiento, se realizó el acto por el Día de la Industria Naval Argentina, con la presencia de Tettamanti y la totalidad de integrantes de la Mesa de Concertación. Todo un símbolo de continuidad en las políticas y estrategias del sector.
Demostramos que la industria naval argentina y toda su cadena de valor pueden y quieren más, que la unión alcanzada en este espacio de debates y consensos, que a algunos mucho les molesta, nos beneficia a todos porque en esta Argentina y con esta industria naval hay posibilidades reales de desarrollo para todos, sin exclusiones, dijo Miguel Angel Sánchez, coordinador de la Mesa de Concertación.
Capital y trabajo
Otro hito para destacar, fue el acuerdo entre capital y trabajo que dio origen a la firma Abadía del Mar. El Sindicado de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) liderado por Omar Suárez, y el presidente de Abbey Sea, Ricardo Gastón Cazou crearon un andamiaje que concretará el sueño de ver buques construidos en la Argentina, que serán tripulados por argentinos y portarán el pabellón nacional. Sus pedidos de construcción ocupan las tres gradas del Astillero Río Santiago y le garantizan trabajo hasta el año 2025.
Desde noviembre pasado, rige la resolución 1108/2013 de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación. La norma establece que las cargas de exportación, que salen de puertos argentinos, solo podrán ser transbordadas en otras terminales nacionales o de miembros del Mercosur con los que mantiene acuerdos de transporte marítimo. Esto significa que Uruguay queda afuera. Con el nuevo escenario, numerosos puertos argentinos ya comenzaron a recibir carga de transbordo, situación que potenciará a la industria naval nacional. A esto se suma la Resolución 600/14 por la cual se autoriza el llamado a licitación del Canal Magdalena. La propuesta, también originada en la Subsecretaria de Puertos y Vías Navegables, que conduce Tettamanti, propone un nuevo trazado más hacia el sur que sustituiría al canal Punta Indio, que hoy comparte el país con Uruguay, y que une a los puertos de Montevideo y Buenos Aires. El presupuesto asignado a esta licitación es de $2.500 millones.
En un futuro inmediato, la frutilla del postre deberá ser la sanción de la Ley sobre el Régimen de Promoción de la Industria Naval y la Marina Mercante. El texto, que emanó de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación con el consenso de la Mesa Nacional de la Industria Naval Argentina, actualmente tiene tratamiento parlamentario.
Espero que el próximo año, cuando celebremos un nuevo aniversario, podamos decir que ya contamos con esta herramienta fundamental para el desarrollo del sector, señaló el diputado nacional Gastón Harispe, uno de los impulsores de la iniciativa.
Cuando se derogó la Ley de Marina Mercante en 1992, según datos del sector sindical, la industria naval empleaba unos 30.000 trabajadores. Hoy, la cantidad de mano de obra empleada es de tan solo 7.000 trabajadores navales. Es de esperar que el nuevo marco normativo y las numerosas contracciones en curso ayuden a revertir esta tendencia.