Desde la asunción de Javier Milei, Argentina ha experimentado profundos cambios en su política de comercio exterior. Con el objetivo de desregular la economía, el gobierno eliminó numerosas trabas burocráticas y restricciones principalmente a la importación. Esto ha generado interrogantes sobre el impacto en la industria local y en la balanza comercial.
En diálogo con Ser Industria Radio, Delia Flores, empresaria logística, fundadora del Grupo Empresarial de Mujeres Argentinas (GEMA) y especialista en comercio exterior, analizó los efectos de estas reformas.
“Con todas las medidas implementadas a lo largo de 2024, esperamos un año de mayor actividad en comercio internacional, tanto en importaciones como en exportaciones. Se han eliminado trabas burocráticas, trámites duplicados e intervenciones innecesarias. La cantidad de cambios ha sido innumerable”, afirmó la presidenta de la Cámara Libreña de Empresarios del Transporte Automotor de Cargas y Afines (CALIBRE).
Las cifras respaldan esta percepción. En enero, las exportaciones de PyMEs crecieron un 22% interanual. Sin embargo, el país también enfrenta un aumento en las importaciones, que podría alcanzar un aumento del 40% a partir de junio en comparación al año pasado. “Venimos de años de restricciones al comercio exterior. Es lógico que se produzca este salto, pero aún mantenemos superávit comercial. No veo la situación como alarmante“, explicó y remarcó que “la apertura comercial es positiva, pero hay que monitorear su impacto”.
Si bien Argentina mantiene superávit comercial, este se ha reducido drásticamente: en enero alcanzó los US$ 142 millones, frente a los US$ 1666 millones de diciembre. ¿Existe riesgo de que el país entre en déficit?
“El gobierno monitorea la macroeconomía y busca equilibrio en las divisas. Han eliminado trabas a las exportaciones y según mi percepción, no perderemos el superávit. Puede disminuir, pero no quedar en contra nuestra”, sostuvo Flores.
El sector energético juega un papel clave en esta ecuación. “El crecimiento de las exportaciones está impulsado por la energía, los alimentos y otros rubros como autopartes. Sin embargo, es vital monitorear la eliminación de restricciones a las importaciones, ya que muchas empresas necesitan insumos y maquinaria para producir más”, agregó.
Impacto de la apertura importadora
La flexibilización de las importaciones ha permitido un notable incremento en la llegada de productos terminados y paquetería. “Se han simplificado los envíos a través de courier, lo que ha aumentado el comercio de repuestos y productos adquiridos en plataformas internacionales“, detalló la especialista. Este auge ha sido tal que incluso se proyecta un edificio exclusivo en Ezeiza para gestionar estos envíos.
Sin embargo, la apertura genera tensiones en la industria local. “Estamos caros. Viajo constantemente y veo que en países como Brasil, Uruguay, Chile y en Europa los precios son más bajos. En Argentina, la inflación ha generado un desfasaje y es lógico que la gente busque comprar afuera después de tantas restricciones”, afirmó.
Para evitar daños a la producción nacional, considera clave la eliminar el cepo cambiario y monitorear el impacto de las importaciones y la evolución de los precios internos. “Es un proceso que debe regularse para que el consumidor tenga opciones competitivas sin afectar la industria nacional“, explicó.
El Presidente Milei prometió reducir la cantidad de impuestos a solo diez, pero enfrenta la complejidad de una estructura fiscal, a la que se le suma tributos provinciales y tasas municipales. “Hay mucho por hacer. Venimos de décadas de medidas que agravaban los problemas. Esto es como desactivar una bomba: hay que medir cada paso para encontrar equilibrio“, consideró Flores.
Uno de los debates centrales es la posibilidad de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, lo que podría generar tensiones con el MERCOSUR. “No creo que implique romper con el bloque sudamericano. A veces las noticias alarman, pero hay que ver en qué sectores se planteará el acuerdo”, señaló.
Brasil es el principal socio comercial de Argentina, seguido por China y Estados Unidos. “Es imposible borrar de un plumazo lo construido en el MERCOSUR. Muchas industrias se han instalado en base a estos acuerdos y no pueden eliminarse de la noche a la mañana“, indicó.
En cuanto a la posibilidad de que Brasil se sume a un acuerdo con Estados Unidos, Flores destacó el factor ideológico. “El actual gobierno brasileño no lo haría, pero las elecciones podrían cambiar el escenario. Nada es definitivo“, observó.
Asimismo, señaló que el gobierno argentino debe reactivar el mercado interno. “El consumo estuvo muy frenado en 2023. Ahora hay indicios de mejora, con más ventas en supermercados, pero hay que monitorear el impacto de cada medida para evitar desajustes y lograr un mayor movimiento económico“, concluyó la especialista en comercio internacional.