En los últimos meses, las mediciones oficiales y privadas registran mes a mes un paulatino pero sostenido descenso de la actividad industrial. La caída de reservas del Banco Central, las trabas para importar insumos, la reciente devaluación, la inflación, las altas tasas y la brecha cambiaria, son algunos de los motivos. En este contexto hace pocos días se dio a conocer el acceso de Argentina a los BRICS.
La lista no termina ahí. También afectan la presión impositiva y los aumentos de servicios logísticos. Todo ello conduce a un sendero de incertidumbre que dificulta la posibilidad de fijar precios, generar rentabilidad y mantener el empleo y a eso se suman la caída del salario y la necesidad de reabrir el diálogo paritario para evitar una mayor caída del consumo.
Al respecto, Ser Industria Radio dialogó con el economista Dante Sica, economista y ex ministro de la Producción durante el último tramo de la presidencia de Mauricio Macri. El especialista expresó que, a pesar de estas contrariedades, confía en la resilencia del sector empresarial y que el próximo gobierno debe generar un escenario de confianza y lanzar de inmediato un programa de estabilización, crecimiento y desarrollo.
La industria enfrenta un horizonte recesivo. ¿Pensás que se puede revertir algo en los meses que le quedan al gobierno?
No. Creo que la situación de la industria va a estar afectada, hasta fin de año, por varios factores. Primero, por el proceso de alta inflación que todos los días trastoca el trabajo de las empresas, genera incertidumbre con respecto a los costos, negociaciones paritarias continuas… Cuando entrás en un proceso y en una fricción en ese sentido, complica mucho la determinación de costos, poder formar precios, etc. La segunda cuestión es el tema de las restricciones cuantitativas que sufrís por el lado de las importaciones. Ya sea para aquellos productos finales, que la industria necesita para completar su vidriera o los insumos. Hoy hay una restricción muy fuerte. Acaban de suspender todos los pagos de importaciones. La deuda comercial de las empresas ha aumentado. Las grandes tienen quizás más defensa, pero las empresas chicas están perdiendo proveedores porque ya hay muchos problemas para la provisión. Ya el valor de la reputación de la empresa ni siquiera ya sirve para que te puedan financiar importaciones, que son de 180, 360 días, así que hay una cuestión. Y el tercer elemento que va de la mano del primero, es la pérdida de ingresos reales. Esto es muy fuerte y está haciendo que en los últimos tres meses estamos viendo un nivel, no sólo de estancamiento, sino de caída de la actividad. Por lo tanto, de acá fin de año, no hay nada, ninguna razón que estemos viendo en términos de lo que puede hacer el gobierno para, de alguna manera, subsanar esta situación.
Después de la elección de octubre, se especula con una nueva devaluación que podría determinar el cierre de empresas. ¿Tendrían chance de recuperarse ante un cambio de gobierno?
El empresario argentino es muy resiliente. Ha pasado varias recesiones, pasó todo el encierro de la pandemia. Estos últimos dos años, algunos aprovecharon el tipo de cambio subsidiado para equiparse. Personalmente, confío mucho en la resiliencia del sector empresarial. Están en condiciones patrimoniales mejores, tienen poco nivel de deuda, eso se debe a que están manejando todo el efectivo. Acá, claramente, no es un problema de devaluar. Si el próximo gobierno, después del 10 de diciembre no instala un programa donde empiece a haber cierto nivel de certidumbre, a normalizar el funcionamiento de la economía que permita a las empresas planificar a mediano plazo, que las negociaciones salariales se puedan hacer una vez por año y después se trabaje en un marco de nivel cooperativo, obviamente que va a haber muchos problemas. Como todo, el problema no es solo las empresas que cierran, sino las que no nacen. En todo el mundo anualmente hay cierres o caídas, pero también una tasa de natalidad muy alta. En Argentina, por los problemas de las regulaciones, la falta de un mercado de crédito que sea dinámico y sepa prestar al sector privado y todas las restricciones laborales, tenemos caída de empresas cuando hay crisis. Lo que no tenemos es una tasa de natalidad suficientemente robusta para poder reemplazarlas.
El ingreso a los BRICS, ¿puede favorecer a la industria y las exportaciones argentinas?
La anexión a los BRICS no tiene impacto económico, en términos de que no estamos entrando a una zona con un acuerdo comercial. No implica ningún acuerdo comercial de aranceles, de nada. Solamente es un posicionamiento político. Lo inoportuno es que lo hizo un gobierno que se está yendo en cuatro meses y quiere condicionar la política exterior futura, con la entrada a los BRICS, cuando el mundo está rediscutiendo las alianzas geopolíticas. No me parece oportuno el momento para pertenecer o por lo menos decidir que Argentina integre un grupo donde están países como Irán, donde hay muchas autocracias que no respetan los derechos humanos, un país como Rusia que está invadiendo a Ucrania. No hubo una discusión a nivel legislativo con la oposición, para ver realmente la necesidad de ingresar. El gobierno se tendría que haber preocupado más que por ingresar a los BRICS, a haber cerrado el acuerdo con la Unión Europea. Eso sí nos iba a dar una mejora en términos de posicionamiento de nuestras empresas.
En poco más de tres meses estará asumiendo un nuevo gobierno. ¿Cuáles deberían ser las primeras medidas para recuperar la industria y la producción?
La industria necesita que se normalice la economía. Tiene que haber un programa de estabilización, crecimiento y desarrollo. Eso implica dar señales a todo nuestro aparato productivo y en especial a la actividad industrial. En este sector tenemos un capital social tan importante que hemos logrado construir en los últimos más de 60, 70 años que merece certidumbre. Hay que darle una economía normalizada, acceso al crédito, la posibilidad de poder emplear trabajadores para mejorar la productividad con normas que se adecuen a las necesidades de las PyMEs. Se debe pensar en eso prioritariamente.